Tipos Fundamentales De La Criminalistica
yago74127 de Noviembre de 2013
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Émile Boutroux, en La nature et l'esprit, París 1926, observó contra el movimiento cientifista que en una ciencia concebida determinísticamente no entra el estudio de la vida y del pensamiento y, por otra parte, la ciencia tiene un terreno mucho más amplio que aquel en el cual rige el determinismo. Y Bergson (La pensée et le mouvant, 3 ed. 1934, 83) hace una crítica parecida de la mentalidad cientifista afirmando: «Nosotros sólo hemos pedido a la ciencia que siguiera siendo científica, que no se envolviera en una metafísica inconsciente, que se presenta entonces a los ignorantes o a los semidoctos bajo la máscara de la ciencia. Durante más de medio siglo este cientifismo ha obstaculizado el camino de la metafísica».
Quienes critican la mentalidad cientifista, indican que la mentalidad cientifista, presenta muchos errores en su forma de pensar. En general, indican que los que afectan al racionalismo de tipo empirista, sería más ingenuo y superficial que el racionalismo idealista. En particular, la confusión de las diversas clases de conocimiento y de sus diversos métodos. Además indican que sería evidente que las diversas realidades no pueden estudiarse con los mismos métodos; no pueden estudiarse, p. ej., del mismo modo la realidad de la libertad y responsabilidad humanas que los mecanismos de reproducción de los animales. Con ello, el cientifismo tampoco sería capaz de reconocer el auténtico pluralismo de la realidad y de las disciplinas correspondientes.
Igualmente quienes critican la mentalidad cientifista, indican que un ejemplo de este pensamiento estaría presente en lo que se llama hoy en día escepticismo científico. Este hecho estaría presente en el intento de categorizar como pseudociencias a algunas doctrinas o creencias pertenecientes a las Ciencias sociales, debido a que no puedan ser probadas o no se hayan probado empíricamente hasta el momento, a diferencia de las ciencias formales o las ciencias naturales (ciencias llamadas positivas).
El físico austríaco Anton Zeilinger afirma:
También en las tradiciones espirituales veo un camino del saber, paralelo al de la ciencia, en el que se puede aprender algo sobre el mundo. A mi entender, todo conflicto entre ciencia y religión es un malentendido. La discusión sobre evolución y creacionismo es intelectualmente espantosa, tanto por lo que defienden los fundamentalistas de la religión, en especial en los Estados Unidos, como también, en parte, por culpa de los científicos; ese libro de Richard Dawkins, The God Delusion (El espejismo de Dios), ¡es tan simplificador! Ni la religión ni las ciencias de la naturaleza podrían probar nunca la existencia de Dios ni refutarla. (Investigación y Ciencia, abril 2008)
John Carew Eccles, premio Nobel el campo de la neurocirugía, escribió estas palabras:
Una insidia perniciosa surge de la pretensión de algunos científicos, incluso eminentes, de que la ciencia proporcionará pronto una explicación completa de todos los fenómenos del mundo natural y de todas nuestras experiencias subjetivas: no sólo de las percepciones y experiencias acerca de la belleza, sino también de nuestros pensamientos, imaginaciones, sueños, emociones y creencias [...]. Es importante reconocer que, aunque un científico pueda formular esta pretensión, no actúa entonces como científico, sino como un profeta enmascarado de científico. Eso es cientifismo, no ciencia, pero impresiona fuertemente al profano, convencido de que la ciencia suministra la verdad. Por el contrario, el científico no debe pretender que posee un conocimiento cierto de toda la verdad. Lo más que podemos hacer los científicos es aproximarnos más de cerca a un entendimiento verdadero de los fenómenos naturales mediante la eliminación de errores en nuestras hipótesis. Es de la mayor importancia para los científicos que aparezcan ante el público como lo que realmente son: humildes
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