DE HOMBRE A QUIJOTE

DE HOMBRE A QUIJOTE

De músico, poeta y loco todos tenemos un poco, así dice un famoso refrán popular, Don Alonso Quijano es muestra irrefutable de esto, pero volverse loco de tanto leer es una situación de antología que solo a un loco escritor se le ocurriría, volviendo a Alonso decir que es un caballero andante en su tiempo, seria como decir que es superman en el nuestro, si viéramos andar por las calles a alguien vestido de superhéroe afirmando que es uno, no nos quedaría duda de que el sujeto no se encuentra bien de la cabeza. Don Quijote de la Mancha desde el momento que se puso la bacinilla en la cabeza perdió el último rastro de cordura y lo único que fue evolucionando es su locura y su forma de manifestarse. En el capítulo tres cuando Alonso es nombrado caballero él ya está loco al igual que cuando pelea contra gigantes molinos de viento.

Alonso Quijano desde un inicio muestra cierto desequilibrio, plasmado en que no se sabe ni su verdadero nombre, es un hombre sin familia que ha sobrepasado las esperanzas de vida para ese entonces, sin nada más que hacer que leer todo el día, que de tanto leer se le seco el cerebro, solo es una manera de decir que de tanto leer encontró un pasatiempo de su locura, tengo tiempo y lo único que puedo hacer es ser superman igual no tengo nada que perder más o menos así debió haber pensado Alonso al momento de decidir tomar las armas y salir en sus aventuras.

Cuando Don Quijote llega al mesón y lo confunde con un enorme castillo él se encuentra loco no importa que hubiera sido las dos de la tarde o las seis, el mesón para él es el más sublime castillo salido de sus sueños y muy oportuno para su dilema de no haber sido nombrado caballero hubiera sido igual un mesón que una cueva toda la realidad se dobla a las necesidades de su locura transformándola a su gusto y viendo lo que quiere ver. Fundamento la idea en que Alonso tras haber leído varios libros de caballería conoce muy bien como es un castillo, puede que se haya confundido a lo lejos al mesón con un castillo, pero al momento de acercarse es de locos no darse cuenta de la abismal diferencia entre un simple mesón y un castillo, de confundir unas meretrices con damas de la corte real y por ultimo ser nombrado caballero con un palo de escoba en lugar de una espada. Los argumentos sobran para decir que Quijano no está en sus cabales.

Pero que se puede decir del capítulo ocho la muestra que su locura sobrepaso el plano de la realidad y ahora solo vive en su fantasía sin hacer caso a nadie de que entre en razón, confunde a los molinos con grandes monstruos que debe vencer la razón (Sancho) le dice que se detenga pero él está convencido que son una amenaza y decide pelear contra ellos .

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