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La Epoca Del Cañaveral


Enviado por   •  30 de Octubre de 2012  •  4.124 Palabras (17 Páginas)  •  2.598 Visitas

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Capitulo: 20

La Época del Cañaveral: economía y socieda1900 - 1930

El gobierno civil norteamericano se inauguró en Puerto Rico con la ley Foraker de 1900, en los albores del siglo xx. A partir de ese momento, nuestra sociedad sintió los vientos huracanados de dos procesos entrelazados: el desarrollo del capitalismo agrario y la americanización del país en todos los órdenes. Hubieron muchos cambios fundamentales en la vida puertorriqueña. Las instituciones tradicionales se tambalearon; incapaces de adaptarse a las nuevas condiciones. Estas fuerón remplazadas por otras, acordes del “Puerto Rico Americano”.

El periodo que va de 1900 a 1930 alberga una gran paradoja o contradicción. No hay duda que la economía del país, especialmente en su desarrollo ampliamente en estos años, hasta alcanzar niveles de producción y eficiencia nunca antes vistos. Sin embargo, la gran mayoría del pueblo siguió viviendo en condiciones miserables, tan malas como en épocas anteriores.

*La americanización de la Economía

Para entender los cambios sociales ocurridos en Puerto rico después de 1900, es preciso tomar en cuenta un hecho primordial: la isla y su nueva metrópoli estaban en dos niveles económicos muy distintos. La conexión con Estados Unidos en calidad de “territorio no incorporado” o colonia significó mucho más que un cambio de banderas. En un sentido más fundamental, el traslado formal de nuestra soberanía a Estados Unidos marcó el transito de una relación colonial mercantilista hacia una de carácter capitalista.

Anteriormente España no había tenido la fortaleza suficiente para dominar o controlar económicamente a Puerto Rico. La metrópolis Española había obtenido sus beneficios más jugosos de las rentas estatales y del comercio.

Con el traspaso de la soberanía Puertorriqueña los norteamericanos, Puerto Rico entró en órbita de un país capitalista avanzado, industrial, con una capacidad productiva y financiera muy superior a la de España. El desarrollo de estos monopolios había opacado a las miles de pequeñas empresas individuales o familiares en cuya prosperidad se habían sostenido anteriormente muchos de los éxitos económicos del país.

A principios del siglo xx, la industria y los bancos norteamericanos se hallaban en una fase madura o moderna de su desarrollo como empresas capitalistas. Eran capaces de congregar cientos o miles de trabajadores, los obreros dependían casi exclusivamente de su salario para subsistir, eran verdaderos obreros asalariados “proletarios puros”. La mayoría de ellos laboraba en empresas agrícolas relativamente pequeñas.

*Las Inversiones estado anídense

Puerto Rico les lucía un campo propio a los dueños del capital. Invertir en la isla parecía ventajoso por varias razones: las tierras eran fértiles y se podían comprar a buen precio. La fuerza laboral era abundante y diestra; existía acceso libre al mercador norteamericano, y el gobierno civil, dominado por funcionarios procedentes de la metrópolis no sólo era estable sino que tenía interés en cooperar con los inversionistas norteños. Se ha estimado que, para 1930, los norteamericanos habían invertido directamente unos $120 millones en Puerto Rico.

Las inversiones norteamericanas fueron los agentes más poderosos del cambio social experimentado entre 1900 y 1930. Tales recursos impusieron el dominio del capital norteamericano en la economía nacional y consumaron la transición hacia el capital agrario promovieron, directa o indirectamente, una verdadera trasformación en la vida de cientos de miles de puertorriqueños.

Las inversiones más cuantiosas se dirigieron hacia dos de las industrias agrícolas tradicionales: el azúcar y el tabaco. Ambas tenían un mercado protegido en Estados Unidos. El azúcar y el tabaco llegado de países extranjeros pagaban un alcancel de entrada, del cual los productos de Puerto Rico estuvieron exentos después de 1902. Como los frutos de este país entraban libremente en dicho mercado, su azúcar y tabaco se consideraban productos “norteamericanos” y como tales, protegidos por el arancel.

*El Coloso Azucarero

EL foco de atención de los inversionistas norteamericanos fue inicialmente la industria del azúcar. Esta industria había decaído mucho a finales del siglo XIX Cientos de haciendas se habían arruinado. En algunos sectores de la isla, grandes fábricas llamadas centrales habían remplazado a las haciendas pequeñas.

La suerte del azúcar cambió dramáticamente después de la invasión. Puerto Rico se convirtió nuevamente en un país dedicado principalmente a la producción de azúcar. Dicha trasformación ocurrió tan velozmente que para 1910, su majestad, el azúcar había vuelto a reclamar el trono de la economía insular. La producción azucarera aumentó a pasos agigantados durante los primeros diez años de vigencia del nuevo régimen colonial. Entre 1900 y 1910 la exportación subió de 61,000 a 285,000 toneladas; el número de centrales ascendió al mismo tiempo, de las que había al finalizar el periodo español.

La instalación de centrales por empresarios del norte fue el signo más visible de este renacimiento de la industria azucarera. Aun antes de concluir la Guerra Hispanoamericana, personas interesadas en fundar centrales visitaron la isla para explorar de cerca las posibilidades económicas de nuestra agricultura. Conseguir tierras era el paso más importante de todos, pues había que asegurarle un abasto seguro de cañas al ingenio que se proyectaba. La central Aguirre empezó a moler durante la zafra de 1899 a 1900; fue, pues, la primera de las grandes centrales pertenecientes a capital norteamericano en iniciar sus operaciones.

En 1901 molió cañas por primera vez la Central Guánica, uno de los ingenios azucareros más grandes del mundo en su época. Esta central, localizada muy cerca de donde las trompas norteamericanas iniciaron su desembarco en 1898, fue construida por la empresa llamada South Porto Rico Sugar Company, una corporación inscrita en el estado de Nueva Jersey. Los recursos iniciales de dicha compañía le pertenecían por mitad a una sociedad de banqueros de Nueva york y a una firma comercial alemana que había sostenido negocios en Ponce durante algún tiempo.

La tercera de las grandes corporaciones azucareras estadounidenses fue la Fajardo Sugar Company, fundada en 1905. Esta compañía montó una gran central en la ciudad del mismo nombre, apropiándose de una gran extensión de terreno por los medios usuales. Los gigantes del azúcar obtuvieron, además, diversas franquicias o permisos para

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