ENSAYO SOBRE "EL PSICOANALISTA"
Guadalupe RodriguesEnsayo6 de Octubre de 2016
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MATERIA: LITERATURA
TÍTULO DE LA NOVELA: EL PSICOANALISTA
TÍTULO DE LA TEMÁTICA: IMPOTENCIA
AÑO: 2015
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN…………………………………………………………………………………………………………………………………….3
DESARROLLO……………………………………………………………………………………………………………………………………..3
CONCLUSIÓN…………………………………………………………………………………………………………………………………....6
BIBLIOGRAFÍA……………..........................................................................................................................7
WEBGRAFÍA……………………………………………………………………………………………………………………………….........7
INTRODUCCIÓN
¿A qué se le denomina impotencia? Según internet, la impotencia es la falta de fuerza, poder o competencia para realizar una cosa, hacer que suceda o ponerle resistencia. Personalmente, yo la equipararía con ese sentimiento que persiste en uno cuando se encuentra en una situación sin salida, cuando un familiar ha caído en una enfermedad terminal sin posibilidad de actuar para su bienestar, o simplemente describir la serie de sucesos que tuvo que cargar al hombro el psicoanalista Frederick Starks durante 15 días los cuales me atrevo a afirmar que en realidad se han sentido una eternidad.
Este libro, que se podría clasificar como Thriller psicológico, en donde el protagonista; un psicoanalista viudo y solitario, y tranquilo, es acosado, se puede decir, por un sujeto de nombre desconocido que precisamente lo que quiere obtener es que el protagonista descubra su verdadera identidad o sino, terribles consecuencias pudiera llegar a tener, tanto él como su incomunicada familia.
DESARROLLO
Dicha novela me ha transmitido sentimientos de cólera, impotencia y desesperación de una forma despiadada, en cada uno de sus capítulos. A lo largo de este ensayo nombraré situaciones clave así se podrá entender mejor mi angustia.
Comenzando por aquél quincuagésimo tercer cumpleaños del doctor. Ese mismo día se enfrentó a una carta mecanografiada cuyo contenido simplemente deja a uno atónito: “feliz 53º cumpleaños, doctor. Bienvenido al primer día de su muerte”. El contenido que le continúa a esta frase intrigante se lo puede nombrar como una hoja de reglas a seguir dentro de un juego en el que Ricky Starks es protagonista principal, como también de reproches de este hombre hacia el doctor de cómo él de alguna forma había arruinado su vida “usted arruinó mi vida. Quizá no sepa cómo, ni por qué, pero lo hizo”. Las pautas eran claras: descubrir en un plazo de 15 días quién es el autor de la carta (por ende quien reservaría tal rencor como para idear un plan que llevó meses, inclusive años de preparación sólo con el propósito de querer verlo caer). Se comunicarían mediante columnas del periódico ‘Times New York’ y sólo dispondrá de 3 preguntas que podrá realizarle en cualquier momento entre esos días.
No llevaba leídas ni 2 páginas cuando pude presenciar tal sentimiento de desperación, imaginándome ‘¡¿por dónde empezar?!’
Al haber caminado ya por un par de capítulos, se me ha hecho sencillo descubrir que ese sólo era el principio: al día siguiente, el doctor Starks recibió una visita de la asistente de “Rumplestinskin”, Virgil, cuyo propósito fue llenarlo aún más de dudas e incertidumbre. Esa mujer es despiadada.
El mismo día logró descifrar que el suicidio que su leal cliente de ya hace un año cometió no fue tal como pareció: “Hoy Zimmerman no vendrá, estoy aquí en su lugar (…) decidió terminar su tratamiento hoy y aunque parezca mentira, tomó esa decisión en la parada de metro de la calle 92 después de una breve conversación con el señor R. (...) “La muerte de Zimmerman había sido planeada para contribuir a la de Ricky. Y nadie lo sabrá, salvo él. Aquello le dio náuseas.” (Además de a mí). También intentó quitarle la vida a la detective Reggins, quien estaba a cargo de la investigación del ex cliente de Zimmerman, ya que comenzó a sospechar de un homicidio. Pensamientos impotentes transcurrían por mi cabeza al avanzar por aquellas líneas. Este hombre no tiene piedad, ni un poco de compasión por aquellas personas totalmente indiferentes sin culpa alguna. ¿Acaso era necesario acabar con la vida de ese pobre hombre? Mi conciencia demandaba justicia.
