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TP Henry Ford

24 de Septiembre de 2014

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Escuela clásica de administración científica

El término escuelas se refiere a distintas corrientes de pensamiento sobre administración, cada una de las cuales reúne a pensadores y administradores que muestran fuertes coincidencias en su interpretación de las organizaciones y, aunque no hubiese contacto personal entre ellos, en una misma escuela se puede incluir a personas que hayan actuado de forma totalmente autónoma respecto de sus integrantes pero con coincidencias en el modo de analizar las organizaciones.

La Administración Científica es considerada dentro de la teoría de las organizaciones, como el primer intento formal de sistematizar los conocimientos en el área de la administración. En este intento se busca que la administración adopte el papel de ciencia, es decir, se busca la generación de una serie de principios y leyes que rijan el comportamiento de los administradores dentro de las organizaciones.

La escuela de la administración científica se desarrolló en los Estados Unidos y fue originada por el ingeniero Frederick W. Taylor (1859 – 1915) quién introdujo el estudio de tiempos y movimientos para sistematizar la administración y reducir el costo de la manufactura. Aunque su sistema provocó resentimientos y oposición entre los trabajadores, cuando fue llevada a extremos, tuvo un inmenso efecto sobre el desarrollo de la tecnología de producción en masa e influyó en el desarrollo de prácticamente toda la industria moderna.

Contexto de la escuela clásica de administración científica

Los orígenes del enfoque clásico de la administración remontan a las consecuencias generadas por la revolución industrial. En primer lugar, el crecimiento acelerado y desorganizado de las empresas, que ocasionó una complejidad creciente en su administración exigió un enfoque científico purificado que sustituyese el empirismo y la improvisación hasta entonces dominante. Con la empresa de dimensiones más amplias surgen las condiciones iniciales de planeamiento a largo plazo de la producción, reduciendo la inestabilidad y la improvisación.

En segundo lugar, existía la necesidad de aumentar la eficiencia y la competencia de las organizaciones en el sentido de obtener el mejor rendimiento posible de sus recursos y hacer frente a la competencia que se incrementaba entre las empresas. Surge el sentido de la división del trabajo entre quienes piensan y quienes ejecutan. Los primeros fijan patrones de producción, describen los cargos, fijan funciones, estudian métodos de administración y normas de trabajo.

El panorama industrial tenía todas las características y elementos para poder inspirar una ciencia de la administración: una variedad inmensa de empresas, con tamaños altamente diferenciados, problemas de bajo rendimiento de la maquinaria utilizada, desperdicio, insatisfacción generalizada entre los operarios, competencia intensa pero con tendencias poco definidas, elevado volumen de pérdidas cuando las decisiones eran mal tomadas, etc. Inicialmente los autores clásicos pretendieron desarrollar una ciencia de la administración cuyos principios en sustitución a las leyes científicas, pudiesen ser aplicados para resolver los problemas de la organización.

Biografía de Henry Ford

Henry Ford nació el 30 de julio de 1863 en una granja cerca de Dearborn, Michigan. Cursó estudios en escuelas públicas. Con 16 años fue aprendiz de mecánico en Detroit. Entre 1888 y 1899 fue mecánico, y más tarde jefe de mecánicos de la Edison Illuminating Company. En 1893, logró construir su primer coche, y en el año 1903 funda la Ford Motor Company. Introdujo en su fábrica la técnica de la cadena de montaje, y empezó a utilizar piezas intercambiables para los coches. Aunque no fue el creador, ni el primero en utilizar estas técnicas inherentes al sistema fabril, sí fue el principal responsable de que estas prácticas se generalizaran. La innovación, aunque aumentaba la productividad, redundó en una rotación de personal de entre el 40 y el 60%, debido sobre todo a la monotonía de la cadena de montaje y a los repetidos aumentos de las cuotas de producción asignadas a los trabajadores. Ford superó esta dificultad duplicando el salario diario medio de la industria, pasando de pagar dos dólares y medio a cinco dólares al día. El resultado neto fue una creciente estabilidad en su fábrica y una reducción importante de los costes corrientes. Estos hechos, unidos al enorme incremento de la producción, gracias a los nuevos métodos tecnológicos, lograron aumentar los beneficios de la empresa desde los 30 millones de dólares en 1914 hasta los 60 millones conseguidos en 1916. En 1908 la empresa de Ford inició la fabricación del famoso modelo T.

