Sistemas De Señalización En El Niño

Hay una gran gama de recursos de señalización que disponen los niños en distintas edades; la cual es muy variada (llantos, sonrisa, balbuceó, cerrar los ojos, volver la cabeza, arrullo), el niño desde pequeño inicia su interacción social con el mundo exterior a través de los objetos o estímulos sociales a los cuales el niño presta especial atención.

El llanto y la sonrisa ilustran bien la cualidad espontánea que caracteriza a una parte tan amplia de la conducta social temprana. Muestran que el niño mismo puede iniciar interacciones sociales, y que estos recursos señalizadores pueden ser utilizados para regular la estimulación que se precisa y que puede obtenerse de las demás personas.

En las primeras semanas, el llanto y la sonrisa sirven como señal sólo en el sentido de que casi invariablemente moverán a los demás a reaccionar ante ellas. La comprensión de que estas respuestas tienen efectos bastante predecibles sobre los demás sólo llega con el tiempo, y dependerá de las oportunidades de aprendizaje que el niño encuentre en su medio social concreto.

También el aprendizaje tiene que ver en los cambios que pueden darse en los tipos de estímulos a los que el niño responde sonriendo o llorando.

El balbuceo y el arrullo son ciertamente otras señales de “acércarte”, pero parece haber, además, recursos por los que los niños pueden terminar la interacción: recursos como volver la cabeza, cerrar los ojos e incluso quedarse dormidos. Un estudio detallado de las secuencias de interacción madre-hijo debería permitir identificar tales mecanismos, especificar las condiciones en las que ponen en juego y determinar su papel en la relación que se desarrolla entre ambos

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