Resumen De La Odisea
sydlero11 de Octubre de 2011
9.048 Palabras (37 Páginas)1.287 Visitas
Resumen de La Odisea de Homero
Principales personajes
Odiseo (Ulises): Héroe astuto (de hecho la idea del caballo de madera gracias al cual ardió Troya, fue su idea).
Penélope: Leal esposa acosada por pretendientes que se quieren casar por interés.
Telémaco: Hijo.
Euriclea: El ama y niñera de la familia.
Atenea: Diosa consejera y amiga.
Circe: Maga que convierte personas en animales. Hija del sol.
Calipso: Ninfa hermosa que quiere retener al héroe, porque está enamorada de él.
Los pretendientes: Grupo de comelones y parranderos que al final reciben su merecido.
El cíclope: Monstruo de un solo ojo hijo de Poseidón. Se llama Polifemo.
Caribdis y Escila: Monstruos marinos que destruían los navíos.
Sirenas: Cantantes mágicas que atraían con sus bellas melodías a los navegantes.
Canto 1:
Homero comienza la Odisea invocando a la Musa para que cuente lo sucedido a Odiseo después de destruir Troya. En una asamblea de los dioses griegos, Atenea aboga por la vuelta del héroe a su hogar, quien lleva muchos años en la isla de la ninfa Calipso. Ulises luego de volver de Troya, en vez de volver a su ciudad Ítaca, se quedó en una isla, al ser seducido por la ninfa Calipso, que lo mantiene prisionero, y lo quiere hacer su esposo. Mientras que en la casa majestuosa de Ulises, los pretendientes inquietaban cada vez más a Penélope y a su hijo, haciendo escándalo, comiéndole la comida y matando a sus animales para comérselos.
Mientras que los dioses se compadecen por Ulises, la diosa Palas Atenea, la de los ojos claros, propone mandar a Hermes, el mensajero de los dioses, para informarle a Ulises lo que acontecía en su casa, mientras ella encarnaría en Mentor, rey de los Tafios, para consolar a Penélope (esposa de Ulises) y a Telémaco (hijo de Ulises).
Al llegar, ve a Telémaco muy triste ya que su padre no había retornado y su casa estaba llena de pretendientes de su madre. Telémaco lo invita a pasar, ahí es cuando le da esperanza de que su padre pudiera seguir vivo y le aconseja que viajara en busca de su padre. Entonces Telémaco quiere echar a los pretendientes de su madre que lo único que hacían era ilustrar soberbia, comer, cantar y bailar. Uno de los pretendientes empieza a cantar una canción sobre los combatientes griegos de Troya (o sea Ulises), ahí Penélope baja la escalera y pide que pare y Telémaco le dice que no se tiene que enojar con el pretendiente, es solo una canción. Luego de eso les dice a los pretendientes que disfruten sus últimos momentos de comer y vivir en su morada (casa de Telémaco). Los pretendientes insinúan cosas de que ojalá nunca Zeus le permita ser rey de Ítaca.
Luego Telémaco se va a su habitación y su sirvienta más querida, Euriclea, lo puso en una túnica y se fue; luego Telémaco se queda pensando, sabiendo que el tal Mentor era en realidad una diosa.
Canto 2:
Cuando despertó Telémaco, fue a la plaza principal y cuando se halló todo el pueblo congregado se sentó en la silla de su padre (Ulises, el rey) y habló primero un héroe de Egipto, que había perdido a su hijo por un Cíclope que le dio muerte en su cueva y lo hizo su cena. Luego, otro anciano preguntó quién los citaba y para qué y otras preguntas provocativas.
Entonces Telémaco contó al pueblo sus desgracias, de la pérdida de su padre, y de cómo los pretendientes abusaban de él y de su morada, mataban a su ganado y tomaban todo el vino.
Entonces Antínoo le respondió que su madre (Penélope) venía evitando el casamiento con alguno de los pretendientes, ya que decía que cuando terminara de tejer elegiría, y se pasaba todo el día tejiendo y a la noche deshacía su trabajo, hasta que la agarraron y la obligaron a terminarla, y le dijo que fuera y le dijera a su madre que se fuera a la casa de su padre (abuelo de Telémaco) y se casara con quien le conviniera, mientras tanto, ellos seguirían en la casa de Telémaco, hasta que su madre eligiera a alguno de ellos.
Telémaco le dijo que no podía echar a su madre de la casa y que iba a esperar a su padre, y si le parecía bien devorar imprudentemente los bienes de su familia, que Zeus algún día lo castigaría.
Ahí fue cuando Zeus mandó una señal: envió dos águilas que al pasar por la reunión con sus propias garras se rompieron la cabeza. Entonces otro anciano habló, fue Haliterses Mastórida, dijo que Ulises volvería en cualquier momento y tal vez traería males para Ítaca o tal vez el propio exterminio; así que recomendaba que los pretendientes cesaran su acto.
