Principios Y Valores De La Democracia

La necesidad de vivir juntos nos ha llevado a organizarnos de muy diversas maneras, así, al paso del tiempo, la sociedad mexicana, al igual que otras sociedades del mundo, hemos ido organizándonos en una democracia. La democracia es una forma de vida que se manifiesta a través de tomar en cuenta la opinión de quienes nos rodean, de respetarnos a nosotros mismos y respetar a los demás; pero también es una forma de gobierno en la cual están presentes principios, normas de conducta y procedimientos que se expresan en la manera en que se organiza el gobierno, se ejerce el poder y se resuelven los conflictos.

En México los cargos públicos no eran reelegibles, sin embargo en la actualidad se busca que la ciudadanía a través de la rendición de cuentas tenga la posibilidad de reelegir a sus representantes con base en su desempeño. Dentro de una sociedad democrática los ciudadanos tienen el derecho de elegir a sus gobernantes y exigir la rendición de cuentas. Se caracteriza por reconocer que existe una enorme diversidad entre los integrantes de su sociedad, ya sea de identidad personal o de objetivos e intereses, y por valorar y proteger la libertad personal en todos sus ámbitos.

Es importante recordar que los valores y procedimientos de la democracia están presentes en todos los ámbitos de nuestra vida cotidiana, en la familia, la escuela y la comunidad, está basada en el respeto a los derechos tanto individuales como colectivos, por lo que la práctica de los valores es indispensable para mejorar las condiciones de vida dentro de la colectividad, que en todo momento se procuren las condiciones para que todas las personas, sin excepción, puedan alcanzar determinado grado de bienestar.

La palabra democracia, como la etimología lo explica, proviene de la unión de dos palabras de origen griego: demos, que significa “del pueblo” y kratia, que quiere decir “gobierno o autoridad”. El origen de esta forma de organización social se remonta a la antigua Grecia, cuando todas las personas de la polis o ciudad que gozaban de la categoría de ciudadanos tenían una participación activa y directa en los asuntos de su gobierno. Actualmente, la forma de organización territorial, la cantidad de habitantes, la evolución de la sociedad y las demandas del mundo contemporáneo impiden que se viva una democracia como en la antigua Grecia.

En las democracias de hoy, como la que vive México, el gobierno sigue siendo “del pueblo y para el pueblo”, solo que ahora, este gobierno del pueblo se forma con representantes de la población que son electos mediante el voto libre, directo y secreto. Los encargos de elegir a estos representantes con las personas que tienen la condición de ciudadanas y ciudadanos. Los autores mencionan que “es un principio básico de los procedimientos democráticos que cada ciudadano tenga derecho a un voto” (Salazar y Woldenberg, 1997:18). Ya que la voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder público; esta voluntad se expresa mediante elecciones, por sufragio y voto secreto.

La idea principal que nos plantean los autores es que “el principio constitutivo es el de la democracia es el de la soberanía popular o en otros términos; el de que el único soberano legitimo es el pueblo” (Conde y Rojas, 2000; 4). Toda democracia se basa en el principio de reconocer que el único poder superior para gobernar es el pueblo. Dicho en otras palabras, al mismo tiempo que la democracia deposita en el pueblo todo el poder para gobernar, también le reconoce como único soberano, lo cual significa que ningún otro organismo, ni político, ni social, pude estar por encima de él.

La manera en la que el pueblo hace efectiva su soberanía es en la toma de decisiones sobre el gobierno que quiere tener. En una sociedad en la que existen tantos habitantes y grupos con diferentes intereses y necesidades, se ha promovido un modelo de diálogo social llamado democracia representativa. La gente elige representantes para que trabajen en la mejora de las condiciones y la calidad de vida.

Los partidos políticos, como organizaciones ciudadanas que representan diferentes puntos de vista sobre el desarrollo de la nación, deben contribuir verificablemente al fortalecimiento del gobierno democrático, articular las demandas ciudadanas, someterse también al reconocimiento del resto de la ciudadanía, y representarla activamente en los órganos de toma de decisiones, principalmente en las cámaras de diputados y senadores. De no ser así, estarán faltando a una de las principales tareas que les

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