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Pedagogía De La Autonomía - Paulo Freire

5 de Noviembre de 2013

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INSTITUTO SUPERIOR DE FORMACIÓN DOCENTE N° 82

PROFESORADO DE PSICOLOGÍA

MATERIA: PERSPECTIVA FILOSÓFICO-PEDAGÓGICO II

PROFESORA: CARINA ANTÓN

COMISIÓN: 2° A

PEDAGOGÍA DE LA AUTONOMÍA DE PAULO FREIRE

ALUMNA: BUSSOLINO, EVANGELINA CECILIA

AÑO: 2012

NO HAY DOCENCIA SIN DISCENCIA

La reflexión crítica sobre la práctica se torna una exigencia de la relación teórico-práctica sin la cual la teoría puede convertirse en palabrerías y la práctica en activismo.

Enseñar no es transferir conocimientos, sino crear las posibilidades de su producción o de su construcción. Quién forma se forma y reforma al formar, y quién es formado se forma y forma al ser formado.

QUIEN ENSEÑA APRENDE AL ENSEÑAR Y QUIEN APRENDE ENSEÑA AL APRENDER

1- Enseñar exige rigor metódico: el deber de reforzar, en su práctica docente, la capacidad crítica del educando, su curiosidad, su insumisión. La presencia de educadores y de educandos creadores, instigadores, inquietos, rigurosamente curiosos, humildes y persistentes.

Dadas las condiciones del verdadero aprendizaje, los educandos se van transformando en sujetos reales de la construcción y de la reconstrucción del saber enseñando, al lado del educador, que también es un sujeto del proceso.

La importancia del papel del educador es que parte de su tarea docente es enseñar a pensar correctamente. Solo quien piensa acertadamente puede enseñar a pensar del mismo modo aún cuando, a veces, piense de manera equivocada. Y unas de las condiciones para lograrlo es que no estemos demasiado seguros de nuestras certezas.

Nuestra manera de estar en el mundo y con el mundo, como seres históricos, es la capacidad de conocer el mundo al intervenir en él. Tan importante es conocer el conocimiento existente como saber que estamos abiertos y aptos para la producción del conocimiento aún no existe.

2- Enseñar exige investigación: no hay enseñanza sin investigación ni investigación sin enseñanza.

Mientras enseño continúo buscando, indagando. Enseño porque busco, porque indagué, porque indago y me indago. Investigo para comprobar porque comprobando se puede intervenir, y así interviniendo educo y me educo. Investigo para conocer lo que aún no conozco y comunicar la novedad.

3- Enseñar exige respeto a los saberes de los educandos: pensar acertadamente impone al profesor o, a la escuela, el deber de respetar no solo los saberes con que llegan los educandos, sobre todo los de las clases populares, saberes socialmente construidos en la práctica comunitaria. ¿Por qué no establecer una “intimidad” necesaria entre los saberes curriculares fundamentales para los alumnos y la experiencia social que ellos tienen como individuos?

4-Enseñar exige crítica: la curiosidad como inquietud indagadora, como inclinación a descubrir algo, como búsqueda de esclarecimiento, como señal de atención que sugiere estar alerta, forma parte integrante del fenómeno vital.

Una de las tareas principales de la práctica educativa-progresista es exactamente el desarrollo de la curiosidad-critica insatisfecha. Curiosidad con la que podemos defendernos de “irracionalismos” resultantes de, o producidos por, cierto exceso de “racionalidad” de nuestro tiempo altamente tecnificada.

5- Enseñar exige estética y ética: Si se respeta la naturaleza del ser humano, la enseñanza de los contenidos no puede darse alejada de la formación moral del educando. Educar es, sustancialmente formar.

6- Enseñar exige la corporificación de las palabras en el ejemplo: pensar acertadamente es hacer acertadamente.

No exige el pensar acertado fuera de una práctica testimonial que lo refuerza en lugar de desdecirlo. El clima de quien piensa acertadamente es el de quien busca seriamente la seguridad en la argumentación, es el de quien, al discordar con su oponente, no tiene porque alimentar contra él o contra ella una rabia desmedida, a veces mayor que la propia razón de la discordancia.

7- Enseñar exige riesgo, asunción de lo nuevo y rechazo de cualquier forma de discriminación: es propio del pensar acertado la disponibilidad al riesgo; lo viejo que presenta su validez o que encarna una tradición o marea una presencia en el tiempo continúa siendo nuevo.

También el rechazo definitivo a cualquier forma de discriminación forma parte de pensar acertadamente. Pensar y hacer de manera errada, por lo visto, no tienen en efecto nada que ver con la humildad a que el pensar acertadamente exige. No tienen nada que ver con el sentido común que regula nuestras exageraciones y evita que nos encaminemos hacia el ridículo y la insensatez.

