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POLITICA FISCAL

NATY844 de Julio de 2011

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Desde lo fiscal se puede analizar, interpretar, conocer la vida socioeconómica de un país. Un breve recorrido histórico nos muestra diferencias importantes en la política fiscal de los últimos 30 años de historia nicaragüense. En los años 70 la política tributaria del somocismo se caracterizó por más "estabilidad", en el sentido de que no existían fluctuaciones importantes en el régimen fiscal. Las reglas de juego administrativas estaban más claras.

* En los años 80 la política tributaria estuvo totalmente al servicio de otra lógica económica. Lo característico de esos años fue que los impuestos no eran fuente primordial de financiamiento para la gestión pública. En esos años la carga tributaria jamás representó un problema para el sector privado: una obligación impositiva de mil córdobas generada en ese entonces, equivalía en muy pocas semanas o días a un córdoba o a menos aún. La devaluación se comía literalmente el valor efectivo de las recaudaciones. Se trata del llamado "efecto Tanzi-Olivera".

* En 1990 se inicia una transición hacia otro modelo económico, más adherido a los planes de ajuste estructural diseñados por los organismos financieros internacionales. Durante el primer año y hasta 1991 hubo un ensayo de transición, y también un ensayo de política tributaria. Desde 1991 se produce en firme el reordenamiento económico, y lo fiscal adquiere un auge que nunca antes había tenido en Nicaragua. Desde entonces se elevó el perfil del componente tributario en todo el quehacer socioeconómico de la nación.

* En los años 90, y desde el punto de vista de la técnica tributaria, el modelo de tributación se simplificó, racionalizándose una serie de medidas que complicaban en exceso la política fiscal. Pero no hubo ningún otro avance en la reforma tributaria que traía consigo el ajuste estructural. No hubo en los 90, y no la hay todavía, una política que respete lo social, que haga justicia a los asalariados, que son los contribuyentes más cumplidores y puntuales que existen en Nicaragua, ya que sus empleadores les retienen de forma automática en sus centros de trabajo el Impuesto sobre la Renta.

* Al asalariado se le maltrata. Resulta injusto que el asalariado nicaragüense esté pagando sus impuestos sobre una escala o tarifa salarial en permanente erosión, por la devaluación de la moneda nacional. En la década de los 80, la erosión monetaria la pagaba el Estado. A partir de los 90, esa erosión la paga el contribuyente. Este giro constituye un cambio sustancial dentro de la política fiscal.

* Los asalariados que no tienen que pagar el Impuesto sobre la Renta (IR) son los que ganan menos de 50 mil córdobas al año. Ese techo fue establecido en junio de 1997 y no ha sido modificado en dos años. Pero los 50 mil córdobas de 1997 ya no son los 50 mil de 1999, y el asalariado que hoy gana al año 55 mil y debe de pagar el IR, lo que está ingresando realmente son 30 y pico mil.

* Esta ausencia que tiene el sistema tributario nicaragüense de ajustes automáticos por inflación en los intervalos de aplicación de las tarifas progresivas, se conoce técnicamente como "arrastre fiscal". Los contribuyentes son "empujados" a tasas de tributación más altas en circunstancias en que sus ingresos nominales permanecen estáticos y su poder adquisitivo real se encuentra notoriamente disminuido. Un sistema tributario con equidad tendría que ajustar periódicamente el techo salarial que exonera del pago del IR. Para ser justos, hoy ese techo debería de ser de unos 62 mil córdobas anuales por lo menos.

* No hay justicia en la estructura de impuestos de Nicaragua. La clasificación tradicional más sencilla de los impuestos los agrupa en directos e indirectos. Impuesto directo es el que grava el capital o la renta. Grava directamente a las personas naturales y a las empresas. Impuesto indirecto es que no grava a la persona por lo que gana sino las actividades que realiza (adquisición de bienes y servicios). Es el que afecta a todos. En Nicaragua es el Impuesto General al Valor (IGV), llamado IVA en el resto del mundo. En Nicaragua es del 15% sobre todo lo que se compra, productos o servicios.

* Nicaragua paga el IGV más alto en el istmo centroamericano:

Nicaragua ..... 15%

El Salvador ... 13%

Costa Rica..... 13%

Honduras....... 12%

Guatemala...... 10%

Panamá ........ 5%

* Los impuestos indirectos afectan a todos los ciudadanos por igual. Y por eso mismo pueden ser muy inequitativos. Porque igual 15% de IGV paga un mískito del río Coco al comprar botas de hule que el profesional que compra zapatos de moda en una buena tienda de Managua. La cantidad que ambos pagan es diferente en términos absolutos, pero en términos relativos es similar y, lo que es más importante, los golpea desigualmente: más al que menos tiene. El "golpe" de este impuesto implacable es tan "democrático" que resulta injusto.

