Un Viaje Sobre Platero
midorireyes2 de Octubre de 2012
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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MEXICO
ESCUELA NACIONAL PREPARATORIA
PLANTEL #6
Un viaje sobre Platero
Reyes Shirai Midori Karina.
Grupo: 411.
Fecha: 20/03/09.
Indice
I. El inicio del viaje. 3
II. El trayecto. 4
II.1 Argumento. 4
II.2 Personajes principales. 5
II.3 Personajes secundarios. 6
II.4 Tema de la obra. 7
II.5 Lenguaje. 8
II.6 Los sentimientos y valores dentro de la obra. 9
III. Fin del viaje. 10
IV. Notas o citas bibliográficas. 11
V. Bibliografía. 12
I. El inicio del viaje.
Al principio, yo no tenía intención de hacer mi trabajo sobre este libro, ya que había escogido Niebla, pero la verdad, después de irme adentrando en el pequeño y sencillo, pero a la vez fascinante mundo de Platero, quedé encantada con la belleza del libro, y es por esto que no me arrepiento de mi elección.
A diferencia de lo que se cree comúnmente, Platero y yo no es un libro adecuado para una lectura infantil, ya que éste contiene entre sus páginas mucha melancolía, soledad, nostalgia, aislamiento y reflexión sobre la vida, lo que podría complicar su lectura, por ende, es más conveniente recomendar esta lectura a personas que puedan entender y reflexionar sobre los temas que vienen implicados; y es el mismo poeta quien lo puntualiza en su prologuillo: “Este breve libro, donde la alegría y la pena son gemelas, cual las orejas de Platero…” (1), dando a entender que contiene tanto momentos de felicidad como de tristeza, a lo largo de todo la trama, enriqueciendo así la obra.
A simple vista, es sólo la historia del narrador y su burro, y tal vez para muchos esto sea aburrido y tedioso, pero para poder comprender toda la belleza y sensibilidad de este libro, hay que abrirse para permitir que la obra nos llene con sus descripciones, con sus metáforas, con sus pequeños detalles, con su juego de bellos colores, que hacen que uno se maraville con la magnificencia de su contenido.
Este libro resulta muy placentero de leer, porque desde la lectura del primer capítulo, nos damos cuenta del talento innato y sensibilidad que posee Juan Ramón Jiménez para percibir la belleza y plasmarla en su obra, tanto así, que nosotros como lectores somos capaces de imaginar con lujo de detalle los escenarios descritos.
Pero no todo es belleza en este mundo narrado por Juan Ramón Jiménez. Con su talento logra un perfecto equilibrio entre la cruda realidad de la vida (como la muerte, el rechazo, la agresión) y la hermosura de la misma, así que todo está en perfecta sincronía, captando de esta forma los verdaderos matices del diario vivir.
Por estas y muchas razones más, te invito lector, a que emprendas este viaje sobre Platero y descubras la riqueza de contrastes que la vida y la naturaleza tienen para ofrecernos.
II. El trayecto.
II.1 Argumento.
Platero y yo es un libro conformado por 138 breves capítulos de no más de 2 hojas cada uno, y narra la historia sobre la vida del poeta, es decir, Juan Ramón Jiménez y su burrito Platero, en su pueblo natal de Moguer, en la provincia de Huelva.
Básicamente, nos cuenta las andanzas que tienen estos dos personajes interactuando con su medio, con la gente y los animales que habitan con ellos en el tranquilo y pacífico pueblo de Moguer, en un periodo que abarca en total un año, aproximadamente.
Las andanzas de Juan Ramón y Platero no son sobre cuentos o historias fantásticas o increíbles, siendo en realidad todo lo contrario, alrededor de los 138 capítulos nos introduce en la vida cotidiana, en la vida del campo y del pueblo: “…Juan Ramón no desvirtúa ni exalta la realidad para crear un mito, todo en Platero corresponde al diario vivir…” (2), con gente común y corriente que se dedica a diversos oficios, sin los ajetreos y molestias de una metrópoli donde cada cosa se pierde en la inmensidad de una gran ciudad.
En cambio, en Moguer, y a través de los ojos de nuestro narrador, cada cosa toma un lugar muy importante en su corazón y también en el nuestro, como lectores. Para el poeta moguereño, desde una persona, un animal y hasta un escenario de la naturaleza, son importantes y tienen un mismo valor.
