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LAS MUSICAS DEL DIABLO.


Enviado por   •  13 de Octubre de 2016  •  Síntesis  •  1.048 Palabras (5 Páginas)  •  115 Visitas

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LAS MUSICAS DEL DIABLO

Tocador de laúd

Acciones funcionales

  • En unos manuscritos se encuentran referencias de juicios de las cortes de amor.
  • El más sonado juicio es el de la condesa María.
  • También puede inferirse que por tratarse de una condesa, sabia, poderosa y bella, se estaría hablando de la condesa de Champaigne.
  • Un día llego al condado un Juglar, llevaba consigo su laúd.
  • Vestía siempre de negro, alto, su nariz ganchuda y su largo cabello desgreñado le daban un siniestro aspecto.
  • No hizo otra cosa desde su llegada que beber vino y enamorar a las mujeres.
  • Nadie se explicaba porque no tocaba su Laúd.
  • Las mujeres le miraban fascinadas, pero lo temían.
  • Nadia sabía de donde venía.
  • Un día un peregrino que se detuvo en una posada lo vio pasar y empalideció.
  • Anqué estaba tarde el peregrino anuncio su propósito de irse.
  • Los que lo acompañaban le preguntaron el motivo de su temor.
  • Este respondió que aquel hombre se trataba del demonio.
  • Luego pregunto si había tocado el Laúd.
  • A lo que la respuesta fue una negativa.
  • El peregrino dijo haberlo visto ciudades enteras enloquecidas por su música diabólica.
  • Contó que había intentado quemarle pero cuando comenzó a tocar su laúd los hechizo a todos y huyo.
  • El peregrino aseguro que una maldición pesaba sobre aquella villa, así que se marchó.
  • A la mañana siguiente encontraron su cuerpo medio devorado por los lobos.
  • Así empezó el miedo en la villa.
  •  Todos rehuían al hombre y temblaban de espanto si acariciaba su Laúd.
  • Una mañana salió la condesa María a dar un paseo, a la distancia iban dos palafreneros.
  • La condesa se encontró con la desgreñada figura del juglar.
  • El hombre la miro ardientemente a los ojos.
  • Ella se quedó mirándolo, sin poder explicarse el por qué le atraía.
  • Ella sin darse cuenta detuvo al caballo.
  • El hombre sin pronunciar palabra tomó su laúd y tocó.
  • Aquella música le penetro el alma y le suscitaba todas las pasiones del cuerpo.
  • Las notas del laúd se apretaban en ella, la envolvían, la desnudaban, la cubrían de sensaciones jamás vividas.
  • Los palafreneros aseguraron que cuando el hombre empezó a tocar. Se había trasformado en Lucifer, echando fuego por boca y nariz.
  • Vieron que la condesa le extendía sus manos al hombre.
  • Aquella noche frente al castillo subió la melodía  del músico.
  • El conde sintió punzado el corazón de amor al oírla y se sintió como hechizado.
  • Se dirigió al aposento de la condesa y la halló asomada al balcón absorta en su emoción.
  • Tan pronto dejo de sonar la melodía la condesa se desmayó.
  • Pasaron los días y desde la villa, podía escucharse en las noches la música.
  • La música envolvía la cuidad, les sometía a todos en su maravillosos estado delirante.
  • Algunos aseguraban haber visto al demonio envuelto en llamas y azufre tocando el laúd.
  • La condesa desfallecía de amor.
  • Cada mañana tomaba el mismo camino ya sin la compañía de los palafreneros.
  • Y la villa entera veía al juglar seguirla desde lejos.
  • En el castillo al hombre se le acusa de hechicería.
  • En conde da  la orden que le corten las manos, para que nunca más toque el laúd.
  • En caso de sobrevivir seria desterrado a las ciudades que había embrujado, para que allí lo quemaran.
  • El conde hizo un gesto y los  guardias lo llevaron al patio.
  • Se oyó luego  desenvainar una espada; un golpe seco y un alarido.
  • Con la voz lívida y apenas sosteniéndose la condesa se aproximó al balcón.
  • Apoyada en los hombros de una de sus damas estuvo mirando la postrada silueta negra, con los dos muñones sangrantes, hasta que las sombras de la noche lo borraron.
  • Nada de supo de Paganini.
  • Los aldeanos decían haberle visto irse para Alemania.
  • En la plaza del castillo, los soldados quemaron en la hoguera las manos embrujadas.

  • Apenas llegando a sus veinte años paganini fue considerado un maestro.
  • Se habló mucho de cuál sería su secreto.
  • Hubo quienes dijeron haber visto salir fuego y azufre de su boca mientras tocaba, quienes vieron al propio satán impulsando su brazo.
  • Se pasó la leyenda que el diablo era quien le había dado el secreto para manejar su violín.
  • Su vagabundaje no conocía reposo, lo jugaba todo, hasta su propio violín.
  • La gente se preguntaba como un hombre que se mantenía ebrio, jugador y perdido en la lujuria, se elevaba como un gigante creador.
  • La gente se preguntaba en que momento Paganini se dedicaba a estudiar su música.
  • Un día de 1802 desapareció de Génova.
  • Nadie sabía dónde se encontraba.
  • Nadie sabía que en ese tiempo paganini hallaría su secreto.
  • Los violinistas de Europa persiguieron alucinados este secreto.
  • Paganini se encaminaba a Padua donde iría a dar un concierto.
  • Todos se despidieron de él, pensando verle pronto.
  • Días después se supo que Paganini no había llegado a su destino.
  • Había desaparecido con una misteriosa mujer que viajaba también.
  • Se murmuraba que el diablo en figura de mujer, lo había trasportado al infierno.
  • Todos se inclinaban a pensar que Satán flotaba en el ambiente.
  • Nadie supo lo sucedido.
  • Años después alguien oyó nombrar a Paganini a un viejo criado de una familia noble.
  • El criado no sabía quién era paganini, y comenzó su relato:
  • En medio de la noche la señora descendió con un joven, vestido de negro y con cara pálida.
  • La señora dio orden al criado de entregar el caballo a paganini.
  • Cuando llegaron al castillo la señora dio la orden a Elisa de preparar una habitación para Paganini.
  •  A la mañana siguiente Elisa cuenta al criado que paganini no durmió en su habitación.
  • Elisa fue a llevarles el desayuno y encontró en el suelo roto y despedazado el violín de paganini.
  • Elisa le contó que escucho una música, llena de alaridos de dolor, de angustia y lujuria.
  • Luego escucho el ruido de una cosa rota y verdaderos gritos de dolor de la señora.
  • Elisa le contó que rápidamente se precipito en su auxilio, pero luego escucho que los gritos se había convertido en algo diferente que no le correspondía escuchar.
  • Elisa le contó que escucho a Paganini gritando a la señora que no volvería a tocar al violín, que lo amaría por el mismo, no por su arte.

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