Cien Años De Soledad

La historia de una familia

Es innegable la relación directa que posee la sociedad con la estirpe de una familia, la historia de Macondo es la de la familia Buendía y viceversa; tanto como la historia y su evolución se va desarrollando de manera equitativa entre estos dos pilares, el crecimiento y desarrollo de Macondo va directamente a la par del crecimiento de los Buendía en número y de su desarrollo como individuos y como familia.

Podemos observar además, que la historia se presenta de manera circular, donde se vive un ciclo con sus comienzos más primitivos, un desarrollo hasta su punto máximo de estupefaciencia, y finalmente un cierre en donde ocurre la muerte o un fin; donde comienza un nuevo ciclo donde podemos observar hechos repetitivos o hechos completamente diferentes.

El autor, Gabriel García Márquez, siempre adapta lo que observa en el medio para sus narraciones, ya sea de carácter histórico o lo más profundo de los sentimientos del hombre, como ejemplo, la invasión de los norteamericanos para formar una compañía bananera a las afueras de Macondo tiene sus bases en los hechos ocurridos en el siglo XX, sobre la fiebre del banano en los Estados Unidos, llegando al punto de invadir a países latinoamericanos para el mantenimiento de la industria, o también los regímenes dictatoriales que se viven actualmente en Latinoamérica, que mantienen un solemne respaldo de parte de la Iglesia.

Historia Individual

Además de analizar la historia de Macondo y los Buendía como un todo, podemos observar las diferentes personalidades que caracterizan a cada uno de los personajes, en donde podemos ver de manera concreta las posibilidades de grandeza, miseria, felicidad, desdicha, razón, locura, amor y soledad que nos definen como hombres.

Existen tantos personajes que uno tiende a perderse, pero la historia está realmente fijada en dos personajes, el Coronel Aureliano Buendía y Úrsula Iguarán.

El Coronel Aureliano promovió 32 guerras civiles y las perdió todas. Escapó a 14 atentados a 73 emboscadas y a un pelotón de fusilamiento. Sobrevivió a una carta de estricnina en el café que habría bastado para matar a un caballo. Mientras los otros deambulan por las encrucijadas de la vida buscando la cura a su soledad, la cama parece ser el santo remedio y los violentos arrebatos del rechazo amoroso constituyen el muelle en que ésta haya su sosiego. Aureliano posee una "rara intuición alquímica". Por ello no parece extraño que los muertos convivan con los vivos y hasta reaparezcan de nuevo, como Melquíades. Cuando los personajes deliran acusan también en el reino del inconsciente los efectos mágicos del ambiente.

Úrsula Iguarán murió un Jueves Santo. Antes de eso, había dado las últimas e inapelables instrucciones a todo miembro del clan Buendía que se había cruzado en su camino. Había sido la matriarca de Macondo, la compañera del primero del José Arcadios. Había perdido la cuenta de su edad, ocupada en sostener a toda esa familia. Le había temido a un hijo con cola de chancho.

Con mucha frecuencia, se ha descrito a Macondo como una comunidad patriarcal, y se ha señalado a José Arcadio Buendía, el fundador, como el patriarca; particularmente creemos que la organización de Macondo es eminentemente matriarcal y su matriarca es, sin duda, Úrsula Iguarán. Ella está presente en casi toda la novela: fundó Macondo al lado de su marido José Arcadio.

Historia trascendente

A los 87 años, Gabriel García Márquez también murió un Jueves Santo. Vale la superstición para el autor de esa Úrsula tan inspirada en su abuela, Tranquilina Iguarán Cotes, y de esa novela, la abanderada del realismo mágico en el mundo. Esa novela que empieza con una frase que a tantos maestros de periodismo les ha solucionado la primera clase: “Muchos años después,

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