Reseña Cien años De Soledad

Publicada en 1967 por Gabriel García Márquez, Cien años de soledad es una novela que, hasta la fecha, ha sido una de las más aclamadas del habla hispanoamericana. La historia comienza con una reminiscencia del Coronel Aureliano Buendía, cuando está a pocos minutos de ser fusilado, en la que se remonta a su infancia, cuando su padre José Arcadio Buendía lo llevo a ver el hielo con los gitanos que llegaban anualmente. Aureliano es el segundo hijo de Úrsula Iguaran y José Arcadio.

Su padre era un hombre emprendedor, laborioso y con una prolífera imaginación. Él era el patriarca del pueblo. Su esposa Úrsula era una mujer atareada, trabajadora y severa a quien nunca en su vida se le oyó cantar. Ambos habían viajado en el éxodo para buscar un nuevo lugar para vivir. Después de 13 meses de viaje llegaron a un rio con aguas cristalinas que desembocaba en un lecho de piedras pulidas y ovaladas como huevos de dinosaurio. José Arcadio Buendía vio en un sueño que el pueblo habría de llamarse Macondo. Y así fue.

Rodeado de una vasta e interminable ciénega, Macondo era un pueblecito alegre, con un clima árido, donde el calor era abrasante, nadie era mayor de treinta años y no había panteón porque nadie había muerto allí. Fue en este pueblo donde los Buendía vieron su inicio y su fin. Entre peripecias y extravagancias, siempre guiadas por la pasión y el arrebato, el árbol genealógico de los Buendía se fue tornando más intrincado y enredado que un laberinto. El pueblo de Macondo y la familia Buendía están tan estrechamente ligados a lo largo de la novela que es casi predecible lo que sucederá con los personajes. Una peculiaridad de la trama es que como la mayoría de los Buendía tienen los mismos nombres –oscilando desde José Arcadio, Arcadio José, Aureliano José, Aureliano…- para cuando llega el final es difícil recordar que Aureliano era el bisabuelo y cual José Arcadio acaba de morir. De igual manera, el lector que se adentre en el mundo fantástico de Macondo, donde el calor era tan intenso que los clavo s y tornillos parecían derretirse, se encontrara atrapado por los personajes que tienen un aura tanto realista como fantástica.

Esta es una novela altamente recomendable para el ávido lector que no teme aventurarse en la interminable ciénega de Macondo. Con 147 hojas repletas de una trama absorbente situada en un fuerte ámbito familiar, esta maravillosa historia nos trae consigo la promesa de una lectura fascinante que dejara hasta al lector más exigente totalmente satisfecho.

“… porque las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra.” (Márquez, 1967 p. 476).

El final de este libro es tan inesperado y remoto que pareciera casi incongruente con el inicio. Si no le temes a un reto literario con truculentas historias

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