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Obre De Don Juan Tenorio

sara0105957 de Septiembre de 2011

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Parte primera Acto primero “Libertinaje y escándalo”

Hostería de Cristófano Buttarelli. Puerta en el fondo que da a la calle: mesas, jarros y demás utensilios propios de semejante lugar.

Escena primera

DON JUAN, con antifaz, sentado a una mesa escribiendo; BUTTARELLI Y CIUTTI, a un lado esperando. Al levantarse el telón, se ven pasar por la puerta del fondo Máscaras, Estudiantes y Pueblo con hachones, músicas, etc.

JUAN. ¡Cuál gritan esos malditos! Pero, ¡mal rayo me parta si en concluyendo la carta no pagan caros sus gritos! (Sigue escribiendo.)

BUTTARELLI (A CIUTTI) Buen carnaval.

CIUTTI (A BUTTARELLI.) Buen agosto para rellenar la arquilla.

BUTTARELLI. ¡Quia! Corre ahora por Sevilla poco gusto y mucho mosto. Ni caen aquí buenos peces, que son cosas mal miradas por gentes acomodadas y atropelladas a veces.

CIUTTI: Pero hoy...

BUTTARELLI. Hoy no entra en la cuenta, Ciutti, se ha hecho buen trabajo.

CIUTTI: ¡Chist! Habla un poco más bajo, que mi señor se impacienta pronto.

BUTTARELLI. ¿A su servicio estás?

CIUTTI: Ya ha un año.

BUTTARELLI. ¿Y qué tal te sale?

CIUTTI: No hay prior que se me iguale; tengo cuanto quiero y más. Tiempo libre, bolsa llena, buenas mozas y buen vino.

BUTTARELLI. ¡Cuerpo de tal, qué destino!

CIUTTI: (Señalando a DON JUAN.) Y todo ello a costa ajena.

BUTTARELLI. ¿Rico, eh?

CIUTTI: Varea la plata.

BUTTARELLI. ¿Franco?

CIUTTI: Como un estudiante.

BUTTARELLI. ¿Y noble?

CIUTTI: Como un infante.

BUTTARELLI. ¿Y bravo?

CIUTTI: Como un pirata.

BUTTARELLI. ¿Español?

CIUTTI: Creo que sí.

BUTTARELLI. ¿Su nombre?

CIUTTI: Lo ignoro en suma.

BUTTARELLI. ¡Bribón! ¿Y dónde va?

CIUTTI: Aquí.

BUTTARELLI. Largo plumea.

CIUTTI: Es gran pluma.

BUTTARELLI. ¿Y a quién mil diablos escribe tan cuidadoso y prolijo?

CIUTTI: A su padre.

BUTTARELLI. ¡Vaya un hijo!

CIUTTI: Para el tiempo en que se vive, es un hombre extraordinario. Mas silencio.

JUAN. (Cerrando la carta.)

Firmo y plego. ¿Ciutti?

CIUTTI ¿Señor?

JUAN. Este pliego irá dentro del orario en que reza doña Inés a sus manos a parar.

CIUTTI: ¿Hay respuesta que aguardar?

JUAN. De el diablo con guardapiés que la asiste, de su dueña, que mis intenciones sabe, recogerás una llave, una hora y una seña: y más ligero que el viento aquí otra vez.

CIUTTI: Bien está. (Vase.)

Escena II

DON JUAN, BUTTARELLI

JUAN. Cristófano, vieni quá

BUTTARELLI. Eccellenza!

JUAN. Senti.

BUTTARELLI. Sento. Ma ho imparato il castigliano, se è più facile al signor la sua lingua...

JUAN. Sí, es mejor; lascia dunque il tuo toscano, y dime: ¿don Luis Mejía ha venido hoy?

BUTTARELLI. Excelencia, no está en Sevilla.

JUAN. ¿Su ausencia dura en verdad todavía?

BUTTARELLI. Tal creo.

