Los mitos que nos dieron traumas, 1ra. sesión

Los mitos que nos dieron traumas Primera sesión. Viaje al inconsciente del mexicano.

En contrariedad al autor, no sé como iniciar, así que tomemos como referencia lo dicho, la angustia, los duelos, la persecución que rodea al mexicano, esa que tan zagas y burlesca fue plasmada en aquellas jocosas e infames frases, esa que caracterizan al bullicioso y colérico mexicano, ese que gritaría o ignoraría el contenido del libro, al verse caricaturizado; o peor identificado.

En este capítulo, inicia retratando la queja, el malestar social que se ha arraigado en el tejido de la sociedad mexicana, y en como usa estas heridas para excusarse del conformismo retratado en cada uno de sus ESQUE, que guiadas por el mismo malestar que le causa el agujero que ha ido cavando con el pasar de los gobiernos, les sigue otorgando la responsabilidad de sus decisiones, así como de su sentido de identidad, económico y personal.

La excusa y la responsabilidad, los puntos ciegos y las angustias; todo eso es culpa de los demás, se nos dice, lo aprendimos, nosotros somos simples y humildes víctimas de aquellos que yacen por encima, de los de antes, de los ajenos, de los ricos, de los gobiernos, de los gringos, de los pobres, de los fifís, de los chairos, de su pu-es de todos la culpa excepto nuestra, salvo que sea deuda que esa sí es nuestra, pero misterios tiene la vida y sus trucos tiene la política.

Volviendo al tema, el chiste, es entender que dentro de los gobiernos, dentro de la historia, dentro de la sociedad, esta es llena de individuos, con individualidad, obvio, y cada uno se mueve y actúa según sus deseos, a veces tan incomprensibles que creamos deidades solo para explicarlos; pero eso mismo en suma nos vuelve temerosos, sobre todo cuando, al ser nuestro caso, vivimos en sociedad, tememos la consecuencia de nuestros posibles actos, y tras pensarlo bien, es más cómodo responsabilizar al gobierno, los españoles, las naciones, a la historia, de nuestra situación actual y de lo que no nos pasa.

En esta derivación, no solo perdemos nuestra responsabilidad, sino que al otorgarle el poder de tomar las responsabilidades a otros, les otorgamos nuestra libertad, y tan de a poco que empiezan a dictar que se puede o no hacer; y al brindarles ese control sobre responsabilidad y decisiones, que se sirven de un poder, el poder de regir sobre aquellos que les dieron sus responsabilidades, y como un plaga se extienden a donde sus deseos de gobernar los llevan, guiados por el poder que adquirieron.

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