Valor Signo

CINCO IMAGENES

Imagen-nada

• El destino de la imagen en nuestra época no diverge de la de cualquier objeto artístico: aquella se hace integralmente mercancía y mercancía devaluada, dado que asume la forma de un bien cultural llamado a responder a las necesidades de diversión y de distracción.

• La imagen, no diversamente del arte, esta ante todo sometida a procesos de estandarización que le quitan toda identidad: ya no se presenta como expresión de un individuo, sino como resultado de un trabajo preorganizado.

• Esta se vuelve una instrucción para el consumo: el producto prescribe toda reacción, no por su contexto objetivo, -que se deshace en cuanto se dirige a la facultad pensante-, sino a través de señales.

• La imagen pierde todo contenido: el pretendido contenido es solo una pálida fachada; lo que se expresa es la sucesión automática de operaciones reguladas.

Imagen-trampa

• En esta se vuelve a asomar aun hoy en muchas de las intervenciones que tienden a liquidar toda forma de representación realista, la idea es la de que la imagen de hoy, tal como se presenta sobre todo en la fotografía, en el cine y en la televisión, es heredera directa de la imagen cuatrocentista, marcada por el descubrimiento y por la aplicación de la perspectiva central.

• La ilusión de dominar plenamente el mundo representado: recogiendo todas las líneas de fuga en un único punto, hace de este punto un lugar privilegiado, del cual nada huye. Hace de ellos los dueños de la representación.

• El emisor y receptor: llegados a ser la natural fuente o la natural meta de la representación.

• Protagonistas y realidad: llegados a ser sujeto y sujetado, estos ya no se trabajan recíprocamente; sobre toda la realidad, que se ha hecho perfectamente transparente, ya no transmite las fuerzas que la hacen bullir.

Imagen-capital

• La idea de fondo es que hoy asistimos a una manifestación de todo el patrimonio de temas, motivos y figuras elaboradas por el hombre en el curso de los años. La imagen contemporánea no vale simplemente por lo que exhibe, sino por su capacidad de recuperar y fundir lo que constituye el fondo de nuestra cultura.

• Esto hace que allá donde la imagen se reduce a estereotipos, en realidad actúa como un verdadero arquetipo; y allá donde recurre a lo basto y a lo vulgar, en realidad asume una valencia sintomática.

• Gracias a la densidad, el observador es llevado a asumir tanto una conciencia de su propio papel, como a colocar al lado de lo realizado de la imagen su propia realización.

• Un verdadero consumo productivo: un suplemento de trabajo que permite a la imagen alcanzar

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