* Por más de la mitad de los 53 productos que componen la canasta de productos básicos el consumidor nicaragüense paga el IGV. Y esos 28 productos son realmente imprescindibles. Algunos de estos productos, cuya tributación resulta más rídicula que práctica para la administración tributaria, son: el queso seco, las escobas, la ropa, los fósforos, la pasta dental y el desodorante.

* Desgravar del IGV todos los productos de la canasta básica que son de fabricación nacional significaría poner en marcha una política redistributiva. La profesional que tiene dinero no va a comprarle a su hija un calzón de la Tricotextil, se lo va a comprar de importación. Es correcto que su compra sea gravada con el IGV. Pero el calzón nacional lo compra la madre soltera desempleada, la que plancha y lava ajeno. Es injusto que su compra esté gravada con el IGV.

* Si se desgravaran esos 28 productos de la canasta básica hoy gravados, cuando sean elaborados en el país, se beneficiaría a los pobres y también se estimularía la industria nacional. Pero esta política no ha sido del interés del gobierno. Se rasgan las vestiduras y pegan el grito al cielo condenando esta propuesta, sin tomarse la molestia de cuantificar el impacto que tendría en la recaudación. No lo saben, no se preocupan por investigarlo y se obstinan en decir NO.

* La estructura de los impuestos directos e indirectos es en Nicaragua muy desequilibrada, y se mantiene así, inalterable prácticamente desde el 90 hasta hoy, agudizándose cada vez más la relación inequitativa entre los impuestos indirectos y los directos. A esa desigualdad se le llama regresividad fiscal. Podemos decir que en Nicaragua la estructura es tan regresiva que se está gravando proporcionalmente más el calzoncito que compra la mujer para su criatura que el capital, que la renta.

* La regresividad fiscal en Nicaragua es muy grande: la relación entre impuestos indirectos y directos es de 85 a 15: el 85% de los impuestos recaudados son impuestos indirectos y el 15% son directos. Teniendo en cuenta, además, que en ese 15% de los directos está comprendida una multitud de asalariados que tienen que pagar IR aunque ganen poco.

* La disparidad tributaria en Nicaragua no ha cambiado desde los años 90. En los años 80 la relación era 70-30, 75-25, aunque aquellas cifras no son comparables con las actuales teniendo en cuenta la lógica económica general de aquel tiempo, muy diferente a la de hoy. Desde los años 90 la evolución del desequilibrio ha sido mínima: 85-15, 86-14, 87-13. El Presupuesto de Ingresos y Egresos para el año 2000 confirma y acentúa la tendencia: 84.3% son los impuestos indirectos y 15.7% los directos. Se trata de una relación desigual que no varía. Y no existe una sola medida de política económica que tienda a establecer un mayor equilibrio, a favorecer a determinados sectores para ir cerrando algo esta brecha estructural, que va más allá de una simple relación cuantitativa.

* Esta estructura inequitativa produce ganadores y perdedores. Mientras la ley reduce el IR a quienes ganan más (a partir del 1 de julio de 1999 la tasa máxima del IR es 25%), mantiene el techo de exención para los que ganan menos. Con la reducción, ganan las personas jurídicas, las empresas. Y también quienes ganan más de 35 mil dólares al año. De tal forma que el alto ejecutivo que hasta junio de 1999 pagaba el 30% de IR, ahora paga el 25%. Pero el asalariado, que gana 4 mil 500 dólares al año paga más impuestos ahora, porque no está exento, y porque nunca se movió el techo para beneficiarlo.

* Por qué no se pone remedio a esta falta de equidad tan evidente? )Porque en el gobierno están dormidos, porque son frescos, porque se les olvidó? No. Porque ésa es la lógica económica: golpear "democráticamente". En el caso del IR, se quiere ser generoso con un sector y no se actúa en relación a otro sector.

No sólo hay inequidad, hay también una presión tributaria agobiante. La presión tributaria, la carga fiscal, es el conjunto de impuestos que paga la sociedad entera, expresado en el porcentaje del producto interno bruto (PIB). Es la parte del PIB que se destina al pago de los tributos. Según el informe de la CEPAL titulado "El pacto fiscal/1998", Nicaragua ocupa el primer lugar en América Latina en cuanto a presión tributaria: más del 20% del PIB. Aunque según nuestros cálculos, es aún mayor: excede del 25% y anda llegando al 30%, porque en la carga tributaria no se incluyen -y así lo advierte la CEPAL- las contribuciones a la seguridad social, que son un dinero

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