El Hombre Que Calculaba
Laura93173 de Noviembre de 2012
5.355 Palabras (22 Páginas)915 Visitas
El Hombre que Calculaba
Capitulo I
Un señor conocido como el “Bagdalí” volvía de una excursión de Samarra en su camello, cuando vio en el camino a un señor sentado en una piedra, el señor estaba pensativo y fatigado, por eso el Bagdalí pensó que venia de un viaje. Cuando se acerco al hombre el se levanto y dijo “Un millón cuatrocientos veintitrés mil, setecientos cuarenta y cinco” y así hacia en varias ocasiones se levantaba y decía grandes números. El Bagdalí se puso a observarlo hasta que el hombre lo vio y le dijo que entendía la curiosidad que tenia por su comportamiento y que le iba a contar una historia para que entendiera.
Capitulo II
Le dijo que él se llamaba Beremis Samir, que había nacido en Persia y que desde niño contaba ovejas porque trabajaba para un hombre rico. Le conto que para no perder ninguna oveja las contaba varias veces al día, por eso se fue volviendo ágil para contarlas. Cuando ya se aburrió de contar ovejas se puso a contar pájaros en bandadas, hormigas, insectos, hasta conto abejas en un panal.
Por eso cuando el patrón se entero de la habilidad que tenia lo envió a trabajar a las plantaciones de dátiles, allá trabajo diez años y después de este tiempo el patrón en agradecimiento a su trabajo le dio unos meses de descanso. Por eso el Hombre que calculaba se dirigía a Bagdad para visitar algunos parientes.
Él Bagdalí lo escuchaba y estaba sorprendido y para que este se sorprendiera mas, el hombre que calculaba contó con una sola mirada las ramas y hojas de un árbol, por eso el Bagdalí quedo mas asombrado y al ver esta habilidad le dijo que así podía hacer mucho dinero, que si quería se podían ir los dos para Bagdad y así fue, se montaron al único camello que tenían y se fueron; en el camino, el Bagdalí trataba de no molestar a Beremis mientras hacia sus cálculos.
Capitulo III
Cuando iban hacia Bagdad, vieron que tres hermanos tenían un problema con la herencia de su padre, porque tenían 35 camellos, al mayor le tocaba la mitad, al segundo le tocaba un tercio de los camellos y al menor le tocaba un noveno y como las divisiones no eran exactas ninguno de ellos quedaba conforme con lo que los otros le daban, el hombre que calculaba se intereso por el problema y rápidamente dio una solución, el coloco el camello del Bagdali y como con ese camello el total era de 36 la repartición seria mas fácil. Entonces empezó: al mayor le tocaba la mitad, o sea 17 y medio, pero como ya son 36 camellos, recibirá 18 camellos, al segundo le tocaba un tercio, o sea 11 camellos y pico, y como eran 36 camellos recibiría 12 camellos y al tercero le tocaba un noveno, o sea 3 camellos, pero ahora recibiría 4 camellos, como todos ganaban ninguno podía quejarse, pero como 17 + 11 + 4 es 34 sobraba un camello.
Entonces el dijo que tomaría el camello que sobraba por haber solucionado el problema y que tomaría el camello que el Bagdalí había prestado.
Los hermanos asombrados por los cálculos y felices con la repartición admitieron la solución así pudieron continuar su viaje cada uno en su camello.
Capitulo IV
Siguieron su viaje y se encontraron con una persona tirada y casi moribunda, resultó que él hombre era un negociante rico de Bagdad, este comerciante se llamaba Salem y algunos persas habían saqueado su caravana y él era el único sobreviviente que había quedado, como llevaba ahí varios días no había comido nada por eso les pregunto si tenían algo de comer, ellos contestaron que si tenían y Salem les dijo que si le daban de comer les daba 8 monedas por el pan que comiera cuando llegaran a Bagdad. Beremis tenía 5 panes, y el Bagdalí tenía 3 asi que los repartieron.
Cuando llegaron a Bagdad se encontraron con visir, Salem le conto y este pago a los hombres así como había prometido pero cuando estaba Salem por pagarle 5 monedas al calculista y 3 al Bagdalí, el calculista le dijo que para él debían ser siete monedas y para el Bagdalí sólo una, para sorpresa de todos el hombre que calculaba dio una explicación para explicar por que las cuentas era así. Entonces dijo: los panes que sacaban los partían en tres, o sea que Beremis tenia quince trozos de pan, de los cuales comió ocho, el Bagdalí tenia nueve trozos, de los cuales comió ocho, o sea que el Bagdalí le dio sólo un pan y el calculista le dio siete panes a Salem. El hombre estaba impresionado e incluso le hizo la propuesta de ser el secretario del Visir, el calculista tomó las ocho monedas y le dio cuatro al Bagdalí porque aunque ese cálculo era matemáticamente exacto no lo era para los ojos de Dios.
