Doce Poemas Por Doce Autores

Antecedentes de la Literatura regional

Ya a principios de la década del ´40, San Nicolás es conocida como “Ciudad de poetas”. En 1944 se conoció “Oda provincial” de Horacio Rega Molina, cuyo nombre es uno de los más grandes del país. Ponderado por Jorge Luis Borges, Leopoldo Lugones y Miguel de Unamuno, también presentó los libros de poesía “La víspera del buen amor”, “Domingos dibujados desde una ventana”, “Azul de mapa”, “Patria del campo”, “Sonetos de mi sangre”, “Sonetos con sentencia de muerte”, “Raíz y copa”. Horacio Rega Molina (1889-1957) es el poeta nicoleño con mayor difusión de su obra en Argentina y en el exterior. Su pieza teatral “La posada del león”, recibió el Premio Nacional de Cultura de 1936, y con ella se inauguró el Teatro Nacional de la Comedia.

Este prolífero y brillante período de las letras locales, es rubricado en 1957 por Del Pozo, con un libro de vuelo extraordinario, “Este río hechizado”.

Precisamente Del pozo bautizó a estos escritores como “Grupo del Paraná” más conocido como “Grupo del Arroyo del Medio”, y hacía referencias a la poesía sentimental sobre el hogar, y la poesía inspirada en el paisaje rural y fluvial del litoral bonaerense.

Con la edición de “Doce poemas”, el panorama local de las letras se modifica abruptamente, a partir de la aparición de Mario Verandi (“Cuadernos del hechicero I”) y Alfredo Omar Busch, drásticos renovadores de las letras, y cultores del vanguardismo que buscaba romper las estructuras tradicionales. En 1962 Busch presenta “Publicación del grito” y “El gran testimonio”, influido por las experiencias más ricas del siglo. Algunos de estos cambios estéticos impulsados por Verandi-Busch ya había sido propuestos por César Bustos en algunos párrafos de “Doce poemas”.

Acerca del Libro

Esta publicación emblemática del año 1959, escrita por César Bustos, Mario Verandi y Alfredo Busch, marcó el quiebre y disolución del Grupo literario “Arroyo del Medio” y una nueva etapa en el modo de decir poético.

Según el propio Mario Verandi, editar aquellos poemas tuvo que ver con “una urgente necesidad de aventura literaria, muy típica de los principiantes inéditos; pero que, sin embargo, alcanzó para sacudir la meseta en que había encallado la poesía lugareña, presentando otras opciones posibles en el uso de la metáfora, en la elección de los temas y en una nueva respiración sintáctica.”

Alfredo Busch recuerda que “editar Doce Poemas significó un desafío a la novísima poesía; romper con sus “higiénicas” metáforas, dar un salto, abandonar todo lo que nos antecedía en el panorama local”.

Sobre el libro homenaje

El libro “Doce Poemas por Doce Autores”,

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