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La defensa de la República

Durante la intervención francesa y el imperio de Maximiliano, el gobierno republicano se mantuvo vigente, pese a los constantes cambios de sede que sufrió debido a la persecución de las tropas franco-mexicanas y los problemas internos del grupo republicano.

En agosto de 1865, el gobierno de Juárez se trasladó del estado de chihuahua a paso del norte, (actualmente Ciudad Juárez), no perdiendo el contacto con su representante en Washington , para afianzar el apoyo de Estados Unidos en defensa de la República, pero este cambió significó para los imperialistas, una huida por parte de Juárez, así al enterarse, Maximiliano expidió un decreto, el 3 de octubre de 1865, que dictaba pena de muerte a todo aquel que formara grupos armados o apoyara a Juárez .

Durante la estancia del gobierno republicano en paso del norte, se cumplió el término presidencial de Juárez, lo que llevo a transferir el poder a Jesus Gonzales Ortega (Jefe de la Suprema Corte de Justicia) pero Juárez no consideró favorable el hecho, por lo que emitió una prorroga a su mandato y destituyó a Gonzales Ortega

Al terminar la guerra de secesión, Estados Unidos pudo buscar una solución al problema que representaba un imperio vecino, apoyado por Europa. El cual se agravaba con la intención de Francia, sobre colonizar sonora. A principios de 1866 Napoleón III, ante la negativa de Estados Unidos, intentó conseguir que Estados Unidos reconociera a Maximiliano prometiendo a cambio el retiro de sus tropas del territorio mexicano. Pero Estados Unidos contestó que no bastaba con retirar a las tropas si no que debían dejar de intervenir en México y de imponer a ese país instituciones políticas incompatibles con el gobierno republicano que ahí existía.

Fin del segundo Imperio

Alentados por la noticia de que Napoleón retiraría sus tropas, los republicanos empezaron a obtener importantes victorias sobre el ejército invasor. A mediados de 1866 los continuos avances del ejército republicano, la amenaza del retiro de las tropas europeas y la crítica situación económica determinaron la decisión de Maximiliano de abdicar el trono.

Con apoyo en la ley del 27 de enero de 1862, que consideraba a todo al que atentara contra la independencia de México, Juárez dispuso que Maximiliano y sus dos generales fueran juzgados de acuerdo con dicha ley. A pesar de las presiones y peticiones de indulto en favor del príncipe de Habsburgo, Juárez se mantuvo firme en la decisión de aplicar la ley.

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