El hombre que calculaba de Julio César de Mello e Souza

EL HOMBRE QUE CALCULABA

Este libro escrito por el brasileño Julio César de Mello e Souza nos narra las experiencias vividas entre un hombre y su amigo, que era un calculista maravilloso que había encontrado en las matemáticas su forma de vida, pues se trata de un verdadero sabio que llega a conocer a personas muy importantes gracias a sus habilidades matemáticas en cualquier ámbito y que era capaz de resolver cualquier problema de la forma más sencilla a través de los números.

En el primer capitulo, el narrador encuentra a éste hombre, el hombre que calculaba.

En el capítulo numero dos, el hombre que calculaba, llamado Beremiz Samir, de origen Persa, narra cómo es que fue que desarrolló su habilidad para contar, pues trabajaba con un hombre rico que tenía muchas ovejas, aves, etc, que él tenía que contar todos los días,  sorprendido, le dice que es todo un genio y que con esa inteligencia podría ocupar un puesto importante en el gobierno, entonces Beremiz acepta viajar a Bagdad.

El el capitulo numero 3, el hombre que calculaba, con su gran astucia resuelve un problema con camellos, obteniendo como recompensa por gratitud un animal para él. Posteriormente, en su travesía resuelve un problema en donde  hay que hacer una repartición de 5 y 3 panes, concluyendo en la petición de 7 monedas y el otro una moneda, donde al final obtiene la mitad y un Sheik lo elogia.

Se dirigen en camino a un albergue.  Hace un conteo de palabras y habla sobre la historia del mercader  y sus tres hijos que recibirían un premio si no mencionaban una palabra inútil en un día, ganando el segundo hijo.

Ya llegando al albergue, el dueño habla con él sobre una discusión con el joyero, donde concluye que debe pagar 26 dracmas por su hospedaje, con una serie de interesantes explicaciones, resuelve el enigma y este en muestra de su gratitud le regala un anillo.

Ya para el sexto capítulo visita al Visir Maluf, a quien sorprende con la cuenta de unos camellos que éste le regalaría a su suegro, le aconseja que le regale 256 y no 257 como tenía planeado, ya que su novia tiene 16 años y 16 x 16= 256, tal como lo dice la leyenda del rey Salomón. Después de tan sorprendente explicación, lo aceptan en el reino como secretario del visir, y a su amigo de viaje Hank Tadé- Maia, como escriba.

Paseando por un bazar, se interesa por un turbante que encuentra una tienda llamada “los cuatro cuatros” donde explicó que se puede formar cualquier número solo utilizando cuatro cuatros. Terminó resolviendo la suma extraña de una deuda y en gratitud, el dueño de la tienda le regaló un turbante.

En el siguiente capitulo el sabio Beremiz se da cuenta de que el turbante no es geométrico y explica que hay geometría en toda la naturaleza.  Llegan a la hostería de las 7 penas donde se plantea un problema que parece simple, pero nadie logra resolverlo, se trata de repartir 21 vasijas de vino entre 3 amigos, y que a todos les toque lo mismo.  

Al darse cuenta de la grandeza de su mente, le es solicitado y él acepta enseñar matemáticas a la hija del poeta Lezid llamada Telassim que significa Talismán, y les narra la historia de cómo aprendió el noble arte de las matemáticas después de rescatar de una violenta tempestad de arena a NÔ-Elim.

Mientras Beremiz caminaba por los patios de aquel majestuoso palacio, inicia una pelea con el primo del poeta Lezid llamado Tara Tir, donde logra contar a los 496 pájaros que hay en una enorme jaula y explica con sus habilidades matemáticas que se trata de un NÚMERO PERFECTO, pues la suma de sus divisiones excluyendo al mismo número, forman el número 6.

También habló sobre los 9 actos de caridad al liberar a 3 de las aves de la jaula, donde por cada ave haría 1) caridad con dicha ave al hacerla libre, 2) Caridad con su conciencia y 3) Caridad con Dios.

Posteriormente inician las clases de Telassim con la condición que puso su padre, que es una cortina que impide que la vean, este día Beremiz le habla sobre Pitágoras quien dijo que Dios es la unidad. Explica que medir es comparar es comparar algo y que solo se puede medir una magnitud que tenga base de comparación.

También narró el sueño del rey de Yemen con 7 mujeres que caminaban en una senda con mucha sed, llegando otra a darles agua para continuar su camino, el rey buscó a Sanib, un astrólogo famoso y le dijo que las siete mujeres eran las artes divinas y las ciencias humanas:

1. Pintura
2. Música
3. Escultura
4. Arquitectura
5. Retórica
6. Dialéctica
7. Filosofía

Y que la que las había ayudado era las matemáticas. Sin el auxilio de ella, las otras perecerían. Entonces el rey determinó que en todas las ciudades se abrieran centros de estudio de las matemáticas. Así fue como Yemen mejoró importantemente hasta la muerte del rey, cuando llegó un novato que lo arruinó.

En el siguiente capítulo, ya el numero 12, se encuentra a un niño saltando la cuerda donde hace el análisis de la curva de la cuerda que el sabio Nô- Elim llamaba Baq-taque. Pitágoras consideraba el circulo como la curva más perfecta y entonces plantearon un problema con 60 melones que tras pensar un rato, como siempre, Beremiz logró resolver.

Cuatro días después fueron recibidos por el Califa, donde causó impresión con los números de letras de las frases de amistad en las paredes, Beremiz explica que están divididas en 220 y 284 según sus colores de la siguiente manera:

Negras= 220= 1, 2, 4, 5, 10, 11, 20, 22, 44, 55 y 110= 284

Rojas= 284= 1, 2, 4, 71 y 142= 220

A lo que denominó: AMISTAD NUMÉRICA.

Al estár con el sultán y ver a sus bailarinas hace el comentario de que los trajes no tienen el mismo número de franjas. El visir Nahum que era envidioso y malo le dice al Califa Al Motacén que las matemáticas de Beremiz no sirven si no resueven problemas de la vida cotidiana. Beremiz se defiende diciendo que las matemáticas no surgieron con fines utilitarios sino por ansia de resolver el misterio del universo, para intentar comprender el infinito, a lo que el sultán le dio la razón.

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