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Sensibilidad Somatica


Enviado por   •  1 de Marzo de 2023  •  Documentos de Investigación  •  2.116 Palabras (9 Páginas)  •  44 Visitas

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Sensibilidad Somática.

Carmona, E.; Félix, T.; Moreno, M. & Muñoz, D.

Fisiología I, 27 de febrero de 2021

Facultad Mexicana de Medicina

Resumen

La sensibilidad en la piel es una condición en la que la piel reacciona de manera exagerada a ciertos estímulos, como el contacto con ciertos productos, cambios de temperatura o la exposición al sol.

En la práctica se pusieron a prueba los receptores sensoriales de la piel principalmente los del miembro superior, esto mediante estímulos, donde concluimos que hay muchas variaciones en los diferentes estímulos que podemos aplicar en la vida cotidiana y estos va a depender mucho de su duración, intensidad, algunos componentes químicos de ciertas sustancias y también de la zona donde se aplica el estímulo.

Palabras clave: sensibilidad osmotica, receptores sensoriales, piel, sistema tegumentario

Abstract

Skin sensitivity is a condition in which the skin overreacts to certain stimuli, such as contact with certain products, temperature changes or sun exposure.

In practice, the sensory receptors of the skin were tested, mainly those of the upper limb, through stimuli, where we concluded that there are many variations in the different stimuli that we can apply in daily life and these will depend a lot on their duration, intensity, some chemical components of certain substances and also the area where the stimulus is applied.

Key words: osmotic sensitivity, sensory receptors, skin, integumentary system

Introducción 

La sensibilidad somática es una de las principales formas en que el cuerpo humano interactúa con el entorno. Es la capacidad de detectar estímulos en diferentes partes del cuerpo y procesar la información para producir una respuesta adecuada. Esta respuesta puede ser consciente o inconsciente, y puede implicar una variedad de sistemas corporales, incluyendo el sistema nervioso, muscular y endocrino.

Los receptores sensoriales son células especializadas que se encuentran en diferentes partes del cuerpo, como la piel, los músculos, los tendones, los huesos y los órganos internos. Cada tipo de receptor está diseñado para detectar un tipo específico de estímulo, como la presión, la temperatura, el movimiento o el dolor.

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Figura 1. Receptores sensoriales de la piel

Los mecanorreceptores son los receptores que detectan la presión, la vibración y el contacto. Se encuentran en diferentes partes del cuerpo, como la piel, los músculos, los tendones y las articulaciones. Los mecanorreceptores de la piel son especialmente sensibles a la vibración y la presión ligera, y son responsables de la sensación de tacto.

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Figura 2. Mecanorreceptores

Los termoreceptores son los receptores que detectan cambios en la temperatura. Estos receptores se encuentran en la piel y en los órganos internos, y pueden detectar tanto cambios en la temperatura ambiental como cambios en la temperatura corporal. Los termoreceptores de la piel son especialmente sensibles a los cambios en la temperatura externa, y son responsables de la sensación de calor y frío.

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Figura 3. Termorreceptores

Los nociceptores son los receptores que detectan el dolor. Se encuentran en diferentes partes del cuerpo, como la piel, los músculos y los órganos internos. Los nociceptores son sensibles a una variedad de estímulos, como la presión, el calor, el frío, la inflamación y los productos químicos irritantes. Cuando se activan, los nociceptores envían señales de dolor al cerebro, que se interpretan como una sensación desagradable y pueden desencadenar una respuesta de protección del cuerpo, como el retiro de la zona afectada.

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Figura 4. Nociceptores

Los quimiorreceptores son los receptores que detectan sustancias químicas, como los sabores y los olores. Se encuentran en la nariz, la lengua, los pulmones y otros órganos, y son responsables de la detección de sustancias químicas en el entorno y en el cuerpo.

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Figura 5.  Quimiorreceptores y estructuras relacionadas

La sensibilidad somática es esencial para nuestra capacidad para interactuar con el entorno. Nos permite detectar estímulos y responder de manera adecuada para proteger nuestro cuerpo y mantener nuestra salud y bienestar. Además, la sensibilidad somática también desempeña un papel importante en nuestra capacidad para interactuar socialmente, ya que nos permite percibir y responder a las emociones y las señales no verbales de los demás.

Metodología 

Adaptación de los receptores.

Se le pidió a un compañero del equipo que cerrara los ojos y con la punta de un lápiz o una pinza pequeña se le movió un vello del antebrazo; y éste tuvo que indicar cuándo comenzó a percibir el movimiento y cuándo cesó la percepción. Se midió la duración de la percepción.  El procedimiento se repitió por lo menos cinco veces y se obtuvo el promedio.

El sujetó cerró los ojos y colocó las palmas de sus manos sobre la mesa. Se colocó sobre la falange distal del dedo medio un objeto de poco peso (un papel doblado, un pedazo de corcho, etc.), se le solicitó que señalara el momento en el cual percibió el objeto, cuándo termina la percepción y se anota la duración del fenómeno. Esto se repitió cinco veces y se sacó un valor promedio. Aún con los ojos cerrados, se colocó de nuevo el objeto sobre la falange distal y sin que lo note el sujeto, se colocó y se retiró el objeto de su sitio en varias ocasiones. Durante este proceso se le preguntó por lo menos 10 veces si el objeto está sobre el dedo o si fue retirado. Al retirar el objeto del dedo se tomó entre el pulgar y el índice y se levantó suavemente; se tuvo cuidado de no ejercer presión o moverlo hacia los lados pues ello estimula los receptores.

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Discriminación espacial.

El sujetó cerró los ojos y el examinador tocó con un marcador de cualquier color, un punto sobre la piel y se le pidió al sujeto que con la punta de otro marcador de diferente color localizara el punto tocado, aún con los ojos cerrados.  Se midió y anotó en milímetros los errores de localización. Se repitió el procedimiento por lo menos cinco veces en dedos, manos y brazos. Se calculó el error promedio para cada zona.

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El sujeto cerró los ojos y el examinador tocó al mismo tiempo con las dos puntas de un compás la piel del sujeto; se inició con la menor abertura y se tuvo cuidado de colocar al mismo tiempo las dos puntas del instrumento sobre la piel. El procedimiento se repitió abriendo de manera progresiva el compás hasta que el sujeto percibió las dos puntas por separado. Esto se repitió por lo menos cinco veces en los dedos, las manos, los brazos y los antebrazos.  En cada ocasión se midió y se anotó en milímetros la abertura del compás a la cual se perciben las dos puntas por separado. Se obtuvo el valor promedio para cada zona.

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