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Lectura Novela

nohemi19895 de Octubre de 2014

576 Palabras (3 Páginas)278 Visitas

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Durante el día trabajaba en el Departamento de Regulación de Criaturas Mágicas del

Ministerio, mientras que de noche volvía a su acomodado departamento de soltera en

pleno centro de Londres. Si lo analizamos con detención, y tomamos cada uno de los factores que componían su realidad, podría afirmarse que Hermione Granger estaba un noventa y nueve por ciento satisfecha con su existencia. A sus veintisiete años, tenía un muy buen trabajo que le permitía seguir luchando por sus ideales de liberación de los elfos domésticos, mantenía estrecho contacto con sus amigos y los años no habían pasado en vano para ella, sino, pregúntenles a los funcionarios del Ministerio, que solían comérsela con la mirada cada vez que ella transitaba por los pasillos del lugar. Sin embargo, a pesar de todas estas consideraciones de índole positivo, estaba sola.

 

Completa e irremediablemente sola. Después de cinco años de relación con Ron, las cosas

se enfriaron demasiado y decidieron separarse antes de que perdieran la amistad y el cariño mutuo. Fue entonces cuando él se reencontró en una misión con Gabrielle Delacour, enamorándose a segunda vista de la rubia e iniciando de inmediato una relación explosiva y aventurera, sobretodo en su condición de aurores. A Hermione no le molestaba el hecho de que él pudiera continuar con su vida sin problemas, pero si los envidiaba con todo su ser, pues ella no podía decir lo mismo. También envidiaba a su mejor amigo, Harry, quien recientemente había sido nombrado jefe del Departamento de Aurores y mantenía un noviazgo eterno con Ginny Weasley, el cual no parecía dejar de flamear cual antorcha, como si todas las semanas fueran su primera de relación. En más de una ocasión los había encontrado en situaciones embarazosas, ya que la pasional pareja no perdía ningún segundo para manosearse frenéticamente como si fuera la última vez... al parecer, su rompimiento en sexto año había influido mucho en aquel hormonal comportamiento. Para rematar, hasta Draco – hurón albino - Malfoy parecía tener una vida sentimental más estable que la de ella.

 

Él trabajaba en el Departamento de Misterios como inefable y normalmente no solía verlo, pero cuando lo hacía, le daban ganas de golpearlo hasta la inconsciencia. Estaba a punto de casarse con la adinerada Astoria Greengrass, una chica de sangre pura dos años menor que él a la cual solía consentir como una niña mimada, y cuyas muestras de afecto le ocasionaban arcadas. Pero eso no era todo. Al muy desgraciado le sentaban demasiado bien los años, sus facciones habían dejado de ser infantiles transformándose en angulosas, y su caminar aristocrático era hipnótico. Más de alguna vez se pilló observándolo ondear de su capa con la boca abierta. Maldito hurónlo insultaba mentalmente en esas ocasiones. No. En el destino de Hermione Granger no tenia ningún papel el amor. En la época escolar solo estaban los estudios, y ahora más adulta, sólo existía el trabajo. O al menos, eso pensaba ella... Bufó con resignación al terminar sus pensamientos masoquistas y firmó el último documento que se encontraba en su escritorio. Se colocó su largo abrigo rojo y salió como un relámpago de su oficina, despidiéndose de un movimiento de mano de su anciana secretaria.

 

En un santiamén estaba en las afueras del Ministerio. Hacía mucho, pero mucho frío. Sabía que sus mejillas estaban coloradas cual Heidi, y hace bastante rato había dejado de sentir su nariz. Moría por llegar a su seductora cama, con cinco frazadas y su pijama de polar

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