Le respondieron que era un anciano tontito y que no incitara a Telémaco, sino que le dijera que su madre se fuera con Ícaro, su padre, y se casara con quien le placiera. Ahí Telémaco hizo su propuesta de que le dieran un bote, buenos remeros e iría a buscar noticias de su padre, si estaba vivo lo esperaría, si estaba muerto volvería a Ítaca y desposaría a su madre. La propuesta fue aceptada, mientras que Mentor (fiel amigo de Ulises) y un joven discutían.
Se disolvió el ágora y Telémaco pidió a la diosa que se apareciera y le hablara, y la diosa tomó la forma de Mentor y le dijo que no fuera cobarde ni insensato, que si era hijo de Ulises y Penélope haría bien la misión, y si la hacía mal es que no lo era, que fuera ahora con los pretendientes que ella le buscaría un bote y los mejores remeros.
Cuando volvió a su morada, Antínoo le dijo que festejara con ellos, y Telémaco se enojó y le dijo que como podía él regocijarse y festejar mientras su padre podía estar todavía vivo y sufriendo, que ellos ya le habían desbaratado la casa cuando era chico, pero ahora ya era mayor y se iba a enfrentar con la muerte. Entonces Antínoo dijo que él los quería destruir, que iba a traer veneno para ponerle en el vino, o auxiliares para matarlos.
Atenea tomó la forma de Telémaco y juntó a los mejores remeros. Cuando todos estaban reunidos en la orilla del mar partieron hacia Pilos y la diosa lo acompañaría hasta el final.
Canto 3:
Llegaron a la ciudad de Pilos y vieron que estaban haciendo sacrificios, que había filas y filas llenas de hombres y al lado de cada fila yacían 9 toros muertos. En una de esas filas se encontraba Néstor junto a su padre y sus hijos. En cuanto Néstor vio a los visitantes, los saludó y les ofreció lugar al lado de él y de su padre, luego les dio un pedazo de entraña de toro y vertió en la cratera (vasija) de oro un buen vino tinto y les pidió que le agradecieran a Poseidón y su deseo fue cumplido por Palas Atenea y por Telémaco.
Al terminar de satisfacer sus necesidades de comer y beber, entablaron una conversación en la que Telémaco informó de dónde venía y por qué. Luego de formular la pregunta de dónde estaba Ulises, el gran domador de caballos, Néstor, le contó resumidamente cómo sufrieron, él, Ulises y muchos más, en la guerra de Troya y después de ella. Le contó que luego de destruir la ciudadela de Troya, volvieron a sus naves y al parecer Zeus no dejó que su retorno fuera fácil.
Menelao quería volver, pero Agamenón no. La mitad volvió (Ulises y Néstor estaban en ella) y la otra se quedo con Agamenón. Luego de muchas desventuras, Néstor terminó en la arenosa Pilos y no sabe que le deparó al divino Ulises. Lo que sí sabe es cómo Egisto mató a Agamenón y se acostó con su mujer, y luego fue asesinado por el hijo de Agamenón, Orestes.
Telémaco afirmó que Orestes dio una justa venganza y que él quería hacer lo mismo con los pretendientes de su madre, y Néstor dijo que Ulises algún día, si vuelve, lo hará, y que si no, a los pretendientes se les irán las ganas de casarse, y dijo Telémaco que eso nunca pasaría. A eso, la diosa encarnada en Mentor dijo que no era cierto, que si los dioses querían salvarlo, lo harían.
Telémaco no creía que Ulises volvería jamás, pero quería asegurarse de dónde estaba Menelao. Entonces Néstor dijo: voy a contarte la verdad. Todo lo que supones, ha sucedido efectivamente. Sin duda, si el rubio Menelao, a su regreso de Ilión, hubiera encontrado en el palacio del aterida a Egisto vivo aún, jamás habría erigido tumba alguna a este traidor después de su muerte, sino que los perros y los buitres habrían devorado su cuerpo tendido en los campos lejos de Argos. Mientras nosotros, en las riberas troyanas sosteníamos numerosos combates, Egisto, tranquilo en el seno de la fértil Argos, seducía con sus palabras a la esposa de Agamenón. La noble Clitemnestra rehusó durante mucho tiempo consentir en esta mala acción, porque su alma era virtuosa. Entretanto, lejos de Ilión, navegábamos juntos Menelao y yo, que siempre fuimos buenos amigos. Cuando llegamos a Sunión, promontorio sagrado de los atenienses, el radiante Apolo atravesó con sus flechas al piloto de Menelao, el cual tenía en sus manos el timón de la nave, Frontis, hijo de Onetor, y el más hábil de los hombres en dirigir una nave cuando las tempestades se han desencadenado. Menelao, aunque impaciente por continuar su viaje, se detiene en esos lugares para sepultar a su compañero y celebrar sus exequias fúnebres. Las olas destruyeron las naves, estrellándolas contra los escollos; no obstante, cinco naves fueron impelidas hacia las riberas de Egipto por los vientos y por las olas. Allí Menelao, recogiendo oro y bienes en abundancia, erraba con sus naves entre pueblos extraños. Te aconsejo y te invito a que vayas a ver a Menelao, que muy recientemente acaba de abandonar unos pueblos extranjeros, de los cuales sin duda no esperaría regresar aquel que a esos lugares hubiera sido arrojado por las
...