Capítulo I De Cazadores De Microbios
SamMarvi18 de Febrero de 2014
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ANTONY LEEUWENHOEK
EL PRIMER CAZADOR DE MICROBIOS
La historia de Antonie Van Leeuwenhoek empieza hace muchos años, en un lugar dentro de Holanda, llamado Delft, hacia el año de 1632. En ese entonces las explicaciones de todo lo que sucedía en el mundo eran absoluta e irrefutablemente obra de Dios o alguna fuerza sobrenatural. Por ejemplo, hablando de salud, si alguna persona padecía una enfermedad, la respuesta válida sería que el espíritu de dicha enfermedad poseía al individuo. Supersticiones básicamente, pero cualquiera que se atreviera a rechazar estas explicaciones, se le consideraba loco, además de la posibilidad de recibir algún tipo de castigo por dudar de las respuestas ya establecidas que se tenían.
Al nacimiento de Leeuwenhoek, aún no se lograba salir de ese tipo de ignorancia, puesto que eran creencias que se tenían muy arraigadas desde muchas generaciones atrás, y hasta esa fecha no había algo coherente que les demostrara que no era así, o que estaban equivocados, por lo que era realmente difícil que des-adoptaran ese tipo de ideologías.
En ese tiempo la ciencia, obviamente, no era tan avanzada como lo es ahora; aunque apenas iniciaba, siempre ha tenido el mismo propósito: “conocer la verdad”, en sus inicios mediante la observación y el razonamiento claro. Pero aunque ahora nos es fácil comprender cosas diferentes, desconocidas e innovadoras, en esa época las personas tenían una mentalidad muy cerrada al cambio, por lo que si alguien pensaba diferente, o trataba de cambiar las explicaciones existentes, sobre cualquier tema (aunque tuvieran las bases para fundamentarlo) sería castigado por el simple hecho de contradecirlas. Ésta situación llevo a la tumba a personas como Galileo Galilei, siendo que sus descubrimientos efectivamente eran verídicos.
En el mundo hay personas que se pasan toda su vida tratando de hacer algo grande, de ser conocidos mundialmente, o de que alguna de sus acciones quede marcada en la historia, unas logran cosas extraordinarias después de años y años de intentarlo y lo dan a conocer al mundo, algunas otras corren con suerte de estar en el lugar y momento adecuados, y otras más simplemente se quedan en el intento, pero Antonie Leeuwenhoek, sin quererlo hizo uno de los descubrimientos más grandes y avanzados de su época, y con ello abrió la puerta a un mundo de posibilidades donde la ignorancia podía comenzar a desaparecer.
Algunos podrían pensar que obligatoriamente las personas que hacen algún descubrimiento importante tienen que tener muchos títulos universitarios, ser muy sabios, o que por fuerza deben ser científicos, pero Leeuwenhoek ni siquiera asistió a la universidad, mucho menos era científico, muchos lo describían como ignorante, él simplemente era un hombre con la capacidad de asombro y curiosidad. Cuando escucho que por medio de unos cristales transparentes llamados lentes se podían ver las cosas mucho más grandes de lo que se veían a simple vista, le llamó la atención, pero como era un hombre muy desconfiado, en vez de comprar los lentes decidió fabricarlos él mismo, y no descansaría hasta obtener un lente perfecto que le permitiera ver las cosas a mucho mayor tamaño pero sin distorsionar la imagen. Cuando lo logró se dedicó a observar todo material que llegaba a sus manos, y después de observarlo miles de veces, lo graficaba en una libreta.
A finales del siglo XVII, estaban surgiendo movimientos en todo el mundo encabezados por hombres que tenían como objetivo revolucionar las ideologías que se tenían hasta el momento, tratar de resolver sus dudas por medio de la verdad que ellos mismos pretendían buscar mediante “experimentos”. Después de tiempo, de ahí surgió una Sociedad “secreta” formada por estos rebeldes, que más tarde sería la Real Sociedad de Inglaterra, de la cual Leeuwenhoek formaría parte años después. A ellos les mandaba cartas
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