La vuelta de Martín Fierro XI al X

Canto VI

Pasó el tiempo y, Fierro y Cruz seguían solitarios. El indio que los salvó les regaló 2 caballos, para que pudieran transportarse y cazar para comer; y a veces los iba a ver, Aunque Fierro deseaba que jamás lo hubiesen salvado. Al cabo de un tiempo, apareció la enfermedad de la viruela negra y debido a los tratados y remedios de los indios, los cuales mucho no aguantaban, empezaron a morir los salvajes. Los indios culparon a un gringo de traer dicha enfermedad a la tribu, y lo condenaron a muerte. Cruz y Fierro, debido a esto, tenían ganas de volver a sus casas, pero como el indio q los ayudó enfermó, decidieron ir a su lado a cuidarlo, y, éste muere a los pocos días. Cruz enferma muy gravemente; y antes de morir le pide a Fierro que, sí volvía, buscara a su hijo y le contara que su padre había muerto.

Canto VII

Fierro sepulta a su amigo y llora de soledad y angustia junto a él; ya que éste lo escuchaba a cada rato llamándole,  no encontraba más consuelo que ir al suelo al lado de su sepultura. Allí pasaba horas pensando en su mujer, hijos, sus pagos y su amigo. De repente, escuchó unos quejidos, se acercó a ver y descubrió que era una mujer cristiana llena de sangre, que había sido herida por un indio con su rebenque.

Canto VIII

Fierro se entera de que ella era cautiva de los indios pampas, quienes mataron a su marido. Ella tenía un hijo a su lado. Cuando estos crecían, los indios los vendían o los intercambiaban por potros.

Ella trabajaba para una india; con su hijo atado de manos y pies, sentado junto a ella llorando. Las indias la controlaban mientras trabajaba, y no le permitían alimentar a su bebé hasta no haber terminado con su trabajo del día.

Un día culpan a la cautiva de hacer brujería para matar a la hermana de la india, y como castigo, le quitaron a su hijo, la torturaron y luego degollaron a su hijito delante de sus pies. Como si fuera poco, ataron a la madre con las tripas de su bebé.

Canto IX

Cuando el indio que vigilaba a la mujer que se lamentaba, vio a Fierro observándola; éste se molesta y ambos sacan sus armas. El indio se abalanzó sobre él y lo ataco; Fierro lo esquiva y se defiende, él resbala y el indio aprovecha. La mujer interviene empujando al indio, que lo ego resbala con el cuerpo del chiquito degollado, y Fierro termina por matarlo.

Canto IX

Fierro le ofrece su caballo a la mujer y él se queda con el del indio difunto. Luego de enterrarlo, escapan juntos.

Cabalgaron sin rumbo. Varias veces no comieron o comieron carne cruda, y en otras ocasiones se mantuvieron con raíces. Hasta que luego de tanto sufrir, llegaron a una sierra y se dirigieron a una estancia, en donde se despidieron.

...