Cuando en Octubre de 1913 comienza la producción en masa era el auto más poderoso estándar del mundo con una velocidad máxima de 72 Km/hora consumiendo 40 Km. por galón con su motor de 20 HP y 4 cilindros. Su precio de lanzamiento fue de $ 850, precio que bajaría once años después en 1924, hasta el increíble nivel de $ 290. Para entonces, casi todo el mundo podía comprar un T siempre y cuando fuera de color negro pues los demás colores, rojo, verde perla, y gris francés, fueron eliminados apenas un año después del lanzamiento. Hasta 1927, fecha en que el modelo T fue reemplazado por otro más moderno, la fábrica produjo más de 15 millones de unidades. La posición predominante de la empresa Ford, como máximo productor y vendedor de automóviles de Estados Unidos, fue cediendo a favor de sus competidores, en gran parte debido a su lentitud en adoptar la práctica de crear un nuevo modelo cada año, que se había generalizado en la industria.

Durante el periodo comprendido entre 1937 y 1941, la Ford fue la única empresa de vehículos que no reconocía de modo oficial a ningún sindicato para representar a los trabajadores en la negociación colectiva. En un juicio oral ante la Corte Nacional de relaciones laborales, Ford fue condenado por violar repetidamente la ley nacional sobre relaciones laborales. Los hechos que se le imputaron fueron elevados mediante una apelación ante los juzgados federales. Se le obligó a negociar un contrato tipo, tras el éxito de la huelga que los trabajadores de su principal fábrica de River Rouge, Michigan, llevaron a cabo en abril de 1941.

A principios de 1941 Ford firmó contratos con el gobierno para, al principio, fabricar distintas partes de los bombarderos y, posteriormente, en su totalidad. Inició entonces la construcción de una enorme fábrica en Willow Run, Michigan, que empezó a producir en mayo de 1942. A pesar de algunas dificultades técnicas, a finales de la II Guerra Mundial su fábrica ya había producido más de 8.000 aviones. Fue nominado para presentarse a senador por el estado de Michigan en 1918 pero no logró ganar la elección. Al año siguiente creó el hospital Henry Ford en Detroit con un coste de siete millones y medio de dólares. En 1919 se hizo editor del Dearborn Independent, un semanario que anteriormente publicaba material antisemita. A pesar de algunas protestas públicas, Ford prohibió que se siguieran publicando ese tipo de artículos y dispuso que se redactara una disculpa pública a los judíos. Su edad avanzada le obligó a abandonar la dirección efectiva de sus empresas en 1945.

Henry Ford murió el siete de abril de 1947 en Dearborn, dejando una fortuna personal estimada entre los 500 y los 700 millones de dólares, y legó parte de sus acciones en la Ford Motor Company a la Fundación Ford, una organización sin ánimo de lucro. Su destacado papel en la evolución de la moderna economía industrial ha llevado a la acuñación del término Fordismo para describir el modelo socioeconómico predominante en los países desarrollados durante la mayor parte del siglo XX.

Contexto histórico de Henry Ford

El desarrollo pleno del Fordismo corresponde a la segunda posguerra (cuando, vía destrucciones y reconstrucciones, la mecánica constituida de la producción en masa despliegue sus potencialidades), una vez consolidadas las políticas estatales de asistencia: luego de la crisis de 1929, se generalizaron las prácticas estatales tendientes a asegurar la reconstitución de la fuerza de trabajo (sobre todo por el inusitado índice de desocupación que dejó como secuela).

La producción capitalista en masa y el Fordismo conforman un mosaico que se contempla con la intervención estatal, que se acentúa en los años 30 y que dará lugar, durante los años dorados, al período de la “economía mixta” (el Estado, junto al mercado, como reguladores de la economía). El Estado interventor o keynesianismo hace su aparición como modo de regulación necesario en pos de asegurar la reconstitución de la fuerza de trabajo bajo los nuevos esquemas de producción.

Efectivamente, la relación capital/ trabajo a partir del New Deal entra en una nueva fase, que consta básicamente de dos novedades: una, el establecimiento de contratos debidamente negociados; otra, que dichos contratos establezcan aumentos salariales sujetos a los aumentos de productividad. Esta relación salario/ productividad constituye la base del “pacto fordista”, que regulará las relaciones de clase luego de la crisis de 1929. Toda esta estructura, muy frágil por cierto, encontró sus primeras fisuras ya a fines de la década del 60; a principios de los 70, la crisis irrumpió con violencia y socavó sus propias bases. La era consumada por el Ford T se derrumbó y la relativa estabilidad que proporcionaba el pacto fordista al capitalismo central de posguerra perdió sus últimos pilares: entre sus escombros se alza otra cuya característica distintiva es la inestabilidad.

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