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El arte como liberación en Al filo del agua


Enviado por   •  23 de Marzo de 2016  •  Ensayos  •  2.970 Palabras (12 Páginas)  •  229 Visitas

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Hernández Llanes María Guadalupe

El arte como liberación en Al Filo del Agua

Al filo del agua es una novela larga publicada en 1947 por el escritor jalisciense Agustín Yáñez. Está ubicada en vísperas de la revolución y es considerada como una de las mejores narraciones del siglo XX.

 Se divide en 18 perspectivas que nos cuentan varios acontecimientos que ocurren en un pueblo anónimo y religioso que es habitado por decenas de personajes; pero este ensayo más que nada me enfocaré en una pareja y su contraposición. Por un lado María y Gabriel, la pareja principal, y en su oposición Micaela y Damián.

Los cuatro personajes no sólo comparten una semejanza en sus años de vida sino que también tienen un mismo deseo, los cuales suelen ser un tabú en un pueblo tan temeroso de Dios. Este deseo es conseguir su liberación.

He ahí el gran dilema de los personajes. Ellos no pueden vivir sus vidas ya que ellos no se sienten vivos: realizan movimientos en automático mientras que pasan los monótonos días sin sentido. Lo interesante es que tanto María y Gabriel como Micaela y Damián, de cierta forma, logran liberarse; pero de maneras tan distintas que nos hace llegar a la conclusión que terminaron haciendo cosas que no se imaginaron.

A pesar de haber obrado distinto, fueron influenciados por cosas similares: María y Gabriel con el arte (literatura y música) mientras que Micaela y Damián con los distintos tipos de pasión. Lo que distingue a uno de otro es la ausencia o presencia de la paciencia, el saber esperar, el simple hecho de sentarse a pensar en el siguiente “movimiento”.

“Las canicas van rodando a su destino final, lentas o rápidas, contenidas en algún cruce de caminos, indecisas, luego violentamente precipitadas. Como en los juegos de feria, en tablas policromas, con rutas acotadas por clavos. Va rodando la bola.” (Página 176).

Existen dos parejas de personajes que están más relacionados de lo que se piensa, debido a que son una especie de arquetipos opuestos. María y Gabriel: ambos huérfanos que viven en la parroquia, criados por el cura Dionisio Martínez, jóvenes y con una imaginación desbordante; también ambos esconden su amor por el arte. En un polo totalmente opuesto se encuentra Micaela y Damián: tienen ambos padres y aparentemente son económicamente un poco más superior al resto; han salido del pueblo, conocen “mundo”, conocen gente de fuera; son tercos y extrovertidos, pero por sobre todas esas cosas está su manifiesto desagrado por la religiosidad del pueblo, lo detestan.

Día a día todos ellos viven la agonía de debatirse entre hacer lo que se anhela o se desea. Concupiscencia. Arrepentimiento.

La paciencia es una de las principales características de María y Gabriel, para comenzar porque ambos crecieron en un ambiente más religioso que el resto, tranquilo, y han adquirido esa sobresaliente característica de los sacerdotes. No es que estos personajes no tengan deseos o los hayan conocido de repente y por casualidad, pero lo que sí han hecho distinto a los otros es que en lugar de avergonzarse y darse golpes de pecho por ellos, los han canalizado y expresado discretamente, en silencio, tanto que nadie lo ha notado.

Han actuado y dejado a muchos con una increíble sorpresa por su “rebeldía”, pero ninguno ha notado el deseo escondido detrás de sus acciones. Después de todo, la sorpresa es el elemento primordial en el ataque.

María aparece por primera vez en el capítulo llamado Marta y María (p. 71), donde se narra su historia y la de su hermana. Una de las primeras acciones que la muchacha hace en dicho capítulo es tomar un periódico olvidado en el comedor para leer las noticias y hacer su mente viajar por el mundo, fuera de ese pueblo anónimo. Lo curioso es que la noticia resulta ser una especie de premonición sobre lo que le sucederá a Micaela con Damián y lo que le está sucediendo a Mercedes Toledo con Julián.  Para mí, esto podría querer decir que leer te da el conocimiento, las pautas para intuir o darse cuenta de ciertas cosas que ocurren a nuestro alrededor.

Según un estudio de Nicole Speer para la Universidad de Washington “…las áreas del cerebro que se activan al leer son las mismas que se activarían si las experiencias se hubieran vivido en la realidad”, lo que explicaría porque a María le gusta tanto esta forma de expresión. El leer calma sus ansias de salir, no las borra, pero logra apaciguarlas y la hace detenerse a pensar como si ella hubiese formado parte en las historias que lee. Ante esto, Schopenhauer explica en uno de sus libros que es posible vivir tanto en la ficción como en la realidad y que esto sólo pueden lograrlo aquellos que piensan por sí mismos, que tienen pensamientos propios que se han dado gracias a la habilidad que unos lectores desarrollan al analizar lo que leen.

María va acumulando historias, sentimientos, pensamientos, que luego de la partida de Gabriel buscan un escape que el pueblo reconoce como “rebeldía” – al defender a un hombre delante de todos los que lo condenaban –.

El sueño de la muchacha es ser libre, no sólo física sino mental y espiritualmente; lo que queda claro cuando dos o tres personajes masculinos le proponen que se vayan juntos del pueblo. María siempre declina. Eso no es una opción para ella, a pesar de su deseo de salir. María se va del pueblo, sí, pero lo hace bajo sus propias reglas y por sus propios medios, en compañía de aquellos con los que comparte sentimientos y pensamientos similares a los suyos, que no se conforman ni son temerosos de Dios.

María deja de ser la sobrina del cura don Dionisio Martínez para convertirse en la mujer revolucionaria que salió del pueblo de mujeres enlutadas a luchar por un gobierno justo en su país.

“Los eruditos son los que han leído libros; pero lo pensadores, los genios, los que iluminan el mundo y los que estimulan a la raza humana, son los que han leído directamente en el libro del universo.” – Arthur Schopenhauer.

Keith Oatley, psicólogo inglés, defiende que la lectura puede modificar el carácter y las emociones e incluso, la personalidad. Concluyó que “los que leen captan mejor las emociones y las hacen suyas con facilidad”. Por lo anterior, el hecho de que María y Micaela fueran amigas y compartieran el mismo deseo, tabú para el pueblo, no las hace iguales.

Desde un principio se expuso la distinción entre las mujeres, pero sus hobbies marcan una gran frontera entre el carácter de ambas. Mientras María se dedicaba a leer, Micaela usaba sus encantos para provocarles vergüenza a sus padres y que estos la sacaran del pueblo.

En varias ocasiones se hace referencia a que Micaela le había prestado libros a María, lo que implicaría que la hija de los Rodríguez también leía. Pero la diferencia entre ambas era que Micaela salió del pueblo, mientras María se quedó a seguir leyendo. Micaela conoció, mientras María imaginó. Pero también María logró adquirir habilidades y desarrolló las que ya tenía; mientras que Micaela, exigente y berrinchuda, pedía regresar a México inmediatamente. El nivel de maduración, el contexto en el que crecieron y fueron criadas también influyó en sus actos y personalidad.

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