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El amor como una escusa para la violencia.


Enviado por   •  10 de Julio de 2016  •  Ensayos  •  1.491 Palabras (6 Páginas)  •  233 Visitas

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El amor como una escusa para la violencia.

                                                                           Nombre: Nicolás Roncagliolo.

                                                                           Profesor: Víctor Ibarra.

                                                                           Curso: Literatura y Sociedad.

A lo largo de la historia, el amor y la violencia han tenido distintas relaciones en torno a su ejecución; algunas personas ven el amor como la oportunidad de ejercer violencia, otras ven la violencia como un tipo de amor y otros buscan el amor para conseguir la seguridad ante la violencia. Sin embargo, este ensayo no se concentrara en este debate,  sino que se intentara de comprobar si el amor puede ocasionar que una persona haga cosas por otra persona. En otras palabras, se confirmara si es posible que una persona en una relación ejerza un cierto tipo de poder hacia otro individuo para lograr ciertos beneficios o caprichos. Si es esto afirmativo, nos surgirá otro cuestionamiento; ¿hasta qué punto la influencia de una persona hacia otra puede llegar? ¿La persona influenciada romperá las normas y leyes establecidas por satisfacer al otro? Para esto, analizaremos la temática del amor y la violencia dentro de la novela La Virgen de los Sicarios de Fernando Vallejo.

Como primer argumento, tenemos la mirada del narrador frente al amor. Para él, el amor es una oportunidad para ejercer poder hacia otra persona – en  este caso hacia Alexis y a que son sicarios[1]- y que se representa en la novela con matanzas y relaciones sexuales. Sin embargo, esto no quita que él sienta varios sentimientos de afecto y pasión hacia los otros sicarios, es más, se enamora profundamente de los dos. “Sí, nuestro amor nocturno. Nuestras noches encendidas de pasión, yo abrazado a mi ángel de la guarda y él a mí con el amor que me tuvo, porque debo consignar aquí, sin jactancias ni presunción, lo mucho que me quería.” (Vallejo 24). Como se puede ver en esta cita, los dos tenían un amor eufórico, los dos se amaban y compartían experiencias llenas de pasión. No obstante “Yo te lo mato – me dijo Alexis con esa complacencia suya atenta siempre a mis más mínimos caprichos-.”(25), como sale en esta otra cita, el amor es posible mientras Alexis le complazca sus satisfacciones y caprichos. Esto último es interesante, ya que el narrador nunca admite que su amor queda sujeto a las respuestas de sus sicarios frente a sus peticiones, sin embargo, a lo largo de la novela queda claro lo dicho antes. Por ejemplo, él creía que Alexis era su ángel, su estrella, y de hecho, cuando Alexis muere, el narrador cae en depresión por varios días, no obstante, al pasar unos días conoce otro sicario llamado Wilmar[2] y se enamora luego de él – no tanto como Alexis pero se puede apreciar también un afecto y sentimientos de pasión hacia él-. O sea, se puede inferir que el amor que tiene el narrador no es muy definido y cambia rápidamente de destinario – todo lo contrario a un amor verdadero- .

Como segundo argumento, tenemos el quebranto de la ley en manos del amor. En el libro se ve como los sicarios satisfacen las necesidades de sus “jefes”, estas pueden ser satisfacciones tanto sexuales como idearías[3]. A la vez que los sicarios complacen las ideas de sus jefes, existe un quebranto a la ley, ya que muchas veces hay asesinatos por parte de ellos para así mantener una mejor relación en el amor. Por ejemplo, en una parte de la novela, el narrador se cansa de un hippie y  dice “lo que sea. Yo a este mamarracho lo quisiera matar” (25), luego de unos días el sicario mata a este personaje y complace los deseos de su jefe. Esto explica que el amor si quebranta la ley, si bien el amor en si no la rompe – pues es imposible- , si ocasiona el acto. Este sentimiento influye en la persona y hace que actué de manera  irracional sin importar sus consecuencias, es decir, matar por amor. “Iba un hombre por Junín detrás de mí silbando. Detesto pero detesto que la gente silbe. No lo tolero. […] Wílmar, disminuyendo el paso para que el hombre nos pasara y se fuera. […] Wílmar sacó el revólver y le propinó un frutazo en el corazón.”(98-99). Como se ve reflejado en esta cita, nuevamente tenemos el caso que el sicario – esta vez Wílmar – acude a las peticiones del narrador y actúa por amor matando a un hombre que molestó a su jefe. Este es otro ejemplo  que el amor si quebranta las leyes y las normas, y las hace ver como simples juegos.

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