El pensar acertadamente es algo que se hace y que se vive mientras se habla de ella con la fuerza del testimonio. Pensar acertadamente implica la existencia de sujetos que piensan mediados por el objeto u objetos en los que incide el propio pensar de los sujetos.

La tarea coherente del educador, mientras ejerce como ser humano la práctica irrecusable de entender, de desafiar al educando con quien se comunica y a quien comunica, a producir su comprensión delo que viene siendo comunicado. No hay entendimiento que no sea comunicación e intercomunicación y que no se funda en la capacidad de diálogo.

8- Enseñar exige reflexión crítica sobre la práctica: la práctica docente critica, implícita en el pensar acertadamente, encierra el movimiento dinámico, dialéctico, entre el hacer y el pensar sobre el hacer.

El saber que indiscutiblemente produce la práctica docente espontánea o casi espontánea, "desarmada", es un saber ingenuo, un saber hecho de experiencia, al que le falta el rigor metódico que caracteriza a la curiosidad epistemológica del sujeto. Éste no es el saber que busca el rigor del pensar acertadamente.

El pensar acertadamente que supera al pensar ingenuo tiene que ser producto por el mismo aprendiz en común con el profesor formador. La matriz del pensar ingenuo como la del crítico es la propia curiosidad, característica del fenómeno vital.

Pensando críticamente la práctica de hoy o la de ayer es como se puede mejorar la próxima. El propio discurso teórico, necesario a la reflexión crítica tiene que ser de tal manera concreta que casi se confunda con la práctica.

9- Enseñar exige el reconocimiento y la asunción de la identidad cultural: Una de las tareas más importantes de la practica educativo/critica es propiciar las condiciones para que los educandos en sus relaciones entre si y de todos con el profesor puedan ensayar la experiencia profunda de asumirse. Asumirse como ser social e histórico, como ser pensante, comunicante, transformador, creador, realizador de sueños, capaz de sentir rabia porque es capaz de amar. Asumirse como sujeto porque es capaz de reconocerse. La asunción de nosotros mismos no significa la exclusión de los otros. Es la “otredad” del “no yo” o del tú, lo que me hace asumir el radicalismo de mi yo.

La solidaridad social y política que necesitamos para construir una sociedad menos fea y menos agresiva en la cual podamos ser más nosotros mismos, tiene una práctica de real importancia en la formación democrática.

El aprendizaje de la asunción del sujeto es incompatible con el adiestramiento pragmático o con el elitismo autoritario de los que se creen dueños de la verdad y del saber articulado. A veces ni se imagina lo que puede llegar a representar en la vida de un alumno un simple gesto del profesor.

Es una pena que el carácter socializante de la escuela, lo que hay de informal en la experiencia que se vive en ella, de formación o de deformación, sea desatendido. Se habla casi exclusivamente de la enseñanza de los contenidos, enseñanza lamentablemente casi siempre entendida como transferencia del saber.

Creo que una de las razones que explican este descuido en torno de lo que ocurre en el espacio-tiempo de la escuela, que no sea la actividad de la enseñanza, viene siendo una comprensión estrecha de lo que es educación y de lo que es aprender.

ENSEÑAR NO ES TRANSFERIR CONOCIMIENTOS

Saber que ensañar no es transferir conocimientos, sino crear las posibilidades para su propia producción o construcción.

1- Enseñar exige conciencia del inacabamiento: predispuesto al cambio, a la aceptación de lo deferente.

El inacabamiento del ser, o su inconclusión, es propio de la experiencia vital. La inversión de la existencia implica necesariamente el lenguaje, la cultura, la comunicación en niveles más profundos y complejos que lo que ocurría y ocurre en el dominio de la vida, la “espiritualización” del mundo, la posibilidad de embellecer o de afear el mundo, y todo eso definiría a mujeres y hombres como seres éticos. Solo los seres éticos pueden romper con la ética.

2- Enseñar exige el reconocimiento de ser condicionado: inacabado sé que soy un ser condicionado. La inconclusión que se reconoce a si misma implica necesariamente la inserción del sujeto inacabado en un permanente proceso social de búsqueda. Inacabados pero conscientes del inacabamiento, seres de opción, de decisión, éticos, podemos negar o traicionar la propia ética.

Estar en el mundo significa necesariamente estar con el mundo y con los otros. No es posible estar en el mundo sin hacer historia, sin ser hecho por ella, sin hacer cultura, sin “tratar” su propia presencia en el mundo, sin soñar, sin contar, sin hacer música, sin pintar, sin cuidar de la tierra, de las aguas,

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