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Reseña El Conde De Montecristo


Enviado por   •  4 de Junio de 2014  •  2.703 Palabras (11 Páginas)  •  304 Visitas

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“EL CONDE DE MONTECRISTO”

El autor de esta obra fue el reconocido Alejandro Dumas (1802-1870), fue un novelista y dramaturgo francés. Recibió una escasa educación y sus primeros trabajos fueron como mensajero, vendedor de tabaco y como pasante de notario.

Tenía un carácter indómito y soñador, su primera novela en prosa la escribió en 1826 titulada La caza y el Amor, su género favorito es el drama y la novela histórica; Fue el introductor del Romanticismo en el teatro francés, mostrando personajes orgullosos de sus propias pasiones.

Es un autor prolífico (tragedias, dramas, melodramas, aventuras…) aunque, para atender a la creciente demanda de publico, tuvo que recurrir a diversos colaboradores que le ayudaron en varias de sus novelas, entre ellas Los Tres Mosqueteros y El Conde de Montecristo.

Publico aproximadamente 300 obras y numerosos artículos. En 1870 se refugia en la casa de campo de su hijo en Puys, imposibilitado de regresar a la capital por la guerra con Prusia y su estado de salud. Muere de un ataque al corazón el 5 de diciembre. Su última novela fue la de El caballero Héctor de Sainte-Hermine.

Nos proponemos a exponer una de las obras literarias mas leídas en el mundo, “El Conde de Montecristo” una novela romántica por excelencia donde se encarna la maldad y la generosidad, el egoísmo y la astucia, el vicio y la virtud. Pero su tema central es la venganza, una forma extrema de justicia que repara las maldades de las que son victimas los inocentes y donde los buenos serán premiados y los malos castigados.

Por lo que se refiere la novela narra la historia de un marino el personaje principal de esta obra Edmundo Dantes, a juicio del autor “Era un joven de unos dieciocho a veinte años, de elevada estatura, cuerpo bien proporcionado, hermoso cabello y ojos negros, observándose en toda su persona ese aire de calma y de resolución peculiares a los hombres avezados a luchar con los peligros desde su infancia. (pag.1)” por otra parte los demás personajes antagónicos de la novela son el envidioso Fernand Mondego el cual esta enamorado de la novia de Edmundo Dantes, Danglars avaro y ambicioso ve al protagonista como un obstáculo para sus ambiciones y Gerard de Villefort un procurador de justicia el cual para proteger a su padre manda a prisión al protagonista de la historia en otras palabras es el culpable de la destrucción de una vida prometedora; en cambio también existen personajes que ayudan a Edmundo Dantes a salir adelante y cumplir su objetivo tal es el caso del sacerdote Abate Faria prisionero del Castillo de If que a la postre seria visto como su tutor figurado, Bertuccio mayordomo y sirviente leal del protagonista, finalmente Mercedes Herrera prometida de Edmundo Dantes al principio de la historia.

En lo concerniente a la novela la historia empieza con Edmundo Dantes volviendo a Marsella, donde después de un gran viaje regresa al puerto. Allí, se encuentra con el dueño de la embarcación El Faraón llamado Morrel, el cual sorprendido por la pericia de Edmundo Dantes al traer la embarcación de regreso lo interroga pidiendo los detalles del capitán, el cual murió de fiebre cerebral y tuvieron que pasar día y medio en la isla de Elba, en la cual estaba recluido Napoleón Bonaparte, al entrevistar al joven también lo hace con un oficial llamado Danglars, en consecuencia y dada la personalidad del personaje soberbio e intrigoso, cuestiona esa parada momentánea en la isla, dando a entender que había algo oculto.

Se revela que el anterior capitán, Leclére, que era un acérrimo defensor del ahora exiliado Emperador Napoleón, encomendó a Dantes en su lecho de muerte que entregara un paquete al gran mariscal Maréchal Bertrand, que se encontraba exiliado en la isla de Elba. Durante su visita, habló con el propio Napoleón, que le pidió que entregara una carta confidencial a un hombre en París.

Sin embargo, el inocente Dantes no se da cuenta de cómo afecta su fortuna a los que él considera sus amigos. Danglars, el jefe de cargamento que envidia la promoción de Edmundo, y Fernando, que ama a Mercedes, pretenden acusar a Edmundo como agente bonapartista escribiendo una carta anónima al procurador y magistrado del rey Villefort “Un amigo del trono y de la religión previene al señor procurador del rey que un tal Edmundo Dantes, segundo de El Faraón, que llegó esta mañana de Esmirna, después de haber tocado en Nápoles y en Porto-Ferrajo, ha recibido de Murat una misiva para el usurpador, y de éste otra carta para la junta bonapartista de París. Fácilmente se tendrá la prueba de su crimen, prendiéndole, porque la carta se hallará sobre su persona, o en casa de su padre, o en su camarote, a bordo de El Faraón. (pag.19)”

Aunque Villefort se convence enseguida de la inocencia de Edmundo y está a punto de dejarlo en libertad “-Sí, sí -murmuró Villefort-, todo lo creo, y a ser culpable lo sois de imprudencia, aunque imprudencia legítima, pues vuestro capitán os la impuso. Por consiguiente, dadme esa carta de la isla de Elba, y con palabra de presentaros así que os llame, podéis volver al lado de vuestros amigos (pag.28)”; Sin embargo, descubre que el destinatario no es otro que su propio padre, Noirtier, un importante bonapartista. “Un rayo que hiriera a Villefort no le trastornara más que este imprevisto golpe. Dejóse caer sobre su asiento, del que se había separado un si es no es para asir el legajo, y ojeándolo precipitadamente, entresacó la carta fatal, contemplándola con terror indescriptible. -¡Al señor Noirtier, calle de Coq-Heron, número 13! -murmuró palideciendo cada vez más. (pag29).

Sin embargo, el hijo ha denunciado a su padre para mejorar sus relaciones con el actual régimen realista, y un resurgimiento de las especulaciones sobre su verdadera lealtad podría dañar irrevocablemente su carrera y evitar su inminente boda con una conocida familia aristócrata. Para enterrar este secreto, Villefort envía a Edmundo a pudrirse indefinidamente en el infame Castillo de If.

Durante el encarcelamiento, Dantes comienza a perder el juicio lentamente. Empieza rezando a Dios por su liberación, pero sigue sufriendo año tras año, y al cabo intenta suicidarse por inanición. Sin embargo, cuando le ronda la muerte, recupera la voluntad para vivir al escuchar el sonido de otro prisionero cavando. “-¿Quién es el que habla de Dios y se desespera? -murmuró una voz, que como salida del centro de la tierra, llegaba a Edmundo opaca, por decirlo así, y con un acento sepulcral. (pag.61).

Poco después se encuentra con el otro prisionero, el abate Faria,

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