Totalitarismo

En este ensayo hablaré sobre los totalitarismos y la forma en que estos pudieron recalar profundo en sociedades europeas tales como Italia y Alemania. Pero para poder empezar a hacer un análisis concreto, debemos preguntarnos, ¿Qué es un totalitarismo?

Un totalitarismo o régimen totalitario se refiere a una forma para organizar los cuatro componentes principales de un estado (territorio, población, gobierno y poder). El totalitarismo no es sólo una forma de gobierno, pues también hace referencia al orden de las personas que ejercen el poder, es un tipo de estado no democrático. Una de las principales premisas del totalitarismo es considerar al estado un fin por sí mismo, por tanto lo maximiza, y dado que el poder existe para el fin de las cosas, si consideramos al Estado un fin, como consecuencia un Estado más grande nos da un poder más grande, lo cual por implicancia lógica nos dice que el estado totalitario lo abarca todo, pues el fin abarca todo.

El eslogan "Todo en el estado, todo para el estado, nada fuera del estado, nada contra el estado" de Benito Mussolini, quien fue uno de los pioneros en los regímenes totalitarios, denota inmediatamente una característica clave de este nuevo

tipo de ideología, pues ya no es el estado para el hombre, sino el hombre para el estado.

Principalmente, se habla de dos grandes regímenes totalitarios en el siglo XX, el fascismo italiano y el nazismo alemán. Estos, a diferencia de los estados liberales o marxistas, los cuales exponen coherentemente sus ideologías, no cuentan precisamente con una coherencia en sus planteamientos ideológicos, pues el totalitarismo no posee doctrinas, basa su forma de gobernar en la exaltación del estado.

No es difícil pensar que las sociedades sometidas posteriormente al régimen totalitario pusieran resistencia, pues es un cambio diametral en la forma de vivir y convivir para toda persona que viviese en estos países (Italia o Alemania). Para ello, utilizaron los gobiernos numerosas campañas propagandísticas, en las cuáles salían hablando los líderes ideológicos (Benito Mussolini en Italia y Adolf Hitler en Alemania), a los cuáles en cierta forma se los alentaba a llevar en respeto, a un nivel casi de “culto al líder”.

En el caso de la Alemania nacionalsocialista o nazi, se suma a las características ya nombradas, una idealización de un Estado con postulados étnicos y racistas. Una de las premisas del

nazismo en si era preservar la pureza racial, con lo que justificaban su racismo y antisemitismo.

Los estados totalitaristas muestran un notable odio a la democracia y a sus manifestaciones más comunes, la libertad y la igualdad políticas. Así frente a la “falacia” de la igualdad democrática, exhiben como ideal la dicotomía superiores-inferiores. En el

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