Manejo De Los Cortico

Se puede establecer que estas visiones acerca de una persona pícara constituyen distintas actitudes o juicios evaluativos acerca de dicha persona según su forma de actuar o comportarse en un contexto determinado. Es decir, una persona puede ser considerado como “un pendejo” (actitud catalogada de forma negativa) o como alguien “simpático” (actitud catalogada de forma positiva) según las circunstancias en la que se encuentre.

En este sentido, una actitud es una predisposición a actuar. Por su lado, Worchel (2000) establece que “una actitud es un juicio evaluativo (bueno o malo) de un objetivo (…) representa la propensión favorable o negativa del individuo hacia el objetivo”.

Por otro lado, Capriles (2008) expresa que, si bien el pícaro es expresión de un arquetipo universal con especial presencia en la cultura latina e hispanoamericana, ciertas circunstancias lo habían acentuado y magnificado en la sociedad venezolana hasta convertirlo en uno de sus principales protagonistas. El pícaro es un producto histórico. Es una figura contumaz que está detrás de nuestra particular manera de vivir los límites de la transgresión, de nuestro hosco rechazo a las normas generales y leyes abstractas, de nuestra informalidad y refrescante flexibilidad. El rasgo o atributo usado reiteradamente como estereotipo para describir algo substancial del vivir humano es la “viveza criolla”.

Como establece Nelson Garrido, los símbolos dan forma al pensamiento abstracto y una producción simbólica se refiere a un espacio autónomo, en donde los individuos son capaces de insertar un mensaje a la sociedad. De tal forma, así como argumenta Axel Capriles (2008), si bien el pícaro es un producto histórico y refleja una característica típica de la sociedad venezolana, puede decirse que representa un símbolo de esta sociedad y que, por tanto, da forma al pensamiento abstracto de la misma, a través de él se pueden inferir la forma de pensar y de hacer venezolanos.

Por otro lado, Capriles (2008) expone la astucia y la viveza como nuestros principales órganos de adaptación, facultades necesarias para sobrevivir en el país, los atributos más útiles para escalar posiciones y alcanzar preeminencia social.

Francisco Tosta García, citado por Capriles (2008), describe el prototipo del pícaro político venezolano que se ha convertido en un personaje encumbrado y triunfador. Este personaje, adaptado y exitoso, logra mejorar su estatus, ascender y mantenerse siempre en la superficie hasta convertirse en un personaje aceptado y admirado. Francisco de Sales Pérez, por su lado, describe un personaje típico y natural de Caracas que “pasa su vida entera a costa de los demás”. Lo llama petardista, el cual es un ser impulsivo, dado al vagabundeo y la farsa, que sobrevive de cualquier manera en el ámbito de la ciudad. El petardista no soporta una vida ordenada, constreñida por las previsiones, las normas

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