Ackers puso en marcha una onerosa política

Ackers puso en marcha una onerosa política de dimisiones voluntarias para reducir personal e impuso nuevos procedimientos de evaluación y remuneración por desempeño. La decisión de Ackers cortó las inversiones en investigación y desarrollo de computadores de gran tamaño (mainframes), para concentrarse más en el área de micros y estaciones de trabajo (workstations), insignificantes para el tamaño de los negocios. A partir de entonces, IBM enfrentó directamente a los competidores y los problemas que se habían ocultado con mucho celo durante décadas de mala administración. El consejo de administración hizo lo impensable: invitó a un ejecutivo de otra empresa para que sustituyera a Ackers, quien trabajó durante 24 años en IBM. El nuevo presidente Louis Gerstner Jr. Procedía de RJR Nabisco Holding Corporation, y aunque carecía de experiencia en empresas de computadores, tenía un poderoso as: fue el responsable del vuelco (turnaround) de grandes corporaciones como Nabisco y Reynolds. En el currículo de Gerstner constaba el mayor desafío de Estados Unidos que era sacar el gigantesco grupo del sector de alimentos y cigarrillos del atolladero de US$26 mil millones en deudas, reduciéndolas a US$ 14 mil millones en cuatro años de incesantes recortes de gastos y de personal. Era exactamente el perfil del liderazgo que IBM necesitaba para recortar otros 500 mil cargos. Al comienzo, Gerstner causó gran conmoción en la moral de la empresa al reducir Big Blue a 300 mil empleados. Su desafío actual es conducir la gran compañía hacia una nueva era, dando un timonazo al rumbo e imprimiendo mayor velocidad a las decisiones, en un camino hacia los obstáculos.

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