El Corazón Delator "Manteniendo el narrador" Análisis en Resúmenes

El corazón delator Edgar Allan Poe

Resumido por Klark Cadenas

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Siempre estaba nervioso, muy nervioso, terriblemente nervioso. Tu piensas que yo estoy loco Me tomó una hora empujar mi cabeza a través de la puerta antes de verlo acostado en su cama. Y por la mañana, justo al comienzo del día, entró sin miedo a su habitación y le habló resueltamente, lo llamó por su nombre con una voz cálida y le preguntó cómo había pasado la noche.

Verá, tendría que haber sido un anciano muy inteligente para sospechar que lo miraría todas las noches, exactamente a las doce, mientras él dormía. Cuando llegó la octava noche, tuve más cuidado que de costumbre al abrir la puerta. El minutero de un reloj se mueve más rápido que mi mano. Nunca antes esa noche había sentido el alcance de mi fuerza, mi sagacidad.

Me reí de la idea, y tal vez él me escuchó porque lo sentí moverse de repente en la cama como si estuviera asustado.

No moví un músculo durante una hora completa, y en todo ese tiempo no lo escuché acostado en la cama de nuevo. Muchas noches, exactamente a las doce, cuando el mundo entero dormía, se me subió del pecho y, con su terrible eco, profundizó los horrores que me volvían loco. Comprendí lo que estaba sintiendo el anciano y sentí pena por él a pesar de que me reí en el fondo de mi corazón. Me di cuenta de que había estado despierto por el primer pequeño ruido cuando se mudó a la cama.

Y fue la influencia funeraria de esta sombra imperceptible lo que lo movió a sentir la presencia de mi cabeza en la habitación, aunque no podía verla ni oírla. Después de esperar mucho tiempo, pacientemente sin escucharlo volver a la cama, decidí abrir una pequeña, muy pequeña rendija en la linterna. Lo hice, no se puede imaginar con qué cuidado y con qué cuidado inmenso, hasta que un fino rayo de luz saltó por la rendija como un hilo de araña y cayó directamente sobre el ojo del buitre. En ese momento llegó a mis oídos un zumbido sordo y apresurado, como un reloj envuelto en algodón.

Era el latido del corazón del anciano. Sostuvo la linterna para que no se moviera y trató de mantener el haz de luz en su ojo lo más apretado posible. El infernal latido del corazón se estaba acelerando ahora. Te dije que estaba nervioso.

Me pareció que este corazón iba a estallar. Pero durante unos minutos el corazón latió con un sonido ahogado. Levanté el colchón y examiné el cuerpo. Puse mi mano sobre mi corazón y lo mantuve así durante mucho tiempo.

Si sigues pensando que estoy loco, cuando te describa las astutas precauciones que he tomado para esconder el cuerpo, te detendrás. La noche continuó mientras hacía mi trabajo rápido pero en silencio. Primero corté el cuerpo. Corté la cabeza, los brazos y las piernas.

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