Demian - Herman Hesser

Capítulo 3: El mal ladrón.

Pasaron los años, Sinclair terminaba su niñez y empezaba a interesarse por otras cosas como el sexo y sentía que cada vez estaba más dentro del mundo oscuro. Se encontraba distante de Demian, pero no tanto, solo que ya no hablaban como antes.

Con el paso de los años, llegó el momento para instruirse religiosamente en la preparatoria, donde le tocó en el mismo salón que Demian. Ahí, su relación se vuelve a hacer estrecha, se comunican en clase por medio de señas y miradas.

Sinclair trata de hacerse más como Demian, imponente y seguro de sí mismo.

Un día, el párroco narró la historia de Jesucristo, historia que a Sinclair desde pequeño le causaba gran emoción. Demian se ve en desacuerdo con las acciones del buen ladrón, quien es el que se arrepiente de sus actos. Demian afirma que el buen ladrón es un hombre sin carácter y que al ver su trágico próximo final, entra en un acto de cobardía. Mientras que el mal ladrón era todo lo contrario, un hombre con carácter ya que nunca se arrepiente de sus actos, ni siquiera viendo su próximo fin.

Después, Demian explica que existen dos mundos: el luminoso y el oscuro. Pero que la gente siempre trata de ocultar al mundo oscuro.

Sinclair se siente muy asombrado, pues él siempre pensó eso pero jamás se atrevió a expresarlo.

Demian piensa que debería existir un dios para ambos mundo, el luminoso y el oscuro, para así todo el mundo estar unido.

Terminando sus estudios de preparatoria, Demian y Sinclair vuelven a separarse ya que Sinclair estudiará fuera de la ciudad.

Capítulo 4: Beatrice.

Después de su confirmación, Sinclair se va a estudiar fuera de la ciudad a una pensión de colegiales.

Sus primeros años fueron solitarios, hasta que conoció a Alfredo Beck, un tipo grandulón y fuerte.

Con él, Sinclair empieza a meterse en el vicio de la bebida y se empieza a sentir aceptado en un grupo con los cuales iba de lugar en lugar, bebiendo y alborotando.

Gracias a esto, Sinclair empieza a ser regañado por sus profesores, deja de ser un buen alumno y solo espera a ser expulsado. Su padre había ido dos veces al colegio por dos cartas alarmantes que se le habían enviado de parte del colegio.

Al regresar al colegio después de Navidad, Sinclair se topó con una chica que le interesó, era esbelta y vestía elegantemente. Pero gracias a su timidez jamás se acercó a hablarle. La llamó Beatrice.

A partir del encuentro con la chica, Sinclair empezó a dejar sus hábitos de beber alcohol y quería

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