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El Bestiario De Arreola


Enviado por   •  26 de Noviembre de 2013  •  1.093 Palabras (5 Páginas)  •  320 Visitas

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El bestiario de Arreola

Adriana Jáquez García

Bestiario es un título breve, concreto, pero lleno de connotaciones. Es la imagen, la metáfora, el símbolo, la alegoría, el mito. Una serie de elementos que Juan José Arreola conoce y retoma de este producto cultural originario del medioevo.

Según Nilda Guglielmi, citada por Ignacio Malaxecheverría en Bestiario medieval, es "una obra pseudocientífica moralizante sobre animales existentes y fantasiosos". Uno de los más antiguos es el Fisiólogo, compilación de "seudociencia", donde se utilizan descripciones de animales, aves e incluso piedras, reales e imaginarios, para ilustrar aspectos del dogma y de la moral cristianos (el pez y el cordero como símbolos de Cristo). Sin embargo, existen bestiarios como el de Cambrai, cuyos animales no van seguidos de moralización alguna, y el amoroso de Richart de Fornival.

El Bestiario de Arreola contiene seis especies y quince animales reales. No describe seres imaginarios, la fantasía reside en la humanización que el autor les otorga. Se asemeja a las anteriores definiciones, porque los vicios y defectos de las bestias son la crítica de Arreola a las debilidades humanas.

Las bestias humanas

A pesar de que por tradición, según Malaxecheverría, "el animal es lo impenetrable y lo extraño por excelencia, excelente razón para que el hombre represente en él sus angustias y sus terrores, aún oscuros e infundados", Arreola lo reviste de los rasgos humanos más cotidianos y exentos de violencia, a excepción de "La insectiada", texto con fuerte connotación erótica.

Desde el principio abandona el doble discurso y admite sin demora que los seres humanos "pertenecemos a una triste especie de insectos". El tema central es la batalla por la reproducción ("detrás de cada hembra perfumada hay una hilera de machos suplicantes"). El lenguaje es directo, perverso y sensual a la vez ("La unión se consuma con el último sobreviviente, cuando la hembra, fatigada y relativamente harta, apenas tiene fuerzas para decapitar al macho que la cabalga obsesionado en su goce").

Con la mirada curiosa e incisiva, el autor también observa a los animales en cautiverio. En el zoológico, a las Aves de rapiña, para quienes "la altura soberbia y la suntuosa lejanía han tomado bruscamente las dimensiones de un modesto gallinero". Y en el circo, "la cordial mesura del oso que baila y monta en bicicleta".

Otros animales adquieren un significado más complejo o éste se multiplica, pues como señala Juan-Eduardo Cirlot, en su Diccionario de símbolos, "el simbolismo añade un nuevo valor al objeto, sin atentar por ello contra sus valores propios, inmediatos o históricos". Esto es exactamente lo que hace Arreola al humanizar a sus bestias: utiliza el mito como contraste del significado actual, cotidiano.

Así, en esta fauna familiar, El rinoceronte, "atleta rudimentario", conserva en la memoria la juventud de "unicornio caballero y galante" y su cuerno "se vuelve ante la doncella una esbelta endecha de marfil". Aunque la primera relación es con el mito del unicornio, la analogía es con la fortaleza viril en sus últimas arremetidas al llegar la vejez.

Otro ejemplo de multiplicidad de símbolos es El avestruz. En este caso, se dibuja con ironía y exceso de descripción a la ornamentada ave, que en el transcurso del texto se transforma en "polluelo gigantesco entre pañales"; en símbolo de "las

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