ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

La Culpa Es De La Vaca


Enviado por   •  10 de Febrero de 2015  •  1.926 Palabras (8 Páginas)  •  263 Visitas

Página 1 de 8

La culpa es de la vaca

La historia cuenta que en cierta ocasión un viejo experimentado maestro deseaba enseñar a uno de sus jóvenes estudiantes los secretos para vivir una vida prospera y feliz. Sabiendo los muchos obstáculos y dificultades que enfrentan los seres humanos en su búsqueda por la felicidad, él pensó que la primera lección que su discípulo necesitaba aprender, era entender la razón por la cual muchas personas viven atadas a una vida de conformismo y mediocridad.

“Después de todo” pensaba el maestro “muchos hombre y mujeres parecen incapaces de sobreponerse a los obstáculos que les impiden alcanzar el éxito y terminan viviendo vidas apenas tolerables”

Él sabía que para que alguien pudiera entender esta importante lección, debía ver por sí mismo qué sucede cuando permitimos que la mediocridad gobierne nuestra vida. Por esta razón decidió que aquella tarde saldrían en busca de una de las poblaciones más pobres de la provincia. Después de caminar un largo rato, encontraron el vecindario más triste y desolador de toda la región. Sus habitantes parecían haberse resignado a su suerte, permitiendo que la pobreza se adueñara de sus vidas.

Una vez allí, el maestro le pidió al joven que identificara la más pobre de todas las viviendas -el propósito que los había llevado a ese lugar, requería que aquella fuera su morada esa noche-. Después de mucho caminar, los dos hombres llegaron a las afueras del pueblo y justo ahí, en la parte más alejada de un pequeño caserío, en medio de un terreno baldío, se detuvieron ante la casa más abandonada y desvencijada que habían visto hasta entonces.

La casucha, a punto de derrumbarse, sin duda alguna pertenecía a la más menesterosa entre las familias del vecindario. Sus padres se sostenían en pie de milagro, aunque amenazaban con venirse abajo en cualquier momento. Y mientras el improvisado techo dejaba de filtrar agua por todas partes, la basura y los desperdicios se acumulaban a su alrededor dándole al lugar un aspecto aún más desagradable y decadente.

El dueño un tanto alarmado por la presencia de dos forasteros, salió a su encuentro.

“¡Saludos buen hombre!”, dijo el maestro. “¿Sera posible para dos cansados viajeros encontrar posada en su hogar esta noche?”

“Hay poco espacio, pero son bienvenidos si no les importa la incomodidad”, respondió el dueño.

Cuando entraron al lugar, la sorpresa de los viajeros fue aún mayor al ver que en esa casucha de apenas diez metros cuadrados, el padre, la madre, cuatro hijos y dos abuelos, se las arreglaban para acomodarse de cualquier manera.

Sus ropas viejas y remendadas, y la suciedad que ceñía sus cuerpos, era clara la evidencia de la profunda miseria que ahí reinaba. Sus miradas tristes y sus cabezas bajas, eran señal que la pobreza no solo se había apoderado de sus cuerpos, sino que también había encontrado albergue en su interior.

Los dos visitantes escudriñaban atónitos cada centímetro de espacio, tratando de descubrir cualquier objeto de algún valor en medio de la indigencia total que parcia haberse adueñado de la morada.

¡No había nada!

Sin embargo, al salir nuevamente de la casa descubrieron cuán equivocados estaban. Para sorpresa suya, en medio de este estado de penuria y dejadez total, la familia contaba con una posesión...

Podríamos decir... extraordinaria, bajo tales circunstancias: ¡eran dueños de una vaca!

El animal no era gran cosa, pero la vida de aquella familia parecía girar en torno a él: “hay que darle de comer a la vaca”, “asegúrese que la vaca ha bebido suficiente agua”, “¿está atada la vaca?”, “es hora de ordeñar la vaca”. Ciertamente, el popular animal jugaba un papel de gran preponderancia en la vida diaria de sus dueños, a pesar que la escasa leche que producía, a duras penas era suficiente alimento para sobrevivir.

No obstante, la vaca parecía servir a un propósito mucho mayor: era lo único que los separaba de la miseria total. Y en un lugar donde el infortunio y la escasez eran el pan de cada día, tal posesión les había hecho ganar tanto el respeto como la envidia de sus vecinos.

Ellos no hubieran pensado tan siquiera en quejarse. Después de todo, su vaca, de por sí ya era mucho más de lo que sus vecinos podían aspirar tener. Seguramente si ellos se hubieran quejado de su miseria, no hubiese faltado quien les dijera: “no te quejes, que por lo menos tienes tu vaca”, o “no seas malagradecido, ya otros quisieran tener la vaca que tú tienes”.

Pues allí, en medio de la suciedad y el desorden, los dos viajeros pasaron la noche.

Al día siguiente, muy temprano, asegurándose de no despertar a nadie, se dispusieron a continuar su camino. Después de darle una última mirada a aquel lugar, tratando de llevarse consigo una imagen mental de la desolación de la cual estaba siendo testigo durante esa corta estadía, el joven estudiante abandono la morada sin estar seguro de haber aprendido lo que su maestro había querido enseñarle. No obstante, antes de emprender la marcha, él le dijo en voz baja: “es hora de que aprendas la lección que nos trajo a estos parajes”.

Después de todo, lo único evidente hasta hora eran los resultados de una vida de conformismo y mediocridad, pero aún no estaba del todo claro para el joven cuál era la causa que había originado tal estado de abandono. Esta era la verdadera lección, el maestro lo sabía y había llegado el momento que su joven discípulo aprendiera.

Lentamente el anciano camino en dirección al lugar en donde se encontraba atado el animal, a no más de cincuenta metros de distancia de la vivienda, y allí, ante la incrédula mirada de su discípulo, y sin que este le pudiera hacer nada para evitarlo, súbditamente sacó una daga que llevaba en su bolsa y con un movimiento rápido y certero, proporciono al animal una mortal herida que ocasiono que éste se derrumbara instantáneamente y sin hacer mayor ruido.

“¿Qué

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (12 Kb)  
Leer 7 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com