ILUSIONES; CREER PARA CRECER

ILUSIONES; CREER PARA CRECER

Para creer, hay que sentir la necesidad de creer.
(Chavela Vargas)

En medida en que comenzamos a tener conocimiento de nuestro entorno comenzamos a cuestionar cada paso de nuestras vidas, y para mí,  es ahí donde comienza nuestro crecimiento espiritual que versara sobre todo aquello que lleguemos a conocer, será lo que nos permitirá ser o no ser, visto desde un punto de vista un tanto romántico-filosófico y si no me creen, invito a mis lectores a que pongan atención a un niño pequeño que va por la calle de la mano de su mama; cuestiona todo cuanto ve,  hace las preguntas básicas de ¿Qué es? ¿Por qué? ¿Para qué? Y ¿Cómo?;  mi lector se preguntara ¿Esto qué tiene que ver  con la obra Ilusiones de Richard Bach? Desde mi perspectiva tiene que ver todo, Richard, al igual que un niño, es una persona que a pesar de tener cierta edad y experiencia aún sigue asombrado por todo aquello que hace Donald, lo que antes creía imposible y ahora ve como milagros. Después gracias a diversas discusiones constructivas con este nuevo amigo se maravillara con aquello que incluso el será capaz de hacer.

Siguiendo la analogía planteada, Donald toma el papel de mamá y Richard es el niño que está conociendo el mundo y hace tantas preguntas de lo que observa y se presenta, momento en el que veo reflejado el método socrático de la Mayéutica, ya que Donald no responde a todo enérgicamente, sino que hace que gracias al asombro de lo que observa Richard, se cuestione y alcance el mismo sus conclusiones y conocimientos, que el mismo descubra que es lo que hay en su interior, en su pequeño o gigante mundo.

La ocasión en la que Donald hace referencia a que quizá existen tantos mundos como personas, puedo entender que cada persona es un mundo, pero no en el sentido territorial, sino en cuanto a las ideas; en este sentido, Richard se encuentra explorando un mundo nuevo, ¿el mundo de Donald? ¿un mundo de ilusiones? O quizá su propio mundo de imaginación antes desconocido para lograr su plena libertad sin necesidad de tener fe, en donde todo es posible si lo desea, cree e imagina, pues Donald le explica lo siguiente:

¿Solo tu imaginación? ¡Claro que es tu imaginación! El mundo es tú imaginación! ¿o ya  lo has olvidado? Donde está tu pensamiento, allí está tu experiencia; El hombre es lo que piensa; Aquello que temía es lo que me sobreviene; Piensa y hazte rico: Imaginación creativa por placer y lucro; Cómo encontrar amigos siendo lo que eres. El hecho de que imagines no modifica un ápice el Es, no afecta en absoluto la realidad. (…) Todos son sueños con los símbolos que quienes soñamos despiertos evocamos para nosotros mismos. (…)Lo que sueñas despierto encierra el mismo significado: el anhelo de liberarte de todo o que te sujeta: la rutina, la autoridad, el hastío, la solemnidad. Lo que no has entendido es que ya eres libre, y siempre lo has sido. Si tuvieras la mitad de las semillas de sésamo que tiene esto…serías el dueño supremo de tu vida de mago ¡Solo imaginación! ¿Qué dices?^[1]

Como vemos, Donald pareciera ser el mesías o maestro de Richard y eso es lo que este último piensa,  pero realmente lo que haces es que a través del método de la mayéutica hace que Richard descubra todo aquello que es capaz, aquello que es tan simple pero tan complejo, hace que se cuestione, pero también que se responda, quizá solo es la guía, pero el conocimiento nace de lo que el mismo Richard imagina, pues a lo largo de la lectura vemos un crecimiento personal, un ejercicio que permite que Richard comprenda lo externo y descubra su interior, que entienda los milagros que hace Donald, que es la parte intangible y trata de hacer una conexión intima consigo mismo, apoyado del Manual del Salvador o del Mesias que al abrirlo, era justamente lo que necesitaba leer, que confirmaba lo que comprendía del exterior, y que de esta forma, el conocimiento se transformaba en acciones, para actuar mejor y ayudar a que otros también lo hicieran, tal y como hizo Donald con Richard puesto que se dice que en esto no hay lugar para la mezquindad^[2], se comparte lo aprendido y se ayuda a que otros descubran lo bueno y lo milagroso que existe en su interior. ^[3]

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