JUAN. ¿Y noticia alguna no tienes de él?

BUTTARELLI. ¡Ah! Una historia me viene ahora a la memoria que os podrá dar...

JUAN. ¿Oportuna luz sobre el caso?

BUTTARELLI. Tal vez.

JUAN. Habla, pues.

BUTTARELLI. (Hablando consigo mismo.) No, no me engaño: esta noche cumple el año, lo había olvidado.

JUAN. ¡Pardiez! ¿Acabarás con tu cuento?

BUTTARELLI. Perdonad, señor: estaba recordando el hecho.

JUAN ¡Acaba, vive Dios!, que me impaciento.

BUTTARELLI. Pues es el caso señor, que el caballero Mejía por quien preguntáis, dio un día en la ocurrencia peor que ocurrírsele podía.

JUAN. Suprime lo al hecho extraño; que apostaron me es notorio a quien haría en un año, con más fortuna, más daño, Luis Mejía y Juan Tenorio.

BUTTARELLI. ¿La historia sabéis?

JUAN. Entera; por eso te he preguntado por Mejía.

BUTTARELLI. ¡Oh! Me pluguiera que la apuesta se cumpliera, que pagan bien y al contado.

JUAN. ¿Y no tienes confianza en que don Luis a esta cita acuda?

BUTTARELLI. ¡Quia! Ni esperanza: el fin del plazo se avanza, y estoy cierto que maldita la memoria que ninguno guarda de ello.

JUAN. Basta ya. Toma.

BUTTARELLI. ¡Excelencia! (Saluda profundamente.) ¿Y de alguno de ellos sabéis vos?

JUAN. Quizá.

BUTTARELLI. ¿Vendrán, pues?

JUAN. Al menos uno; mas por si acaso los dos dirigen aquí sus huellas el uno del otro en pos, tus dos mejores botellas prevénles.

BUTTARELLI. Mas...

JUAN. ¡Chito!... Adiós.

Escena III

BUTTARELLI ¡Santa Madonna! De vuelta Mejía y Tenorio están sin duda... y recogerán los dos la palabra suelta. ¡Oh!, sí; ese hombre tiene traza de saberlo a fondo, (Ruido dentro.) ¿Pero qué es esto? (Se asoma a la puerta.) ¡Anda! ¡El forastero está riñendo en la plaza! ¡Válgame Dios! ¡Qué bullicio! ¡Cómo se le arremolina chusma... ¡Y cómo la acoquina él solo... ¡Puf! ¡Qué estropicio! ¡Cuál corren delante de él! No hay duda, están en Castilla los dos, y anda ya Sevilla toda revuelta, ¡Miguel!

Escena IV

BUTTARELLI, MIGUEL

MIGUEL Che comanda?

BUTTARELLI. Presto, qui servi una tavola, amico: e del Lacryma più antico porta due bottiglie.

MIGUEL Si, signor padron.

BUTTARELLI. Micheletto, apparecchia in carità lo più ricco che si fa: affrettati!

MIGUEL Già mi affretto, signor padrone. (Vase.)

Escena V

BUTTARELLI, DON GONZALO

DON GONZALO: Aquí es. ¿Patrón?

BUTTARELLI. ¿Qué se ofrece?

DON GONZALO: Quiero hablar con el hostelero.

BUTTARELLI. Con él habláis; decid, pues.

DON GONZALO: ¿Sois vos?

BUTTARELLI. Sí; mas despachad, que estoy de priesa.

DON GONZALO: En tal caso, ved si es cabal y de paso esa dobla, y contestad.

BUTTARELLI. ¡Oh, excelencia!

DON GONZALO: ¿Conocéis a don Juan Tenorio?

BUTTARELLI. Sí.

DON GONZALO: ¿Y es cierto que tiene aquí hoy una cita?

BUTTARELLI. ¡Oh! ¿Seréis vos el otro?

