Television Y Melodrama

Television y Melodrama

Ni buscando otro género, ni el terror ni la aventura logra encajar tanto en la región como el melodrama. Este continua haciendo parte del conjunto más precioso para estudiar detallando temas como la no contemporaneidad y los mestizajes que nos constituyen.

De igual manera está otra organización uniforme que imputa examinar otro sentido como este en el cual reconocer tiene otro significado y este es demandar, un asunto acerca de los sujetos, de su modo específico de elaborarse. Todos se hacen y rehacen en la trama figurada de las interpelaciones, de los reconocimientos. En el melodrama está el punto, que es el drama del reconocimiento, lo que da la vida a la trama es siempre el desconocimiento de una identidad y la lucha contra los encantamientos, las apariencias, contra todo lo que esconde y disfraza: una lucha por hacerse reconocer.

El tiempo conocido se reubica en el momento de la sociedad entre el tiempo de la historia el tiempo de la vida, el tiempo familiar es el que intercede y posibilita su comunicación.

Dice Hoggart que "los acontecimientos no son percibidos más que cuando afectan la vida del grupo familiar". Una guerra es percibida de manera que "el tiempo en que murió el tío"…etc.

¿Y dónde quedan entonces el dogma, la tendencia y las falacias de los comerciantes? También ahí, formando parte de la trama de las ignorancias y reconocimientos.

Mattelart se responde con una pregunta: ¿es posible que el poder de las industrias culturales no resida totalmente en los temas que tratan, en las anécdotas que ofrecen, que no serían más que epifenómenos del mensaje transmitido? Empezamos a darnos cuenta que sí, que lo que hace la impulso de la industria cultural y lo que da vida a esos relatos no se halla sólo en la ideología, sino en la cultura, en el movimiento de la memoria y de lo creativo.

De la narración, el melodrama televisivo preserva una conexión con la cultura de los cuentos y las leyendas, la literatura del cordel brasileña, las crónicas que cantan los corridos y los vallenatos. Conserva la superioridad del relato, del contar a, ello significa la aspecto constante del cronista implantando día tras día la continuidad dramática.

El melodrama como literatura dialógica o, como género carnavalesco, aquel "donde el autor, lector y personajes intercambian constantemente de posición".

Es sin duda otra cultura política la que acepta el melodrama como una forma de restaurar la memoria colectiva por el imaginario que fabrica la industria cultural indicadora de los métodos de participación del pueblo.

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