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Ventajas y desventajas del socialismo.


Enviado por   •  1 de Abril de 2017  •  Síntesis  •  7.661 Palabras (31 Páginas)  •  287 Visitas

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  1. Cuales son las ventajas y desventajas de la revolución cubana y el socialismo del sigjo XXI?

        

El socialismo postula regulación de las actividades económicas y sociales por parte del estado y la distribución de los bienes.

Ventajas

  • La salud se torna un asunto social y no de privados.
  • La educación se torna un asunto social y no de privados.
  • Se garantiza trabajos para todos y no hay desempleo.

El socialismo tiene a formar el ciudadano del futuro que vivirá  en una sociedad sin clases, sin guerras, sin grandes diferencias entre los humanos.

Desventajas

  • Concibe al ciudadano como un ente social, sin individualidad ninguna.
  • Totalitariza el gobierno.

Suspende las libertales e impone la fuerza bruta para que el hombre haga lo que el socialismo pretende: que trabaje, estudie y viva para la sociedad.

Como los hombres que tratan de imponer el socialismo tampoco pueden dejar de ser como todos los hombres: individualistas, entonces esos que ejercen el poder socialista se valen de el para vivir bien ellos y sus familia, sin importan la cacerada sociedad.

Se dividen las familias por ideologías encontrada:

La sociedad se divide en los bandos: los que están con el gobierno y los que no, comienzan las rensillas entre amigos convertidos en enemigos, en fin, un desastre social.

En el aspecto político: se van perdiendo todas las libertales publicas; se van recortando tus derechos ciudadanos, no puedes opinar en contra de lo establecido porque puedes ser castigado.

  1. Han provocado crecimiento  y desarrollo económico la consolidación de estas ideologías?

No es posible explicar los principales cambios que se han observado en la subjetividad de la sociedad cubana de modo aislado, sin tener en cuenta los acontecimientos ocurridos en el contexto regional y mundial.

Entre los siglos XX y XXI el mundo experimentó importantes transformaciones en cuyo trasfondo estaba la destructiva e irrefrenable expansión del capitalismo transnacional, que tuvo en las debilidades estructurales y funcionales del socialismo en Europa Oriental y Asia y en el subdesarrollo de la periferia, factores que las facilitaron y catalizaron.

El tramo final del siglo XX vivió el retroceso del socialismo, la desaparición del Estado de Bienestar en Europa Occidental, la instalación de economías con predominio del mercado en China y Viet Nam y el debilitamiento y empobrecimiento de los estados nacionales en el llamado Tercer Mundo.

Desaparecido el equilibrio bipolar, el Primer Mundo con los Estados Unidos a la cabeza arreció sus pretensiones hegemónicas intentando configurar un esquema unipolar en el que un mercado minoritario y privilegiado de países altamente desarrollados, financieramente protegidos y militarmente poderosos ocupaban la parte superior de una pirámide sustentada por la subordinación en todos los órdenes del resto del mundo al cual miraron las transnacionales como a su dominio, sin fronteras ni límites jurídicos y éticos.

Pero el propio desarrollo desigual consustancial al sistema capitalista ha ido condicionando el surgimiento de fuertes tendencias hacia una configuración multipolar del mundo, en el que, sin embargo, predomina el mercado capitalista y su lógica. Por otra parte, el proceso de creciente empobrecimiento, destrucción del medio ambiente, la acumulación de injusticias y el empleo indiscriminado de la fuerza han hecho emerger importantes manifestaciones de rechazo popular, algunas con matices orgánicos visibles que en el caso del entorno latinoamericano y caribeño llegan a cristalizar en gobiernos populares que se enfrentan con mayores posibilidades a los poderes fácticos de sus países y se plantean cambios estructurales de largo alcance.

La actual crisis capitalista mundial, ha agudizado las contradicciones generatrices de luchas populares en el propio primer mundo, que han elevado a un plano notable una crítica callejera al capitalismo, pero hasta el presente inorgánica, además de carente de una perspectiva teórica y política que la oriente y le otorgue coherencia, sistematicidad y perspectiva.

Para Latinoamérica y el Caribe, lo que está sucediendo en el Primer Mundo sirve de alerta respecto de la naturaleza del capitalismo, revelando su incapacidad para resolver sus contradicciones, sin ideas nuevas respecto de cómo enfrentar la crisis que la naturaleza del sistema genera y empleando la represión de múltiples formas como modo de contener la indignación y las protestas populares.

En este contexto, la sociedad cubana que ha pasado por medio siglo de experiencias signadas por la finalidad de desarrollar una sociedad de naturaleza socialista, si bien ha realizado importantes y sostenidos logros sociales,  no ha llegado a construir un sistema maduro en el que tenga lugar un metabolismo socioeconómico socialista funcional, estable, eficiente, y tiene hoy ante si el peligro de derivar hacia el capitalismo, pero también la alternativa de mantener la lucha por encontrar una solución continuidad orientada al socialismo.

Este es un momento de importantes definiciones y decisiones. Cuba no puede proponerse competir en el orden de la producción material con los países capitalistas desarrollados ni promover una imagen de bienestar sobre la base de los patrones consumistas del capitalismo tardío, pero si no es capaz de un desarrollo que asegure el crecimiento proporcional y eficiente de sus capacidades productivas, no serán suficientes los llamados políticos ni los postulados ideológicos.

Otra breve aproximación, esta vez a algunos aspectos de los cambios en la mentalidad del cubano.

Cualquier intento, el más completo y preciso, no podría reflejar con toda fidelidad el complejo proceso de transformaciones de la mentalidad del cubano a lo largo de más de medio siglo y hasta hoy, mentalidad que de entrada es ella misma una abstracción que dejará al margen obligadamente infinitas particularidades y singularidades. Pero el intento permitirá una cierta plataforma para orientar el análisis para cuyo desarrollo emplearemos como sujeto: “las mayorías ciudadanas”.

Al triunfar la revolución, Cuba era un país capitalista dependiente. La mentalidad de las mayorías ciudadanas se correspondía con esa realidad. Si bien sentían y sufrían las desigualdades sociales, la desocupación, la pobreza, el analfabetismo, la discriminación, la corrupción administrativa y gubernamental, el abuso de poder y muchos otros males sociales, salvo muy contadas excepciones, no vinculaban esas calamidades con el sistema socioeconómico y político.

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