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A La Carga


Enviado por   •  19 de Marzo de 2013  •  3.281 Palabras (14 Páginas)  •  439 Visitas

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Al día siguiente recorrí la planta en la mañana antes que culminara el tercer turno. Se sorprendieron de ver a un gerente general recorriendo la planta a tan tempranas horas. Pude observar que los supervisores eran buenos pero el problema era la falta de interés. Si los trabajadores estaban sorprendidos, los gerentes de división casi mueren al verme en la planta durante el segundo recorrido, vinieron corriendo tratando de convencerme para que me entrevistara con ellos en sus oficinas, diciendo que los resultados y gráficos lo tenían en sus oficinas. Faltaba por recorrer el departamento de acabado y para ello me lleve al gerente de división, esperaba que se redimiera por su bien. Al llegar al departamento pude notar la limpieza reinante y los aviso alusivos a Gung Ho colgaban por todas partes lo más importante era el entusiasmo que tenía la gente, todos se sentían orgullosos y alegres en su trabajo, llevaban uniformes rojos impecables y el orden y el aseo brillaba a cada paso. El gerente de división no cambió en lo absoluto, siguió hablando mal del gerente “indio” de operaciones y de las personas del departamento. Y para colmo noté como observaba los anuncios de Gung Ho, como si nunca lo hubiera visto, selló su salida de la empresa al sugerir “por que contratar a un indio cuando hay disponibles tantos hombres blancos honestos”.

La primera labor al volver a la oficina fue la de despedir a uno de los dieciocho gerentes de división.

Cuando me reuní con los diecisiete restantes, les comuniqué que las puertas estaban abiertas que la posibilidad de quedarse y luchar por la empresa o la de irse estaban abiertas. En segundo lugar le comuniqué que saldría temprano para rematar la tarde buscando el espíritu de la ardilla.

Los gerentes de división fueron saliendo en silencio de la oficina. El impacto de la mañana se acrecentó, cuando al final de la tarde me vieron encaramada en la moto de Andy rumbo al campo.

Salimos rápidamente de la autopista y llegamos a una bella cabaña en medio del campo.

“Hora de descubrir el espíritu de la ardilla” me hizo sentar en una mecedora y me dijo, “usted observe las ardillas yo tomaré una siesta.”

“¿Pero creí que me iba a enseñar el espíritu de la ardilla?”

“No exactamente, Ud., observe a las ardillas mientras yo duermo, hay muchas por ahí, cuando despierte me cuenta que ha aprendido.”

Diciendo esto se dejo caer y al poco rato estaba roncando suavemente, pensé que se estaba burlando de mi. Pero pensé en el departamento de acabado y en la empresa y esa era mi única salida así que me decidí a observar las ardillas.

Andy tenía razón, habían ardillas por todas partes. A un paso del porche, sobre un tronco estaba una tabla para alimentarlas. Las ardillas salían corriendo del bosque, cruzaban el césped y subían hasta la tabla de comida, tomaban toda la comía que podía y corrían de regreso al bosque. Allí estuve observándolas hasta que Andy despertó.

“¿Bien?”, sonó la voz de Andy, “¿Qué ha aprendido?”.

“No estoy segura de haber aprendido el espíritu de la ardilla, pero si la gente de la planta trabajara a un poco como ellas, la fabrica crecería a un ritmo increíble.”

“¿Por qué trabajan tanto las ardillas?. Si descubre la respuesta habrá descubierto el espíritu de las ardillas.”

“Porque están motivadas”

“Excelente, ¿por qué están motivadas?”

“Porque tienen una meta. Trabajan con la meta de almacenar alimento.”

“¿Y por qué esa meta las motiva?”

“Porque si no guardan alimento no sobrevivirán en el invierno”

“Comienza a comprenderlo”

“lo que trata de decirme es que las ardillas no trabajan por el simple hecho de mover semillas sino porque su trabajo es importante”

“Es más que eso, su trabajo VALE LA PENA.” Seguidamente me entregó una talla perfecta de madera de una ardilla hecha por su abuelo. En la parte de atrás se podía leer:

El Espíritu de la ardilla:

TRABAJO QUE VALE LA PENA.

Este era el primer secreto.

“Las ardillas trabajan arduamente porque su esfuerzo vale la pena, y estos es algo que abarca más terreno que lo importante. En esto hay tres lecciones por aprender: primero, el trabajo debe ser visto como algo importante; segundo: debe llevar a una meta comprendida y compartida por todos; y la tercera, que los valores deben orientar todos los planes, las decisiones y las situaciones. Esos tres elementos hacen del trabajo algo que vale la pena. En pocas palabras el espíritu de la ardilla. Pero esto comienza siendo importante. Si desea que las personas sean Gung Ho y trabajen con el espíritu de las ardillas, primero deben comprender la razón por la cual son necesarias. Por qué su trabajo hace que el mundo sea un sitio mejor para vivir.

Para llevar a la planta a ser Gung Ho, Andy me enseñó que debían existir dos tipos de metas:

Primero: Metas de resultados. Planteamientos claros sobre lo que deseamos alcanzar, ya sean en unidades trabajadas, acabadas o despachadas o cuentas cobradas o cualquier otra cosa.

Segundo: Metas de Valores. Planteamientos que describieran el impacto que deseábamos tener sobre la vida de los miembros de nuestro equipo, de los clientes, de nuestros proveedores y de los integrantes de la comunidad.

Pero lo mas importante son los valores, los cuales serían el tercer punto de la lista. Con las metas, generalmente hay dos que son críticas pero con los valores todos ellos son críticos, ya que ellos sirven para guiar las conductas de la gente, pero al mismo tiempo es necesario que la organización este sincronizada donde todos compartan y acepten los valores establecidos.

“Es importante que se acepte a todos los trabajadores por eso uno de los valores de mi departamento es el respeto a la dignidad del trabajo, donde cada persona realice la actividad donde ellos tengan mejor resultado o mejor desempeño, a pesar de que existan personas que, dada su capacidad, pueden desempeñarse mejor

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