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Don Quijote De La Mancha


Enviado por   •  5 de Abril de 2014  •  2.282 Palabras (10 Páginas)  •  280 Visitas

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Introducción

El propósito inicial de esta obra era el exponer los delires de las novelas de caballerías, por la gran riqueza y complicación de su incluido y de su distribución y habilidad narrativa. En esta se narran las aventuras de dos personajes principales, Sancho el cual personifica el afecto a los bienes materiales, mientras que Don Quijote ilustra la entrega a la protección de un ideal libremente obtenido por medio de los libros de caballería.

En los capítulos anteriores, podemos recordar que Don Quijote y Sancho se encuentran en el castillo de los Duques, los cuales se entretenían jugándole diversas bromas y como veían que estas tenían éxito, decidieron realizar la mayor broma: hacerle creer a Sancho que al fin sería gobernador de una ínsula llamada Barataria.

Entre tanto, una noche, don Quijote recibe en su habitación una visita sorpresiva de doña Rodríguez, quien le cuenta que tiene una hija a quien ha seducido un hijo de un rico labrador amigo del duque; ella ha pedido a su señor obligar al enamorado atrevido a casarse con su hija, pero el duque no le ha ayudado hasta ahora. Entonces, solicita a don Quijote para que por la razón o las armas la ayude con el asunto de su hija.

Pero de pronto, irrumpen en la habitación algunas personas que, aprovechando la oscuridad, alzan las faldas de la dueña y le propinan muchos azotes, mientras a don Quijote le da una tunda de pellizcos, habiéndose visto los dos obligados a soportar en silencio el castigo, por lo comprometido de la situación y porque no sabían qué estaba sucediendo.

Capítulo 50: “Donde se declara quien fueron los encantadores y verdugos que azotaron a la dueña y pellizcaron y arañaron a don Quijote, con el suceso que tuvo el paje que llevó la carta a Teresa Sancha, mujer de Sancho Panza”

Volviendo al palacio de los duques, se sabe que una compañera de doña Rodríguez ha notado que ésta salía de su habitación a altas horas de la noche y entraba en la habitación de don Quijote; va con la noticia a la duquesa, quien acompañada de Altisidora, va a escuchar lo que allí se hablaba.

Cuando la duquesa oye que doña Rodríguez está revelando alguna intimidad suya a don Quijote, entra con la doncella a la pieza y es cuando la emprenden a chinelazos contra la dueña y a pellizcos contra don Quijote.

Mientras tanto, el paje que ha sido enviado por la duquesa a llevar a Teresa Panza la carta que su marido le envía y otra misiva que la misma duquesa envía a Teresa, ha llegado al pueblo de Sancho y entrega estas misivas a la mujer del escudero, junto con un collar de coral y oro y el vestido de paño que la habían regalado a Sancho y que él determinó enviar a Sanchica, su hija. Estas buenas noticias causan el natural revuelo; Teresa está orgullosa y Sanchica muy ilusionada; el cura y el bachiller Sansón Carrasco no pueden creer lo que ven. Teresa responde las cartas recibidas por conducto del paje con sendas misivas a su marido y la duquesa.

Capítulo 51: “Del progreso del gobierno de Sancho Panza, con otros sucesos tales como buenos”

Volviendo a su ínsula Sancho regresó a sus obligaciones como juez. Donde se le presentó un dilema, un caso en el cual se contaba lo siguiente: existía un terreno dividido por un río, donde para cruzar el rio se había echo un puente, al final del puente había una horca y una casa en la cual se juzgaba a todo aquel que pasara por ahí, de forma que aquel que mintiera al preguntarle a donde iba sería ahorcado. Por lo general todos decían la verdad pero un día se les apareció un hombre que dijo que únicamente venía a morir en la horca. Pero los jueces no supieron qué hacer ya que si le ahorcaban el hombre habría dicho la verdad y no habría merecido morir, pero si le dejaban ir el hombre había dicho mentira y merecería ser colgado en la horca.

Sancho después de pensar un largo rato, recordó algo que le había dicho don Quijote, lo cual decía que cuando la ley estuviese en duda debería inclinarse del lado de la bondad y misericordia. Con lo cual Sancho dijo que dejaran ir al hombre.

Días después Sancho recibió una carta de don Quijote en la cual éste le daba nuevos consejos para gobernar la ínsula. Tiempo después Sancho le contestó contándole el problema que tenía con el doctor y la comida.

Capítulo 52: “Donde se cuenta la aventura de la segunda dueña Dolorida, o Angustiada, llamada por otro nombre doña Rodríguez”

En el castillo de los duques, don Quijote le comunicó al Duque que iba a ir a buscar al labrador que había burlado a la hija de la dueña y que iba a matarlo a no ser que cumpliese su palabra. El Duque le dijo que él le daría su mensaje al labrador y le ordenaría ir al castillo para que realizaran ahí la batalla.

A los pocos días llegaron de vuelta las cartas de Teresa Panza a la Duquesa y a Sancho. En la dirigida a la duquesa le contaba la alegría que sentía de que Sancho fuese gobernador, también le decía las ganas que tenía de visitar la ínsula de Sancho y le pedía que le siguiera escribiendo, contándole cómo transcurría el gobierno de su marido.

En la carta hacia Sancho, que abrió don Quijote, contaba lo mismo y otras cosas íntimas, también contaba lo bien que estaba pasando el tiempo Sanchica.

Capítulo 53: “Del fatigado fin y remate que tuvo el gobierno de Sancho Panza”

En la noche del séptimo día de jornadas agotadoras para Sancho en su ínsula, que lo dejaron abatido física y emocionalmente, le despertaron bruscamente diciéndole que se armara, ya que estaban siendo atacados y necesitaban que el los guiara hacia la victoria como su gobernador. Al inicio él se rehúsa, aludiendo al hecho que su señor Quijote podría hacerlo, no él, pero los hombres lo convencen. Le armaron con dos grandes escudos, uno por delante y otro por detrás, con tan solo la cabeza, las piernas y los brazos libres. A demás les dieron una lanza para que se defendiera y saliera a la batalla.

Al salir a la batalla Sancho se cayó y quedo tendido allí inmovilizado, siendo arremetido por los pies de las personas que pasaban por sobre él, añadiendo que incluso alguien estuvo parado sobre él.

Después de esto, los que lo engañaron se levantaron y comenzaron a felicitarle por su gran batalla. Sancho al oír esto se desmayó del cansancio y del susto, y se quedó dormido.

Sancho no se sentía merecedor de la victoria, así que al día siguiente preparó a su jumento y decidió marcharse. Todos los que estaban allí intentaron convencerle de que se quedara (al fin y al cabo había

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