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Días De Infierno Y Decadencia


Enviado por   •  8 de Septiembre de 2014  •  766 Palabras (4 Páginas)  •  188 Visitas

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días de infierno y decadencia

Jedu Solano Cámara.

—Argumento—

David Sparks es un niño que la gente lo daba por desaparecido y ahora por muerto. Ha permanecido más de catorce años encerrado bajo el poder de sus tíos; no hablado con nadie más que ellos y su mente. No obstante sus habilidades son demasiadas y un día David decide huir para encontrarse con las primeras pruebas de su vida, que son más inesperadas de lo que el esperaba. Por si fuera poco conoce lo que es la traición, la arrogancia pero también la amistad y el sentimiento de personas allegadas. Sólo él junto con algunas personas conocidas podrá hacer frente al destino que le espera. No deberá equivocarse en ningún momento de su vida: nada de lo que haga podrá anularse.

Prólogo

Ahora mismo, sentado frente al alfeizar de la ventana, con una mesa y la silla de mimbre enfrente de mí, y mi mano posada suavemente sobre un paquete de hojas en blanco, sujeto mi lápiz, dispuesto a escribir parte de mi historia. He de recordar aquellos tiempos en que nací, cuando las ciudades del mundo apenas tenían maldad, y hasta que crecí, en el momento que ésta iba desarrollándose lentamente como una rueda que sólo sube y sube hasta perderse.

Los anteriores días habían sido un augurio. Las ideas venían y se iban, y la vejez me carcomía, aún con los mejores medicamentos que traían a mi casa. Pero nada de eso vale ahora. Pues la mejor forma de escribir tu pasado es ignorando el presente y tratando de no descifrar tu futuro, aunque en realidad ya no me quede mucho de él.

Y aún así el día de ayer decidí escribir mi primera autobiografía; no para mostrarla al mundo pacífico que hoy existe y mostrar todas mis hazañas y mi pesada vida, sino para demostrarme a mí mismo, que estoy cayendo por un precipicio del olvido, que hice extraordinarias aventuras de las que estoy empezando a salir y de las cuales posiblemente empezaré a olvidar muy pronto. Es un efecto de cuando las personas se ponen decrépitas: pierden lo mejor de sí para parecerse a un tipo de alma vacía.

Borrones de recuerdos pasaban por mi mente, y sabía que si no las anotaba pronto, se irían y nunca regresarían. No me acordaría de lo que hice, y es la peor humillación que puede presentarse a alguien como yo: borrar del cerebro todo lo que pasó en mi vida tan llena de drama y suspenso. Tendría que evitar semejantes desperdicios.

Y hoy, en un día soleado con moteados rayos de luz atravesando el umbral de mí casa y topando con las aberturas de madera crujiente, he de empezar a escribir mi vida, desde la niñez a la edad donde perdí a mis padres, que fue más o menos a la edad de los veintidós años.

No será nada fácil, pero

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