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Surrealismo


Enviado por   •  17 de Marzo de 2014  •  1.854 Palabras (8 Páginas)  •  241 Visitas

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El surgimiento del surrealismo

Guillaume Apollinaire

La palabra surrealismo tiene su origen en 1917, con el escritor Guillaume Apollinaire, aunque el término sólo adquiere el sentido atribuido hoy, más tarde, en 1924, en el Manifiesto del Surrealismo, inaugurado por André Breton y su amigo Philippe Soupault.

Inicialmente, el surrealismo funciona más como una expedición literaria, puesto que no había un programa surrealista para las artes visuales hasta que Breton escribe Surrealismo y pintura, en 1925. Tampoco había cualquier espacio de exposiciones específicamente vinculadas al grupo antes de la inauguración de la Galería Surrealista, en 1926.

Breton nombra surrealismo a su necesidad de fijar imágenes visuales, preexistentes o no, de manera a exteriorizarlas en un lenguaje novedoso que se ciñe a una apertura para un nuevo mundo, del inconsciente. Hay, a partir de entonces, una comunicación con un mundo que abre espacio a lo desorientado, con el objeto de orientar la consciencia a través del inconsciente.

Es el surrealismo una apertura a lo maravilloso. Sus escritores lo comprenden como un acceso a los espacios no visitados por la razón y lo abordan como una especie de flujo de consciencia o escritura automática, cuyo origen está en la locura, insomnio, alucinación, niñez y, sobre todo, en los sueños. Es en el sueño que nuestras defensas disminuyen y, por lo tanto, que se amplía el espacio al inconsciente.

Los artistas plásticos se dirigen a Breton un poco más tarde y son los años 20 una sucesión de encuentros, publicaciones y estrenos. Hay una considerable producción en las artes plásticas, a través de cuadros, esculturas y fotografías con énfasis en el surrealismo.

En 1929 surge la primera publicación surrealista de Salvador Dalí, en A revolución Surrealista. La década de 30 se caracteriza, por lo tanto, como la década del objeto surreal. El surrealismo desafía lo que está impuesto por la lógica normativa del quehacer literario y funciona como un rumbo a un camino mental de múltiples posibilidades, en el cual lo real e imaginado, pasado y futuro, comunicable o incomunicable, vida y muerte no tienen semánticas antagónicas, sino que confluyen en un plan perfectamente posible, aunque novedoso.

El surrealismo garantiza una obsesión por lo irracional, espontáneo y esa tendencia se mantiene en el Segundo Manifiesto del Surrealismo, en 1930. La naturaleza humana se revela como disturbio de la mente que atañe a su auge inconsciente, por el cual las imágenes ganan forma y se vuelven esencia de realidad, como alucinaciones visuales y auditivas.

La escritura automática libera las palabras de su sentido convencional y son factores como la apariencia y la sonoridad los que determinan la elección y secuencia de las mismas. Los artistas surrealistas se distancian del uso denotativo o descriptivo de las palabras. Las formas son ambiguas y podrían referirse a varias cosas de una vez.

El programa surrealista consistía, por tanto, en transformar la vida en poesía y operar así una revolución decisiva en los espíritus, en las costumbres y en la vida social. El objetivo era hacer poética la vida y la sociedad.

El surrealismo: ¿Al servicio de la revolución?

André Breton

Todorov (1970) afirma que no es papel del arte facilitar la comprensión de su sentido, sino crear formas particulares, individuales de comprender su objeto. Funciona como una destrucción del automatismo receptivo que se limita al reconocimiento, no a la creación de un sentido nuevo a la obra.

Es, así, el surrealismo el que promueve una revolución en el arte de la década de 20 cuando permite un acceso al corazón de las cosas, a una profundidad de otredad oculta por lo rutinario, de manera a ir mucho allá de lo que está inmanente.

Una vez que el lenguaje es consagración, acceso, es el surrealismo que da el paso, el rumbo al hombre perdido en su molesta adaptabilidad a lo previsible. El surrealismo es el lenguaje que busca el comienzo, la manera de encontrar el origen del futuro. Integrar al hombre con su origen, con su materia es su objetivo, para encontrar la transgresión, el salto.

El surrealismo se aleja del aburrimiento literario y se identifica con la magia de lo irracional. El lenguaje suscita pasión e idea, puesto que los conceptos brillan, innovan, y los sentimientos son su vigor. Es un lenguaje pasional de pensamiento vivo y original. Hay una innovación de teorías y una profundización en las que inspiran.

Son los sentimientos los que convocan el pensamiento y les concede nitidez. Hay un sensualismo de lenguaje, que se desarrolla con firmeza y elegancia. Y el quehacer poético no es previsible, sino que evoluciona para dar lugar a las más variadas combinaciones.

El arte surge, así, de una concepción mágica del universo y de una noción sagrada del lenguaje, perfiladas con lucidez y belleza. El surrealismo sirve a la evolución porque es un movimiento que desafía y transciende el proceso de petrificación humana, ocasionada por la invariabilidad de los sistemas.

El mecanicismo de lo cotidiano presenta un dogmatismo uniforme que no combina con la evolución surrealista. El surrealismo es el encuentro del amor, la libertad y la poesía. La luz está en estos caminos. Y seduce a los poetas y escritores por su potencia innovadora.

El surrealismo es una agresión declarada en contra de lo rutinario y cotidiano, mientras supone un incentivo constante al desvarío. Es la unidad de los contrarios, destructora de la lógica, que supera el principio de la identidad.

Se trata de una poesía que retira al lector privilegiado de esta vida y lo invita a un salto a lo inhóspito. Hay una liberación imaginativa del lenguaje, un abandono de lo que se considere alienación, lo que posibilita una originalidad inalterable.

El juego del doble surrealista en Julio Cortázar y Salvador Dalí

Julio Cortázar

Mientras el discurso realista se propone a volver conocido lo

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