JORGE EIELSON, EL EXPLORADOR (1924 – 2006)

JORGE EIELSON, EL EXPLORADOR (1924 – 2006)

En su novela Primera Muerte de María (1988), el escritor Jorge Eduardo Eielson retrata la crisis de la palabra agotada. Cuando el lenguaje verbal se ha gastado, la frustración ante la dificultad para poner de manifiesto el propio mundo interior es el acicate para apelar a otras formas expresivas, a nuevos soportes que ayuden al proceso de construcción de la identidad del artista. En esa agridulce narración del influyente autor de la generación del 50, encontramos elementos clave para entender cómo es que, además de hacerlo a través de las letras, el también artista plástico nos sigue hablando hasta hoy mediante sus obras en pintura, escultura, instalación, fotografía y otras técnicas.

Eielson bien podría ser considerado la versión nacional de ciertos artistas como Vincent Van Gogh, cuyas voces, cargadas de significados hasta entonces furtivos, empezaron a resonar con fuerza, dentro y fuera del ámbito del arte, tiempo después de su desaparición física.

“Paraíso e infierno, pero única grandeza permitida a los limeños, era también su dimensión más secreta; era el silencio de las dunas al atardecer, eran los juegos de la sombra y de la luz sobre el territorio amado. Era la arena del desierto. Era el desierto a secas. O, en su defecto, un pedazo del mismo. Un fragmento de territorio. Una sucesión de fragmentos. Una infinita cadena de fragmentos de mi memoria, convertida en materia pictórica, que conformarían ese paisaje virtual que las palabras nunca podrían devolverme” (Eielson, 1988).

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Jorge Eielson, 1961: Paisaje infinito de la costa del Perú.

Técnica mixta sobre tela (100 x 100 cm). Museo de Arte de Lima.

Sharon Lerner, especialista en arte moderno del MALI (Museo de Arte de Lima), fue curadora de una de las más recientes muestras sobre la obra de uno de los más importantes exponentes de la vanguardia peruana, desaparecido apenas 12 años atrás. La exposición estuvo abierta cerca de cuatro meses, en los que gozó de una muy buena acogida por parte del público.

Lerner se refiere al constante afán del artista por la exploración como un aspecto notorio, presente en su producción y en su singularidad. “Ese es el rasgo de su trabajo que mejor ayuda a comprender la destreza con que se desplaza de la literatura a lo visual, y dentro de lo visual, de la pintura al montaje. No es usual encontrarse con la figura de un poeta - pintor - instalador. Pienso que esa es solo una de muchas cosas que lo hacen un personaje relevante, y de ahí nuestro esfuerzo por llevar adelante la muestra”, explica.

Para Lerner, en una sociedad que tiende a la fragmentación, el acercarse a la profundidad humana de un mismo personaje a través de diversas manifestaciones, puede contribuir al entendimiento en medio de las diferencias. “Que la gente conozca la diversidad de las formas de expresión de personas excepcionales como Jorge Eielson es importante en un país como el nuestro, pues somos una sociedad diversa, tendiente al conflicto, expuesta a múltiples y complejas situaciones que nos interpelan, también de muy variadas maneras. Si un artista nos habla en distintos lenguajes el resultado son muchas nuevas formas de conocer y aproximarse al alma humana desde la propuesta de un solo autor. Es jugar con la posibilidad de acercarnos en medio de lo distinto”, refiere.

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