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Una Armadura De Ceguera Total


Enviado por   •  20 de Septiembre de 2014  •  685 Palabras (3 Páginas)  •  212 Visitas

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Ser ciego es uno de los temores comunes para la mayoría de las personas. Dejar de ver representa para muchos, cerrar la puerta principal de la percepción. No ver es no tener presente, no encontrarse, no recordar. Perdido en el mundo y sin tener siquiera tu propio reflejo como consuelo, pero, ¿Qué pasa cuando se es ciego sin siquiera saberlo?, ¿Acaso hay algún tipo de espejo que declare la verdadera identidad de las personas?, la salida más fácil a la respuesta anterior sería –no-, pero cuando se ha perdido el sentido de uno mismo y no se reconoce ni el propio reflejo hay que detenerse y reflexionar si en verdad se está viviendo o si simplemente se navega en una rutina diaria que se ha convertido en una pesada armadura. Se citaría entonces al famoso escritor José Saramago: "Pienso que todos estamos ciegos. Somos ciegos que pueden ver, pero que no miran".

“…Todo el mundo entiende las cruzadas -dijo el rey- pero muy pocos comprenden la Verdad…” El valiente caballero de Robert Fisher se encuentra en la peor de las situaciones, postrado ante la desesperación de tener que cargar amargamente una pesada armadura que se ha sellado ante la crueldad de su espíritu, el abandono de su familia y la peculiaridad de no saber la realidad. Como metáfora sería viable mencionar que todos y cada uno de los individuos de esta sociedad crean, modifican y transforman su propia armadura. Este curioso objeto que se va moldeando al paso del tiempo y que puede ser tan pesado o tan ligero como se desee o mejor dicho, como se forje.

Parece que la sociedad esta basada en materialismos absurdos y en acciones que se basan prácticamente en la demostración del “quién puede más” haciendo la vida una competencia insana que demuestra una vez más la poca estabilidad emocional que se tiene, a tal grado de identificarse como un competidor repleto de medallas con la esperanza de que algún día alguien les otorgue el verdadero valor que sólo el dueño conoce. Desafortunadamente no importa bajo que condiciones se logren los objetivos para el ciego, éste, bajo una poseída valentía y orgullo puede pasar incluso sobre su familia para lograrlos. Desatiende lo importante, deja de lado lo primordial, pierde el valor dentro del núcleo familiar; una ceguera que sin saberlo ésta cargando a su armadura el hierro más pesado, el más difícil de quebrar.

Sin embargo, existe una entidad que puede rescatar a los más tiranos, incluso al caballero con la armadura más pesada; no es un creyente, tampoco un ser divino, es alguien que se conoce y éste a su vez les conoce íntimamente, el “yo”, el verdadero yo, aquel pensamiento inquieto que reserva lo mejor de nosotros, que no se permite de miedos y soberbias. No se llega a escuchar fácilmente, lección clara dentro de las aventuras del caballero en el Castillo del Silencio, incluso aún concentrándose severamente, no se podrá escucharle, ni

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