DON GONZALO: ¿Quién?

BUTTARELLI. Don Luis.

DON GONZALO: No; pero estar me interesa en su entrevista.

BUTTARELLI. Esta mesa les preparo; si os servís en esotra colocaros podréis presenciar la cena que les daré... ¡Oh! Será escena que espero que ha de admiraros.

DON GONZALO: Lo creo.

BUTTARELLI. Son, sin disputa, los dos mozos más gentiles de España.

DON GONZALO: Sí, y los más viles también.

BUTTARELLI. ¡Bah! Se les imputa cuanto malo se hace hoy día; mas la malicia lo inventa, pues nadie paga su cuenta como Tenorio y Mejía.

DON GONZALO: ¡Ya!

BUTTARELLI. Es afán de murmurar, porque conmigo, señor, ninguno lo hace mejor, y bien lo puedo jurar.

DON GONZALO: No es necesario: mas...

BUTTARELLI. ¿Qué?

DON GONZALO: Quisiera yo ocultamente verlos, y sin que la gente

me reconociera.

BUTTARELLI. A fe

que eso es muy fácil, señor. Las fiestas de carnaval, al hombre más principal permiten, sin deshonor de su linaje, servirse de un antifaz, y bajo él, ¿quién sabe, hasta descubrirse, de qué carne es el pastel?

DON GONZALO: Mejor fuera en aposento contiguo...

BUTTARELLI. Ninguno cae aquí.

DON GONZALO: Pues entonces, trae el antifaz.

BUTTARELLI. Al momento.

Escena VI

DON GONZALO

No cabe en mi corazón que tal hombre pueda haber, y no quiero cometer con él una sinrazón. Yo mismo indagar prefiero la verdad..., mas, a ser cierta la apuesta, primero muerta que esposa suya la quiero. No hay en la tierra interés que, si la daña, me cuadre; primero seré buen padre, buen caballero después. Enlace es de gran ventaja, mas no quiero que Tenorio del velo del desposorio la recorte una mortaja.

Escena VII

DON GONZALO; BUTTARELLI, que trae un antifaz

BUTTARELLI. Ya está aquí.

DON GONZALO: Gracias, patrón: ¿Tardarán mucho en llegar?

BUTTARELLI. Si vienen no han de tardar: cerca de las ocho son.

DON GONZALO: ¿Ésa es hora señalada?

BUTTARELLI. Cierra el plazo, y es asunto de perder, quien no esté a punto de la primer campanada.

DON GONZALO Quiera Dios que sea una chanza, y no lo que se murmura.

BUTTARELLI. No tengo aún por muy segura de que cumplan, la esperanza; pero si tanto os importa lo que ello sea saber, pues la hora está al caer, la dilación es ya corta.

DON GONZALO: Cúbrome, pues, y me siento. (Se sienta en una mesa a la derecha y se pone el antifaz.)

BUTTARELLI. (Curioso el viejo me tiene del misterio con que viene... Y no me quedo contento hasta saber quién es él.) (Limpia y trajina, mirándole de reojo.)

DON GONZALO: (¡Que un hombre como yo tenga que esperar aquí, y se avenga

con semejante papel! En fin, me importa el sosiego de mi casa, y la ventura de una hija sencilla y pura, y no es para echarlo a juego.)

Escena VIII

DON GONZALO, BUTTARELLI;

DON DIEGO, a la puerta del fondo

DIEGO. La seña está terminante, aquí es: bien me han informado; llego, pues.

BUTTARELLI. ¿Otro embozado?

DIEGO. ¿Ha de esta casa?

BUTTARELLI. Adelante.

DIEGO. ¿La hostería del Laurel?

BUTTARELLI. En ella estáis, caballero.

DIEGO. ¿Está en casa el hostelero?

BUTTARELLI. Estáis hablando con él.

DIEGO. ¿Sois vos Buttarelli?

BUTTARELLI. Yo.

DIEGO.

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