LOS CAZADORES DE MICROBIOS

LOS CAZADORES DE MICROBIOS

(DR. PAUL DE KRUIF)

1. “Antonio Van Leeuwenhoek” (Primer Cazador de Microbios)

Hace doscientos cincuenta años que un hombre humilde, llamado Leeuwenhoek, se vio llamada por la atención de nuevos y raros seres pequeños, que jamás nadie había visto; estos pequeños seres extraños eran: algunos muy feroces y mortíferos, otros útiles y benéficos, e, incluso, muchos cuyo hallazgo ha sido más importantísimo para la Humanidad que el descubrimiento de cualquier continente o archipiélago.

En nuestros días, la vida de Leeuwenhoek es casi tan desconocida; y se ha dejado de lado que fue el primer gran hombre que se vio sorprendido por la aparición y presencia de estos nuevos seres; y que incluso muchos han olvidado que fue el “primer cazador de microbios”. Esta es la vida del primer cazador de microbios.

Para muchas personas, la gloria lograda por sus esfuerzos fue vana o ínfima; pero para muchos otros, todos sus logros buenos es importantísimos, tanto como para que otros “cazadores de microbios” siguieran sus pasos y lograran conocer y ayudar tanto a la humanidad como lo han hecho hasta ahora.

Lo más grandioso que podríamos reconocerle a Leeuwenhoek es que sin muchos medios, sin maquinaria, tecnología, etc. logro lo que muchos ahora no han podido lograr.

2. “Lázaro Spallanzani” (Los Microbios Nacen de Microbios)

Seis años después de la muerte de Leeuwenhoek, no hubo nadie que se ocupara en serio de los estudios que aquel holandés dejo, en 1729 nació en Sandino, Italia; un hombre que dejaría huella en el mundo de la microbiología: Lázaro Spallanzani. A los 25 años escribió un ensayo intentado explicar la mecánica de las piedras que caen al agua. Se ordenó de sacerdote. Antes de cumplir los 30 años fue nombrado profesor de la Universidad de Regio y en sus lecciones explicaba sobre los animalillos extraños descubiertos por Leeuwenhoek años atrás. En esa época se acostumbraba creer en la generación espontánea y los mismos animalitos extraños de Leeuwenhoek eran objeto de controversia, era desconocido hasta entonces el origen de esos seres y se creía que provenían de la generación espontánea. Spallanzani negaba la posibilidad de que existiera la generación espontánea, y leyó un libro que demostraba experimentalmente como la generación espontánea era un hecho ciertamente falso: Spallanzani no sabía porque habían aparecido esos animalillos extraños en el caldo calentado. Spallanzani demostró que los pequeños animalillos podían sobrevivir sin aire. Durante los siguientes años de su carrera se dedicó a responder a una de los interrogantes que surgieron alrededor de estos bichillos como fue ¿de dónde surgen estos extraños animalitos?; para esto su Bonnet refirió sus dudas a De Saussure que hacía constar que cuando se encuentran juntos dos de estos seres, se trata de un animal adulto que se está dividiendo en dos nuevos animalitos extraños. “En una plaquita de cristal bien limpia puso, con todo cuidado, una gota de infusión de semillas saturadas de animalitos extraños, y con un tubo capilar depositó, al lado de la primera, pero sin que se tocasen otra gota de agua destilada, exenta por completo de los animalillos. Con una aguja finita y bien limpia tocó la gota de infusión de microbios y, arrastrándola por el cristal, trazo un canalillo hasta la gota de agua destilada.

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