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Teoria General Del Estado Tema Iii


Enviado por   •  17 de Octubre de 2014  •  556 Palabras (3 Páginas)  •  498 Visitas

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III. – FUNDAMENTO CONSTITUCIONAL DE LA ORGANIZACIÓN

3.4 – OPINIÓN PÚBLICA.

La opinión pública es la tendencia o preferencia, real o estimulada, de una sociedad o de un individuo hacia hechos sociales que le reporten interés. La opinión pública ha sido el concepto dominante en lo que ahora parece referirse a la comunicación política. Y es que después de muchos intentos y de una más o menos larga serie de estudios, la experiencia parece indicar que opinión pública implica muchas cosas a la vez, pero, al mismo tiempo, ninguna de ellas domina o explica el conjunto. Además, con el predominio de los medios de comunicación modernos, en una sociedad masificada el territorio de la opinión parece retomar un nuevo enfoque.

Historia de la opinión pública

Desde la doxa griega, la vox populi medieval, la "reputación" de Maquiavelo, las "murmuraciones varias del pueblo" de Diego Saavedra Fajardo o la "apariencia" de Maquiavelo o de Baltasar Gracián, hay toda una serie de precedentes que muestran como los gobernantes han tenido, desde siempre, interés por conocer qué piensen de ellos sus súbditos o ciudadanos. El término "opinión pública" aparece, sin embargo, en pro vez primera en 1750 en la obra de Jean Jacques Rousseau Discurso sobre las artes y las ciencias.

En la antigüedad la opinión pública se remitía simplemente al diálogo que establecían los notables, es decir, sólo aquellos que no dependían económicamente, otros no podían opinar y dialogar sobre las cuestiones de la polis, ya que sólo eran aptos para trabajos manuales. Consecuentemente imperaba la marginalidad en el espacio público y no existía el diálogo sobre asuntos públicos.

Posteriormente, esa situación empezó a cambiar. Se conceptualizaba entonces como la opinión "del pueblo". Durante el siglo XVIII español, el concepto de opinión pública equivalía a “opinión de la multitud”, normalmente expresada a través de una reunión masiva. A finales de este siglo, sin embargo, empieza a adquirir connotaciones cualitativas y adquiere las notas propias que le otorgaría el liberalismo, como instrumento de guía y control del gobernante.

Se podría alegar que esa concepción correspondía a la del despotismo ilustrado y se refleja en dichos comunes en esa época: "todo para el pueblo pero por el pueblo, nada" ( José II) "La mejor forma de gobierno es la que nos enseña a gobernarnos (en el sentido de controlarnos) a nosotros mismos" (Goethe) y ¡razonad tanto como queráis y sobre lo que queráis, pero obedeced! (Kant).

También es necesario considerar que la opinión pública tiene una amplia tradición como campo de estudio. Y aun cuando se relaciona estrechamente con la democracia, se diferencia de ésta. Es decir, la

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