LA DISTINCIÓN ENTRE HISTORIA PROPIA E HISTORIA AJENA

LA HISTORIA ¿PARA QUÉ?

LA DISTINCIÓN ENTRE HISTORIA PROPIA E HISTORIA AJENA.

La historia es importante para el ser humano ya que le permite recordar los hechos sucedidos en su pasado esto con el fin de construir un mejor futuro, es decir gracias al suceso podremos recordar parte de un proceso cambiante, referente a la historia de los grupos autóctonos, como bien sabemos cada uno tiene una particularidad y desde luego no todas las historias son iguales.

Todo este proceso histórico de dominación y resistencia no se ha escrito en ningún libro, solo en la historia oral y en los documentos que se guardan y ocultan en los archivos, por lo tanto, los indígenas no les queda de otra que hacer una recuperación histórica.

En la Historia de México se habla de la reforma, del Porfirito, de la Revolución, llegando a pensar que son historias de épocas aisladas, independientes entre sí. Se habla de historia, pero esa Historia se refiere a la Historia del grupo dominante, no es de los campesinos, de los obreros. En el caso de los indígenas es muy claro y evidente que se le ha destruido o anulado su historia, con el fin de debilitarlo. No es casual que se hable de los mayas, mixtecos, nahuas, tarascos, etc., hasta en 1519 y a partir de esa fecha se oculta la existencia de los diferentes grupos indígenas. En esta historia los grupos indígenas no existen y si se les menciona es solo para señalar que son un “problema”.

A pesar de que se niegue, la historia indígena existe, y no solo como hechos del pasado. Nuestra historia no se inicia ni termina en 1519, desde hace 25 mil años hemos existido, la razón por el cual somos ignorados son las siguientes;

A partir de la presencia de un grupo extranjero, cuando ocurrió la invasión española.

Sigue persistiendo la situación de grupo dominado; en la colonia fue la dominación española y en la independencia, reforma y revolución, es la dominación mestiza.

El grupo el poder transformó el tipo de sociedad por la fuerza y la imposición.

El grupo en el poder convierte en instrumento a las sociedades indígenas dominantes, manejándolo a sus propios intereses. Que aspiren al modelo urbano y acepten el sistema capitalista que es la forma más aguda de explotación.

Para sacar de la “marginación” a los pueblos indígenas se construyen carreteras, que sirven para afianzar mercados para los grandes monopolios.

El dominio español estuvo acompañado de frailes que predicaban el evangelio. Ahora los pueblos indígenas y el país son invadidos por miles de pastores protestantes financiados por el imperialismo estadounidense. Con todo este proceso de dominación, se muestra también la resistencia indígena, que ha impedido su exterminio.

Muchos pueblos indígenas colonizados tienen conciencia de que su verdadera historia no es el que se les ha contado, y saben que la suya es una historia oculta, clandestina, negada. Se les quito la mejor arma de resistencia a la dominación que fue su escritura, por medio de ella se trasmitía conocimientos y acontecimientos valiosos. Hoy la memoria indígena lo va transmitiendo mediante relatos, surgiendo el nombre a pueblos de cultura oral.

Quien escribe la historia tiene supuestamente un nivel de poder, escribe la historia a su manera de acuerdo a sus intereses, narrando solo lo que le conviene y no lo que realmente es. Siempre buscan proporcionar datos que lo mantengan tranquilo y orgulloso de su pasado aunque sea una historia distorsionada a conveniencia de unos cuantos. La historia indígena que nos dan en los libros no es la real, porque es una historia que nos narra el estado a su conveniencia, porque si realmente se diera como lo es, sería una historia de gran despojo territorial, cultural, de riqueza, que quizás propiciaría rebeliones, no armadas, pero si de conciencia.

La historia propia es aquella

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