Pasado el tramo de 4 días, todas las cuentas bancarias del doctor Starks habían sido cerradas luego de haber extraído todo el dinero de ellas. Evidentemente se realizó vía electrónica, imposible de rastrear o probar que él nunca había requerido tal cosa. Vida económica: arruinada. Rumplestinskin 1, Starks 0.
Entre medio de estos días, además de ser invadido por Virgil, recibió otra carta que nos ha dejado a él tanto como a mi completamente desalentados y llenos de impotencia y frustración. Se trataba de una denuncia hacia el doctor afirmando haber cometido actos de violación contra una paciente suya, con contenido totalmente explícito, aclarando que esto sucedió durante 6 años. El anonimato fue preservado y esta misma carta fue enviada a todos sus clientes actuales, al presidente de la Asociación Analítica de Nueva York, al vicepresidente de la misma, entre otros. “La carta no estaba firmada, pero incluía el nombre de un abogado y el de un psiquiatra. A Ricky le temblaban las manos. Se sintió mareado y se apoyó contra la pared para conservar el equilibrio. Se sentía dolorido, a punto de caer, desorientado. No había una sola verdad en la carta”. Poco a poco fueron cayendo sus clientes, y luego se perdió confianza entre los mentores que lo habían inculcado. “estoy completamente solo”. Reputación: arruinada. Rumplestinksin 2, Starks 0. Esta acusación me dejó aturdida. Comprendía los sentimientos de Starks, es normal sentirse de ese modo. Sentía una repulsión completa hacia Rumplestinskin y su asistente. Los quería muertos, torturados, necesitaba que paguen de alguna forma.
EL doctor Starks intentó comunicarse con ambos abogado y psiquiatra. El primero, Merlin, lo trató de un modo irrespetuoso, lo aplastó como hormiga garantizándole que le quitará toda pertenencia que el valorara. A Ricky le resultó un sospechoso cómplice del señor R. debido a que sabía demasiado sobre él y por el hecho de que le dio una dirección de oficina y número de teléfono falsos. El segundo, aquel psiquiatra de prestigio que atendió a la supuesta víctima durante 6 meses, la describió de tal forma que le sonaba muy familiar y se dijo a sí mismo: “Virgil”. En ese instante me pregunté cuánto tiempo de elaboración le habrá tomado al señor R planificar tal venganza, frívola y despiadada, totalmente impecable.
*Breve acotación: Virgil y Merlin ambos son hermanos menores del señor R. Starks no lo descubre sino luego de fingir su muerte e iniciar su venganza contra dicho trío utilizando otra identidad, robada a un vagabundo.*
Como último recurso, casi como un ‘as’ bajo la manga, recordó un a viejo y experienciado mentor quien lo ayudó a formarse como profesional en sus últimos años de carrera: el doctor Lewis. Decidió comunicarse con el luego de perder total conexión durante casi una década, intentando explicarle un poco por encima los sucesos y así emprendió viaje hacia su residencia. Se dedicó la noche entera a enumerarle los sucesos que le han ocurrido en el transcurso de sus supuestos últimos días de vida, hasta que comienza a sentir una leve sospecha hacia Lewis, si de hecho Rumplestinksin ya se había comunicado con él y le había ganado la mano, debido a la forma peculiarmente desalentadora en la que se dirigía hacia él: “¿has pensado alguna vez que tal vez no debas tener ninguna posibilidad? A lo mejor el juego consiste en que no tengas ninguna, sólo estoy pensando en voz alta Ricky”. También se vio a dudar de su lealtad: “¿Por qué crees que estoy de tu parte en todo esto Ricky?” (…) “No seas orgulloso, hombre. Inténtalo otra vez. ¿Qué te dijo el señor R en su última pista? Ricky se sorprendió un poco cuando el viejo analista usó la misma abreviatura que a Virgil le gustaba emplear. Intentó recordar con rapidez si había dicho ‘señor R’ durante la tarde, y le pareció que no”. Ricky pasó la noche en su morada. Luego de transitar este suceso dentro de la novela, no supe con qué ojos ‘mirar’ al Dr. Lewis, ni imaginarme de qué modo se sentía el Dr. Starks sabiendo que su último recurso, la última persona quien creyó fiable, acababa de probar completamente lo opuesto.
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