En Busca Del Tiempo Perdido Y Muerte En Venecia

En la novela de Marcel Proust a primera instancia el ser admirado por el narrador de esta obra literaria es sin duda la madre, el narrador nos dice cuanto deseaba aquel niño el beso de su madre antes de dormir de no ser así pasaba sus noches en vela y angustiado por no recibir aquella pequeña muestra de cariño. También nos narra a un niño deseoso de más atención por parte de su madre, aun cuando ésta ya había besado su mejilla el infante quería más, sin embargo no podía exigirlo pues su padre lo encontraba ridículo.

Muchas veces cuando ya me había dado un beso e iba a abrir la puerta para marcharse quería llamarla, decirle que me diera otro beso, pero ya sabía que pondría cara de enfado, porque aquella concesión que mamá hacía a mi tristeza y a mi inquietud subiendo a darme un beso, trayéndome aquel beso de paz, molestaba a mi padre, a quien parecían absurdos estos ritos [...] Y el verla enfadada destrozaba toda la calma que un momento antes me traía al inclinar sobre mi lecho su rostro lleno de cariño, ofreciéndomelo como una hostia para una comunión de paz en la que mis labios beberían su presencia real y la posibilidad de dormir (pág. 24).

En la infancia es muy común que existan relaciones afectivas muy estrechas entre madre e hijo, donde cada uno visualiza a su progenitor como lo mejor de su vida. Sin embargo, durante el desarrollo de estos vínculos se puede generar el complejo de Edipo que consiste en la admiración y atracción amorosa a la madre. El complejo de Edipo trata de un conjunto de emociones y sentimientos que experimenta el niño, caracterizados por la presencia simultánea y ambivalente de deseos amorosos y hostiles hacia la madre.

Marcel Proust muestra a ese pequeño nostálgico, añorando la atención de su madre a diario, idealizándola como la mujer más maravillosa en el mundo y deseándola solo para él, este complejo quizás se da porque nunca existió un desligamiento entre madre e hijo, su mundo estaba cerrado como para acercarse a otras personas que le inspiraran confianza, y porque el padre no le proporcionaba de igual manera el cariño que su madre le daba, por esto creo un cierto recelo hacia su padre y encontraba seguridad y amor en el seno de su madre.

Otro tema a tratar es el ideal que nos hacemos de las personas, tanto en la novela En busca del tiempo perdido como en La muerte en Venecia se ve reflejado esto, por parte de Proust al idealizar a Swann de distintas maneras, es decir, cada uno de los personajes lo veía con una perspectiva diferente, Proust dice al respecto:

Pero ni siquiera desde el punto de vista de las cosas más insignificantes de la vida somos los hombres un todo materialmente constituido, idéntico para todos, y del que cualquiera puede enterarse como de un pliego de condiciones o de un testamento; no, nuestra personalidad social es una creación del pensamiento de los demás. Y hasta ese acto tan sencillo que llamamos "ver a una persona conocida" es, en parte, un acto intelectual. Llenamos la apariencia física del ser que está ante nosotros con todas las nociones que respecto a él tenemos, y el aspecto total que de una persona nos formamos está integrado en su mayor parte por dichas nociones (pág 31).

Desde mi punto de vista Proust quiere decir que naturalmente nunca terminas de conocer a una persona, siempre hay algo nuevo en ella y cada persona se crea una imagen de ese alguien a partir de su personalidad y los actos que éste realice.

En La muerte en Venecia, Thomas Mann nos presenta a Gustav Aschenbach como un hombre viejo cansado de la rutina, aunque esto a primera instancia no lo parece, es durante la lectura que él mismo se cuestiona acerca de lo que hizo en su vida, decide viajar a Venecia y en aquel lugar conoce al que se convertiría en su amor platónico. Aschenbach es un hombre muy solitario

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