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EL SEXO FRÍO


Enviado por   •  9 de Mayo de 2019  •  Prácticas o problemas  •  704 Palabras (3 Páginas)  •  164 Visitas

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EL SEXO FRÍO

Este capítulo relata de una leyenda que menciona a una pareja de recién casados en su noche nupcial, y que en esa noche de bodas el joven Víctor Hugo hizo ocho veces el amor a su esposa. Sin embargo, el sabio Jean Rostand se reía de aquel récord insignificante que a comparación de otros especímenes  era mediocre.

Ahora bien, gracias a una aguerrida francesa ñ, la señora, Catherine Millet, una distinguida crítica del arte, dirige la redacción de Art Press. En 1989 fue comisaría de la sección francesa. Su celebridad, sin embargo, es más reciente. Resulta de un ensayo sexual, autobiográfico, recién publicado, titulado La vie sexuale de Catherine M., el cual causó un gran revuelo.

Personas que consideraron leerlo principalmente atraído por nimbo erótico o pornográfico que lo adornaba m, se llevaron una gran decepción.

El libro no es un estimulante sexual, sino una reflexión inteligente, cruda, insólitamente franca. La autora se inclina sobre su propia vida sexual, Llosa expresa que al leer este libro no es tan agradable, pues la visión del sexo que deja en el lector es casi tan fatigante y deprimente.

El libro de Catherine nos dice que comenzó su vida sexual a la edad de diecisiete años, edad que para una muchacha de su generación era bastante tarde.

Pero, nos cuenta que de inmediato comenzó a recuperar el tiempo perdido, haciendo el amor a diestra y siniestra; haciéndolo a un ritmo enloquecedor ,hasta alcanzar unas cifras enormes.

Es insistente en el factor cuantitativo porque ella lo hace extensa en su primera paste del libro, donde documenta su predicción por el sexo promiscuo. La señora Millet, quien se describe como una mujer tímida, disciplinada, más bien dócil, que en las relaciones sexuales ha encontrado una forma de comunicación. El sexo en ella ha sido siempre afición, deporte, rutina, placer, pero jamás negocio. Esto lo especifica porque tuvo muchos solicitantes, los cuales algunos ni siquiera sabía su nombre. Hombres que desfilan en su libro nada más que unas vergas transeúntes.  

Conviene precisar que Catherine Millet no hace en estas páginas arte feminista. No exhibe su experiencia sexual como una bandera o una acusación contra los prejuicios y discriminaciones que padecen las mujeres todavía en el ámbito sexual.

Pero entonces¿Por qué hizo pública mediante una auto-autopsia sexual sin ningún tipo de precedentes, esa intimidad que la mayoría mantiene escondida bajo cuatro llaves?

Pareciera que para ver si así se entiende mejor, si llega a tener la perspectiva suficiente para convertir en conocimiento, ese pozo oscuro de iniciativas, arrebatos, audacias y también confusión, que pese a la libertad con que lo ha asumido, es todavía para ella el sexo.

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