Esta idea queda bien sintetizada con lo que menciona Michael Predmore: “…En este mundo no hay jerarquía de valores, formas de vida elevadas o inferiores, ninguna separación entre lo celeste y lo terrestre. Todo está colocado en el mismo plano.” (3).
Juan Ramón nos relata muchas anécdotas sobre su vida en Moguer, tanto en el campo, como la vida en el pueblo, por ejemplo festejando fiestas religiosas, carnavales, etc.
El libro termina con la muerte del borriquito, dejando en Juan Ramón una profunda huella de melancolía y tristeza: “…estás ahora en un prado del cielo y llevas sobre tu lomo peludo a los ángeles adolescentes…Platero, dime: ¿te acuerdas aún de mí?” (4).
II.2 Personajes principales.
Los personajes principales que nos acompañan en el recorrido de toda esta obra son dos: el narrador, quien es el mismo Juan Ramón Jiménez y su borrico Platero.
Juan Ramón es un personaje con un carácter muy excéntrico y taciturno: pasa días en el campo bajo los árboles meditando sobre la vida o la belleza. A lo largo de todo el libro, en varios capítulos entre los que se pueden nombrar: «El loco», «Sarito», etc, el rechazo por parte del pueblo hacia él se hace evidente y no es de extrañar que por estas razones Juan Ramón y Platero prefieran la soledad y quedarse aislados en el pueblo o en el campo mientras todas las personas se van a misa, a carnavales, a corridas de toros, etc: “¡Qué hermoso el campo en estos días de fiesta en que todos lo abandonan!” (5), prefiriendo por mucho la compañía de los árboles, de los pájaros, de los niños y de las flores, es decir, de todos los seres inocentes y no corrompidos.
Este hecho es explicado por algunos autores que los poetas, por poseer tanta compasión, ternura y humanidad, son rechazados por las demás personas.
De este modo, durante sus aislamientos y paseos de soledad, es cuando se aprecia más el bello mundo y paisaje de Moguer: “…Juan Ramón, desde su soledad, se ha apoderado de Moguer… Lo ha mirado desde todas las perspectivas del corazón de un hombre dolorido…” (6).
Además de esto, Juan Ramón se caracteriza por su amabilidad, afecto y predisposición para ayudar siempre al que lo necesite.
Por otro lado, tenemos al borriquito Platero, quien es muy apreciado por los niños y por los demás animales: “Platero juega con Diana, la bella perra blanca que se parece a la luna creciente, con la vieja cabra gris, con los niños…” (7), pero nadie lo aprecia más que el narrador, y Platero no quiere a ningún otro como lo quiere a él, ambos son inseparables y fieles compañeros de andanzas y soledad.
Dentro de la obra, Platero no es un simple burro, común y corriente, Juan Ramón lo dota de una sensibilidad casi humana, si no es que totalmente humana. Dentro del contexto, Platero casi ni es un animal, como lo aclara el crítico literario Cristóbal Cuevas: “…Platero queda configurado como un niño…cuya extrema bondad e ingenuidad puede confundirse con la simpleza…” (8).
La relación entre Juan Ramón y Platero es muy especial, eso sin duda podemos apreciarlo desde el principio, Juan Ramón se dirige a Platero de forma muy singular y cariñosa: “…y en un súbito entusiasmo
fraternal, le cojo la cabeza, se la revuelvo en cariñoso apretón, le hago cosquillas…” (9).
Es obvio que Platero no le pueda contestar a su compañero con palabras, pero le responde de otra manera: con acciones. Es entonces cuando percibimos que la relación entre ambos es sumamente especial, ya que los dos son capaces de comunicarse superando los obstáculos del habla.
El hecho de que Juan Ramón sea un ser humano y Platero sea un animal no tiene ninguna importancia en este libro, lo único que necesitan para comunicarse es el lenguaje del alma: “Yo trato a Platero cual si fuese un niño…Lo beso, lo engaño, lo hago rabiar…Él comprende bien que lo quiero…Es tan igual a mí, tan diferente a los demás.” (10).
Para el narrador, Platero es como otro niño, cuando se dirige a él lo hace de una manera muy tierna y sus actitudes para con él son como si tratara a un igual, muchos de éstos ejemplos los encontramos en el transcurso de la obra.
II.3 Personajes secundarios.
Junto a Platero y al narrador hay diversos personajes que los acompañan,
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