Capitulo V
Luego los dos llegaron a una posada y se encontraron con otro problema que requería la ayuda de el calculista, el problema era que un comerciante de joyas, acordó con el dueño de la posada que si vendía sus joyas a 100 dracmas, pagaría de hospedaje 20 dracmas, si las vendía a 200, pagaría 35 dracmas, y el comerciante había vendido las joyas por 140 dracmas, por eso el comerciante decía que debía pagar 24 dracmas y medio, y el dueño de la posada decía que debía pagar 28 dracmas, entonces el calculista intervino y calculando dijo que se debía pagar 26 dracmas, y la explicación fue la siguiente: de 200 dracmas a 100 dracmas, hay 100 dracmas de diferencia, y de 35 dracmas a 20 dracmas hay 15 dracmas, lo que le corresponde a 40 dracmas es 6 dracmas, así que por 140 dracmas debe pagar 26 dracmas. El comerciante pago al hombre de la posada y como agradecimiento le dio un anillo a Beremis.
Capitulo VI
Luego de que salieron de rezar, el calculista y el Bagdalí se fueron a la morada del visir, allí se encontraron con el visir y un poeta llamado Lezid, quienes no creían totalmente que lo que decían del calculista fuera cierto, por eso le pusieron una prueba al calculista, lo hicieron acercar a una ventana para que contara los camellos que eran una gran cantidad, y que eran el regalo del visir para el padre de su novia, el calculista contó 257 camellos, y el resultado era correcto, todos quedaron sorprendidos y se preguntaron como lo hizo, el calculista dijo que contó las patas y la orejas de los camellos llegando a un total de 1541.
A este total sumo una unidad y lo dividió en 6 y así el resultado era 257, aunque la explicación era muy buena el poeta pregunto porque razón había sumado una unidad a lo que el calculista respondió que era por que uno de los camellos tenia una sola oreja aclarando así las dudas de todos.
El calculista preguntó la edad de la novia y como ella tenía 16 años, recomendó que tal vez lo mejor sería regalarle 256 camellos solamente al padre de la novia, porque 256 era el cuadrado de 16 y sería mejor así, ya que eso era buen augurio para los matrimonios, al visir le gustó la idea y se felicitó así mismo por haberlo contratado para ser su secretario.
Capitulo VII
Cuando el calculista y el Bagdalí caminaban por entre los comerciantes, al calculista le gustó un turbante azul que costaba 4 dracmas, pero al ver el letrero de “LOS CUATRO CUATROS” que tenia la tienda le causo mucha curiosidad por lo que entró en ella.
Cuando el dueño de la tienda lo vio le dijo que si resolvía un problema que tenia hace un tiempo le regalaba el turbante azul, el problema era un préstamo que hizo a dos personas, (a ambos les prestó 50 Dracmas), el primero le pago primero 20, luego 15, luego 10 y luego 5 dracmas, este pagó 50 dracmas y su deuda acumulada también era de 50 dracmas, pero el segundo pagó sus 50 dracmas así primero 20, luego 18, luego 3 y después 9 dracmas, asi pago 50 dracmas pero su deuda acumulada daba 51 dracmas por lo que esto dejaba al comerciante con la duda.
El calculista dijo que la cuenta acumulada podía salir de 75 80 99 100 260 800 o más y que nada tenía que ver la deuda pagada con los saldos, el comerciante quedo muy contento y luego le regaló el turbante y se retiraron.
Capitulo VIII
Caminaban el Bagdalí y el calculista con el turbante hablando de las figuras geométricas que se encontraban por todas partes, cuando se encontraron con su amigo Salem, quien les mostró otro problema, había tres árabes a los cuales les iba a pagar con 21 vasos de vino por un trabajo hecho. De estos 21 vasos, 7 estaban llenos, 7 medio llenos y 7 vacíos, así que el problema consistía en que cada uno debía recibir la misma cantidad de vasos y la misma cantidad de vino.
El calculista dijo que la respuesta era fácil, el primero recibía 3 llenos, uno medio lleno, y tres vacíos, al segundo le tocaría 2 vasos llenos, 3 medio llenos, y 2 vacíos, al tercero le tocaría 2 llenos, 3 medio llenos y 2 vacíos. Luego uno de los hombres se acerco a preguntarle otro problema al cual el calculista también le dio una rápida solución.
Luego se retiraron y se encontró que un hombre llamado Al-Hossein estaba hablando de geometría cuando hizo un dibujo y cuando estaba por terminarlo un ladrón salió diciendo que el había robado el camello favorito del visir. Así todos quedaron asombrados de como un dibujo confundió al hombre y lo hizo confesar.
Capitulo IX
Ya en el hospedaje, Iezid un amigo del visir y del califa fue a ver al calculista para pedirle que le enseñase matemática a su hija, ya que si no lo hacia, su hija al cumplir 18 (ya tenía 17) le pasaría todo tipo de cosas malas a menos que aprendiese matemática (según un adivino), el calculista aceptó pero el problema era que tendría que enseñar a su discípula a través de un velo, porque no podría verla. El calculista igual acepto, así cuando se fue Lezid, el Bagdali pregunto al calculista como iba a enseñar matemáticas
...