Demian

DEMIAN

Hermann Hesse, Barcelona 1991.

Demian, es un libro que Hermann Hesse escribe para sus lectores, con el fin de enseñarnos un poco acerca de como son los cambios que atravesamos al crecer y pasar de la etapa de niños a adultos, con los conflictos que estos conllevan, entre los que más repercuten, los psicológicos.

El autor intenta enseñarnos, a través del relato de un niño llamado Emilio Sinclair, el cual pasa grandes dificultades al darse cuenta de que su ámbito familiar es distinto del ámbito general de la sociedad. Siempre tenemos la inquietud de descubrir nuevas experiencias, sentir la libertad de elegir sobre nosotros y hasta en ocasiones de probar cosas “prohibidas”, pero ¿realmente podemos asumirlo, sin tomar represalias de nuestros propios actos?

La perspectiva de la vida que tenemos de niños, jamás será la misma a la que tenemos ahora de jóvenes, ¿acaso será que cambia al experimentar un poco más de ella?. No obstante, siempre tendremos en cuenta esas doctrinas con las que fuimos formados en nuestro hogar, bien lo dicen “lo que bien se aprende nunca se olvida”, sin embargo en ocasiones, no siempre lo aplicamos en nuestras vidas. Bien lo dicen Hesse en su libro “es el deseo de la persona el que hace que las cosas sucedan, su necesidad lo lleva a ello”; en la vida podemos tener mil motivaciones, pero desearlas de verdad, es lo que hará que las cumplamos.

El libro comienza de la forma más simple, una especie de relato, como si una persona nos estuviera contando alguna anécdota o tal vez una experiencia. Quizá con esta acción pueda, aunque sea pequeña hacernos reflexionar acerca de las metas que nos mueven, las cosas que nos motivan a comprender cada acto. Sabemos distinguir entre lo bueno y lo malo, pero no por eso nos abstenemos de cometer cosas que puedan perjudicar a los demás o a nosotros mismos, siempre tenemos el deseo de conocer cosas que llaman nuestra atención.

El libro nos menciona acerca de la existencia de dos mundos “el bueno” y “el malo” que siempre están tan cerca y es tan sencillo poder atravesar de uno a otro. Siempre nos enseñaron que si hacíamos cosas buenas nos iria bien, pero al existir el mundo de lo malo y todo lo que el conlleva, no lo podemos ignorar, lo debemos enfrentar para tener la percepción de lo que la vida implica en su totalidad, como bien lo dice Demian: “el que quiere nacer, tiene que romper un mundo”. Incluso si razonamos un poco ¿acaso no los actos los definimos por las razones con la que se hacen?, ¿entonces, el mundo malo no es malo, ni el bueno es bueno, si no todo depende de la intención con la que se actúa en ellos?

El autor llama una frase: “el pájaro rompe el cascarón. El huevo es el mundo. El que quiera nacer tiene que romper el mundo. El pájaro vuela hacia el dios, el dios se llama abraxas”; esta interpretación

...